Un relato exclusivo de Relaróticos.com

Esto no tiene mucho que sucedió, fue apenas a principios de marzo del año pasado, cuando todo esto del confinamiento comenzó.

Tengo dos hijos Vicente cumplió 19 en enero y Santiago de casi 16. Son chicos sanos, a Vicente, le gustan mucho los deportes y ahora está en el equipo estatal de atletismo y Santiago es muy bueno en el fútbol, aunque aún no está en algún equipo juega para un club de la colonia.

Yo tengo 45 y llevo 4 años practicando CrossFit con mi esposa, que ahora tiene 40. Como les cuento, siempre he querido ser un padre que guíe a sus hijos a tomar sus decisiones, por eso, he hablado de todos los temas con ellos.

Cuando Vicente cumplió 12 le di la charla de cómo funcionaba su cuerpo; le expliqué sobre las erecciones y sobre el semen y sobre la fimosis y cuando su circuncisión estuve con él en todo momento de la recuperación. Vicente siempre fue muy curioso y cuando le di la charla quiso verme desnudo y yo me mostré porque no quería que tuviera una idea equivocada sobre el sexo y la desnudez. Yo no quería que le practicarán la circuncisión, pero fue necesaria para Vic.

Cuando Santiago estuvo en edad de la charla yo ya veía a Santiago interesado en el sexo, también lo veía más desarrollado que su hermano Vicente, por eso lo abordé antes de que estuviera investigando por su cuenta. Santiago también me pidió verme desnudo y yo también lo hice. Tocó mi pene, pero él se mostró maravillado, no asombrado.

Pasó su preadolescencia sin mucha novedad, seguí encontrando sus calzoncillos duros o mojados y seguí viendo cómo se interesaba por el fútbol y los deportes de contacto como las peleas Valetodo. Pensé que era parte de su interacción con su masculinidad y su identidad.

Luego llegó el COVID-19 y nos confinamos en casa. Las rutinas eran levantarse temprano hacer ejercicio desayunar y cada quien en sus actividades de trabajo y escuela.

Yo acostumbro a bañarme de noche y fue que una noche descubrí a Santiago espiándome. La puerta de mi baño estaba entreabierta y alcancé a ver por el espejo cómo Santi estaba sentado en el suelo viendo como me rasuraba. Apenas vislumbraba su silueta pero lo vi.

No le tomé importancia, yo mismo, muchas veces espié a mi padre en la ducha e incluso lo vi masturbarse en algunas ocasiones, es parte del crecimiento.

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Esa vez lo dejé pasar pero cada vez era más frecuente y esto logró excitarme, se me ponía dura sin poderlo evitar y pensé en las veces que vi a mi padre tirar la leche mientras se enjabonaba.

Le conté a un amigo de un chat de padres, lo que sucedió y él me aconsejó que me masturbara porque era obvio que mi hijo sentía curiosidad, pero le daba pena preguntarme y así lo hice.

No estaba seguro si él me espiaria, pero la sola idea de hacerlo frente a mi hijo me la ponía dura. Ese día ni me concentré en el trabajo, la idea me daba vueltas en la cabeza.

En el desayuno verlo sin camiseta y en su short deportivo ajustado hacía mojarme. Me tuve que hacer una paja después del desayuno imaginando su cuerpo moreno por el sol, delgado y bien formado, sus tetillas y su abdomen plano de chico inquieto.

Llegó la noche y le dije a mi esposa que aún trabajaba que me metería a bañar asegurándome que Santiago escuchara; él estaba en el sillón en su tableta jugando un videojuego.

Me desnudé en mi recámara y ya la tenía durísima y solo quería que me descubriera así, desnudo y excitado. Pero seguí con el plan, me metí a bañar y dejé la puerta semi abierta, un poco más de lo normal, mientras que seguía duro, y con una ganas locas de tirar leche.

Siempre he sido muy lechero, tiro mucha leche. Me toqué varias veces con ganas de tirar la leche, pero no quería voltear a la puerta para no espantarlo, salí de bañarme, y me dirigí al lavabo para rasurarme y fue que alcancé a ver su silueta así que comencé a masturbarme.

Comencé a masajear mis gruesos 18 cm eso lo animó. Asomó su rostro y sus ojos encontraron los míos, Mi excitación estaba a tope y abrió la puerta y vi que estaba en su short con su verga que salía por un costado.

Pude ver que su miembro tenía un buen tamaño, un poco más gruesa que la mía pero con menos centímetros, y estaba casi jadeando, Se acercó a mí me dijo «papá la tienes bien grande, quiero tenerla como tú» sin dejarnos de menearlas le vi la verga rosa gorda y adolescente y juntos tiramos la leche en el lavabo.

Le di un beso tierno en su frente, él correspondió abrazando mi cuello. Escuchamos ruido y le dije que se metiera a la regadera. Me puse rápido la toalla.

Mi mujer entró y me preguntó si había visto su tapete de yoga le indique el lugar y salió de la recámara.

Luego Santiago terminó de ducharse todavía semi erecto y me miró con malicia, diciendo «tú y mi hermano tiran mucha leche» le pregunté cómo sabía eso… pero les cuento en otra historia.

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