Vacaciones con mi hermanastro
Pasaron unos minutos y todo parecía ir bastante seco, yo seguía a full con mi erección. No sé me bajaba por nada del mundo. Hasta que en eso mi hermanastro me dijo «¿Me tallas la espalda?».
Relatos eróticos gay en español
Pasaron unos minutos y todo parecía ir bastante seco, yo seguía a full con mi erección. No sé me bajaba por nada del mundo. Hasta que en eso mi hermanastro me dijo «¿Me tallas la espalda?».
Le conté a un amigo de un chat de padres, lo que sucedió y él me aconsejó que me masturbara porque era obvio que mi hijo sentía curiosidad, pero le daba pena preguntarme y así lo hice.
El papá reconoció al instante quién comía la crema de su pecho marcado y velludo y entonces le llamó por su nombre a su propio hijo.
Fernando se quitó la ropa, yo hice lo mismo, empecé a besar su cuello pasando por su pecho fuerte su abdomen marcado, tocaba sus brazos eso me encantaba hasta llegar a su verga era de unos 17 cm de largo, ancha, morena, venosa y son un cabeza riquísima pero sus huevos eran lo mejor grandes.
Al salir del jacuzzi, comenzamos a dilatarle más el culo a Daniel, para que comenzara a sentir nuestras vergas, algo que estaba deseando a gritos. Comencé yo a mamarle ese hueco de culo, era un culo limpio, blanco, con unas nalgas muy bien formadas.
Le pegaba mi verga a su pierna y le tocaba sus tetillas. Con los bóxers abajo, le ponía su brazo o su mano en mi verga, o incluso me masturbaba con su mano.
Pensé que entraría al baño y bueno no lo q hizo fue delante de mi quitarse la ropa y quedarse desnudo frente a mi, ya mis ojos se quedaron fijos a su verga limpia larga y de color moreno.
Terminé de orinar, me lavé las manos y cuando iba a abrir la puerta para salir escuché ruidos al fondo, me di media vuelta y fui a ver que era, cuando llegué al último cubículo me quedé impactado, había 4 chavos dentro, 2 de ellos grababan a otro mientras recibía un grandioso oral.
Fue él quien comenzó a chuparme el pene como nadie lo había hecho jamás y yo estaba excitado como nunca, quería correrme en el momento mismo, pero se quitó, se puso en cuatro, saco una crema de su mesa de noche y se la untó en el hoyo que ahora apuntaba hacia mi verga, la cual estaba dura como un tronco, todo un chocolate (por su color).
Le baje el calzón hasta la mitad de sus muslos, pude ver bien sus nalgotas. ¡No mames! Esa cola estaba de poca madre, súper grande y firme. Empecé a tocarlo y a tocarme también. Sentía que mi verga iba a romper mi pantalón en cualquier momento, así que me la saqué. La jalaba mientras le apretaba las nalgas a mi amigo.