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Un gallego, mi amigo y yo: trío inolvidable

¡Este Mariano es gilipollas! Ahora se queda callado… Con lo que le gusta follar, no sé como se pude ser tan mojigato… ¡Se creerá que no he visto como mira…

Don Manuel, el señor de la tienda y como me abusó

Don Manuel es un español que es dueño de la tienda del barrio, es un tipo alto, gordo y uy peludo, yo iba frecuentemente a comprar ahí porque mi mamá…

“Pajéate en mi culo” me dijo mi mejor amigo

Ramón siempre venía a pasar el mes de julio con sus abuelos en el pueblo, vivía en la ciudad con su madre y para nosotros era como un semidios del…

Le encontré el lado gay a jugar rugby

De Alicante a Las Palmas de Gran Canaria sólo hay dos horas y media de vuelo pero se me hicieron eternas, las turbulencias me aterrorizaban y mi miedo a volar…

Siempre quise la polla de mi Padre

Hola me llamo José y tengo 30 años bue no les cuento q soy gay desde q tengo uso y recuerdo q dese los 8 años compense a sentirme raro…

Los ladrones que me hicieron suyo

Me soltó una bofetada en la cara que me hizo daño y me dice “que la mames mejor o te doy otra” así que me esmere como pude y se debió de conformar.

Esa mágica habitación

«Además, no te quieres perder esto» me dice y se sacó la polla; madre mía, la polla que tenía era enorme y gorda de 21 cm o más. Se acercó a mí y yo cachondo viendo esa polla le digo que sí, que me lo quedo.

Asistiendo a mi roomie lesionado

Mi compañero de piso, Cristóbal, había tenido un accidente con la moto y le habían tenido que ingresar debido a las contusiones que se llevó. Por suerte las más graves eran sólo dos fracturas. El principal problema era que las dos escayolas le inutilizaban ambas manos por lo que pasó a ser totalmente dependiente, apenas podía comer solo al principio.

Un oso español

Le hice sentir mi rabo contra su culo a través del pantalón, moviéndolo contra él. Él dijo que lo hiciera, que tenía que seguir adelante y que tenía ganas de sentir de nuevo aquello dentro de él.

¡Me urgía dar las nalgas!

Respondió a mi lengua enseguida. Me la metía hasta el fondo, sintiéndola en lo más profundo de mi garganta, la sacaba para centrarme en el glande, gordo y sabroso, aún con restos de orina que lo hacían más apetecible.

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.