Hace ya 6 años que estoy con mi actual pareja, pero hace un par de años sucedió algo muy interesante.

Nosotros vivíamos en el campo, en la propiedad familiar de la familia de mi pareja.
Había dos edificaciones, una que reunía la casa de mis suegros y la de mi cuñado y su esposa, y a unos 50 metros de distancia una pequeña casita de huéspedes donde vivíamos nosotros.

Para ese entonces mi suegro había contratado servicio de televisión satelital y había dos consolas desde donde cambiar los canales, una en casa de ellos (mis suegros) y otra en la casa de mi cuñado, pero como esa línea la compartíamos, frecuentemente íbamos a su casa a cambiar de canal.

Como nosotros trabajábamos de noche y mi cuñado, a quien llamaré Ricardo y su esposa trabajaban de día, teníamos llave de la casa y no teníamos problemas al repartirnos los horarios. Nosotros veíamos de día y ellos cuando venían de trabajar hasta la noche mientras era nuestro turno de trabajo.

Una tarde de verano, bastante calurosa por cierto, estaba en mi casa solo y decidí prender la tele para ver algo, ya que no había manera de resistir el calor que había afuera. Me puse un short ya que dentro de la casa solemos andar en cueros y me dirigí llave en mano a la casa de mi cuñado.

En ese entonces su casa era una especie de loft, puesto que aun no tenían chicos, donde en un extremo de la larga habitación estaba la zona del dormitorio, y a partir del medio una zona de living con un juego de rattán y los equipos de audio y video.

Entre a la silenciosa casa y me senté en la mesita de living, mientras cambiaba de canal buscando algo que ver. Ingrese el código privado del canal porno y me puse a hojear un poco de la película que pasaban. Obviamente era una película hetero por lo que no me llamó mucho la atención pero no obstante el actor estaba muy bueno, no muy musculoso pero sí muy velludo, que es como me ponen a mil. Concentrado como estaba me sorprendieron unos quejidos que no parecían provenir del televisor, eran mas bien como los ruidos que hacemos al desperezarnos estirando los brazos, me di vuelta y caí en la cuenta que no estaba solo en la habitación, unos tres metros detrás de mi, estaba sobre la cama, descansando en una hora no muy usual, mi querido cuñado. Ese no hubiera sido problema, puesto que hubiera puesto el canal que quería ver y me hubiera ido a mi casa, pero había elegido acostarse, en función del calor reinante, absolutamente desnudo, lo cual despertó mi curiosidad.

Siempre con él habíamos tenido una relación sensacional, es un tipo simpático y amante de la cerveza y las bromas y muchas veces bromeábamos en tonos bastante pesados. A pesar de eso había una invisible línea que nunca se cruzaba y ambos respetábamos las posturas de vida del otro. Pues bien, volviendo al punto, he de decir que no resistí la tentación de acercarme a ver si era cierto lo que tantas veces bromeando mi cuñado decía al respecto de sus dimensiones sexuales. No me sorprendería que si lo fuera puesto que su hermano es un tipo muy bien dotado del que disfruto cada centímetro, pero quería sacarme la duda.

Para que esa duda quedara aclarada, me encontré no solo con que estaba desnudo y boca arriba, sino que también tenía su pija parada y palpitante, de tal manera que pude verla en todo su esplendor. Despatarrado sobre la cama, brazos y piernas abiertos formando una equis perfecta era todo un espectáculo, su pija como de 20 cmts, gruesa y venosa, daba suaves cabezazos y se elevaba como tres centímetros para volver a caer de golpe sobre su abdomen. Yo no podía creer lo que estaba pasando, estaba súper nervioso y me temblaba todo, mezcla de nervios y excitación. Me quede allí parado observándolo, con ganas de estirar mi mano y agarrar aquella verga monumental para comenzar a chuparla hasta hacerlo acabar en mi boca. Pero era mucho el riesgo, entonces me limité a mirar sintiéndome frustrado y rabioso de ganas. Cuando quise acomodar mi propia verga estaba dura como una piedra escapándose por la pierna de mis shorts.

Al lado de la cama me agache en cuclillas, mientras acercaba mi cara lo más posible a esa pija que me había imaginado muchas veces, fantaseando con la posibilidad de juntar a los dos hermanos en una cama conmigo en el medio.
La observaba mientras sentía su olor, me imaginaba lamiendo esos huevos que colgaban de ella, deslizándose entre la apertura de sus piernas.

En un momento dio otro de esos resoplidos y temblé de susto, pensando que despertaría y me encontraría allí, acuclillado a su lado, a 10 centímetros de su pija, con la mía parada y fuera de mis pantalones pero no, nada pasó, por lo que me anime a comenzara pajearme mientras miraba. ¡Al menos quería hacer algo!
Cuando estaba en plena paja, sentí de repente un auto que entraba por la portera de entrada y tuve que escapar lo más silenciosamente posible, llegando a mi casa en un estado de nervios impresionante. Finalmente como se imaginarán, termine de pajearme en mi casa, recordando cada detalle de lo que había sido prácticamente una aventura.

Cuando llegó mi pareja, le conté lo que había pasado, puesto que tenemos total comunicación al respecto de esas cosas y nos dispusimos a prepararnos para ir a trabajar.

Cuando íbamos saliendo, en nuestro auto, sentimos unos gritos y era mi cuñado que se acercaba. Se asoma a mi ventanilla y acerca su mano, cuando la mira estaba en ella la llave, que en el apuro había dejado sobre la mesita de living. Lo miro y él me dice:

-Se te olvidó esta tarde -sonriendo, luego de lo cual se dio vuelta y se alejó.
Antes de entrar a su casa, para completar mi asombro giró nuevamente y me dijo.
-¡Ah, y dejaste el canal porno puesto!

Con mi pareja nos hemos preguntado siempre si estaría tan dormido como yo lo creí en ese entonces, pero nunca mas he tenido la oportunidad de comprobar si estaría dispuesto a cumplir mi incestuosa fantasía. Solo nos ha quedado la imaginación

¡Comenta! (No es necesario registrarse, solo escribe el comentario y da ENVIAR)