Relatos eróticos gay en español
En esa época mi familia y la de mis primos, hijos del hermano mayor de mi papá, vivíamos bien cerca, a escasas diez cuadras de distancia, por lo que el estar de visita en su casa, o ellos en la mía, era una actividad bien normal. Así comenzó mi despertar sexual.
Yo miré a Luis con su verga en mi boca, como diciéndome «deja que hagan con mi culo lo que les de la gana». Luis entendió y me dió una rica cachetada y me dijo «eres una asquerosa perra». Luego escupió mi cara, sacó su rica y gruesa verga de mi boca y me escupió dentro de ella y luego otra vez en la cara y con su mano restregó su saliva por toda mi cara e hizo que volviera a meter su verga en mi boca.
Llaman a la puerta y veo un chico marroquí de unos 38 a 40a llevaba la caja de herramientas, de tras de él iba un chico mulato más joven de 23 años o así, él llevaba una caja más grande. Los llevo a la cocina, les explico que vino el técnico y me dio su tarjeta y los llamé.
Me encantaba ver a mi tío trabajar, con sus playeras ajustadas y sus botas de trabajo, con un sombrero de paja viejo que utilizaba para cubrirse del sol, como su color de piel era muy claro, con el trabajo se ponía rojo y el sudor recorría su piel.
Mientras aquello seguía, Chris entró en la habitación y se echó a reír y dejó las bebidas en la mesa junto a la cama. «No podías esperar para empezar sin mí, verdad James?»
Mi tío se llama Antonio, tiene 43 años. Tiene un cuerpo rico, pelón, con barba algo espesa y vellos en el pecho. Nada panzón. Aquella vez me fue inevitable verle el guebo, era gigante.
Entonces me quito el pantalón y comenzó a manosear mi pene aún con mi bóxer. Era una sensación incomparable, me dijo que era su turno de dar placer. Así que me recostó sobre su pecho boca arriba
Me convenció y me quité la camisa y me dice «el pantalón si quieres también, más cómodo» y se ríen los tres. Yo me lo quito y tenía puesto un slip azul, cogí la ropa y la puse en un lado. Ellos me miraron y sonreían.
Hay un sauna gay en la ciudad y decidí ir, tenía mucha curiosidad. Ahí encontré un hombre de un cuerpo de Dios griego, la verdad se me hizo agua la boca al verlo, estaba en ropa interior pero se le notaba la erección que traía.
«Creo que ya se durmió ahora si» pensé yo mismo y lo acomodé bien en la cama, le quité sus zapatos y le desabroché el pantalón para que estuviera más cómodo. No pude evitar rozar mis manos sobre su verga, se sentía suave sobre el pantalón, pero mi papá se despertó y necio con que quería bañarse; yo, ya mas excitado de nuevo, acepté ayudarlo, pero iba a ser como bañar a bebe le desabotoné y quité la camisa, le quite lo pantalones quedando en calzones, trusa blanca usa mi papa.