Caliente y con novia
Fue cuando me sorprendió que se bajó el pantalón y pude ver su paquete, me quedé asombrado y pues no lo dudes y me pegue a lamer su boxer y no aguante más y saqué su pene era como 17 CM.
Relatos eróticos gay en español
Fue cuando me sorprendió que se bajó el pantalón y pude ver su paquete, me quedé asombrado y pues no lo dudes y me pegue a lamer su boxer y no aguante más y saqué su pene era como 17 CM.
Cuál fue mi sorpresa cuando se la saca, pues tenía un vergon, grande y gruesa yo creo que unos 23cm era un animalón y nomas de verla me la saboree y sin pensarlo se la empecé a mamar mientras conducía, me sabía tan rica y pues ese animalon no me cabía en la boca.
Mi mujer se dio cuenta y sacó la polla del negro de su boca y se acercó hacia mi polla y entre los dos me la empezaron a comer. Yo me moría de placer, sus dos bocas y lenguas recorriendo mi paquete era una sensación indescriptible.
En la madrugada me paro al baño y estaba ahí Mario, dormido en el sofá solo en tanga con ese culo lampiño al aire, como ofreciéndomelo. Sin dudarlo lo empecé a mamar con lo que lo desperté y él me empezó a mamar mis 20 cm de verga.
Empezamos a coger tan rico que se vino casi enseguida, pero siguió con el mete y saca revolviéndome la leche ahí dentro del culo, hasta que me dijo que estaba agotado.
Tenerlo entre mis manos lo sentía muy grande y grueso, rápidamente yo quite mi mano de ahí a lo que él no dijo nada, dentro de mí había una sensación de querer volver a tocar ese enorme pene así que esta vez yo solito puse mi mano en esa enorme verga.
Después de eso me llevo al baño arrastrando mientras me penetraba y al llegar me metió a la ducha mojandome y golpeándome contra la pared mientras me ahorca y me metía sus dedos en mi boca y la fuerza.
Pero él, al no ver respuesta, decidió bajar su mano a mi bulto, yo no estaba erecto aún, pero su masajeo fue suficiente para parármela en un 50%.
Él calló mi boca metiéndomelo de nuevo y estaba sujetando mi nuca y mi cabeza y empujando para que llegara hasta mi garganta, lo cual me producía arcadas pero a él no parecía importarle así que yo solo me deje dominar.
En la taquilla pidió un privado y entramos. Me compró una Fanta con el chavo de los refrescos, que yo juraría que se dio cuenta de lo que pasaba. Adentro, prendió el vapor y me dijo que me quitara la ropa, se quitó la suya, bajó la colchoneta al suelo y se sentó en el banco de concreto. Yo estaba desnudo, erecto, en la puerta.