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El chaparrito me da una gran sorpresa

Recién había cumplido 22 años, una tarde fría de mediados de diciembre, debería estar en casa disfrutando de un rico chocolate caliente, pero estaba disfrutando ya de un rico chocolate y muy, muy caliente.

Esa tarde de sábado era como la mayoría, estaba soltero y me encantaba salir por el centro de Córdoba a ligar con algún chavo que me gustara y después de eso un rico faje o en mejores términos una tarde de sexo placentero. Pero esa tenía una excepción, era fría y casi nadie estaba en las calles.

De repente de una de tantas tiendas sale un chavo, de 1.60 mts como máximo, que por ir ambos distraídos chocó conmigo y tiró sus bolsas al piso. Amablemente lo ayudé a recoger sus pertenencias, y para disculparme le hice una invitación a una cafetería cercana. El aceptó y caminamos hacia el local.

Llegamos y comenzamos una plática muy amena que juré que habían pasado unos cuantos minutos, aunque en realidad fueron casi tres horas. Nos presentamos y supe que se llamaba Elías, tenía 29 años y estaba de visita con familiares suyos por fin de año. También me enteré que era gay y que casualmente estaba buscando lo mismo que yo esa tarde, había salido a por un poco de calor humano. 

En cuanto supe esto mi verga dio un salto de emoción, la verdad el chaparrito era guapo, ojos verdes piel canela, y cabello negro ondulado con un cuerpo que a pesar de la ropa de invierno se veía muy bien, el único problema era que mis 1.78 no ayudaban mucho pues su baja estatura lo hacían verse muy chistoso.

Mientras seguíamos platicando sobre el tema sexual mi verga estaba en pie de lucha, y mi pantalón empezaba a marcar una mancha de precum que siempre me delata cuando tengo demasiada excitación. Como los dos teníamos ganas de sexo nos fuimos directo a un hotel, uno que estuviera cerca fue la opción, y así lo hicimos.

En cuanto estuvimos en la habitación nos tiramos en la cama ya que la diferencia de estatura era algo incómoda si seguíamos de pie. Comenzamos a besarnos, era un experto en eso, tocaba mi pecho y comenzaba a quitarme la ropa.

Yo me dejaba llevar por su lengua y sus manos mientras trataba de sacarle la ropa lo más rápido posible. 

Le quité su camisa y un aroma delicioso lleno mi nariz, olía riquísimo, le acaricie los pectorales que tenía definidos y duros unos pezones morenos y pequeños que estaban paraditos por la excitación, un abdomen con un six pack no muy marcado, luego pasé a desabrochar su pantalón pero el empezó a desnudarme primero, quitó mi camisa y besó mi cuello, acarició mi pecho y chupón mis pezones mientras jalaba mi pantalón deportivo hacia abajo, quedé en un bóxer negro súper corto y ajustado que realzaba mis nalgas no muy grandes pero sí firmes y paraditas mientras que por enfrente mi verga estaba apretada por la tela de ese calzón que era uno de mis favoritos.

Con esa imagen empecé a quitarle el pantalón junto con el bóxer, pero cuando logré bajarlo a sus rodillas me llevé una sorpresa por demás grande, el chaparrito tenía una verga como de caballo, era realmente enorme, al menos para mí, morbosamente le pregunté cuanto media ese pedazo tan delicioso de carne y con orgullo me dijo que lo que tenía entre las piernas media 23 cm.

En ese momento supe que quedaría inválido por un par de días al menos si es que primero ese monstruo entraba por mi ano. Termine de desnudarlo y nos acomodamos en la cama.

El apenado me dijo que casi nadie se deja cojer con el porque a parte de ser larga tenía un grosor bastante respetable. A mi me dio un poco de miedo intentar meterme una verga así, pero tenía algunos días que no tenía nada de sexo más que masturbarme y estaba bastante caliente.

Le dije con toda la naturalidad posible que lo intentáramos y ahí comenzó una de las mejores cogidas que me han dado.

Regresamos al faje que dejamos pendiente, me besaba el cuello y bajaba por mi pecho hasta mis pezones, mientras con sus manos masajeaba y abría mis nalgas por encima de mi bóxer, yo tocaba su cuerpo que era muy delicioso además de que mi estatura me daba cierta ventaja para tocarlo, así estuvimos alternando en ocuparnos y lamer todo lo que pudiéramos hasta que el me tomo te los hombros y comenzó a bajarme un poco, primero a su abdomen que besé y lamo y luego a esa verga que estaba ya como un mástil, duro y babeante.

Intenté meterlo a mi boca pero aún teniendo experiencia solo pude meter un poco más de la mitad de esa verga, esos excitó y comencé a mamar como becerro hambriento, mientras el me acomodaba para quedar en un 69, me quitó el bóxer que todavía tenía y se metió mi pene en su boca y comenzó una mamada deliciosa, chupaba y succionaba como experto mi glande, se metía casi toda a la boca mientras que con su lengua jugueteaba con mi prepucio, lleno de saliva un dedo y empezó a masajear mi ano, luego metió otro dedo y así estuvo, trabajando mi colita.

Yo por mi parte mamaba a buen ritmo metiéndome lo mas que podía ese pedazo de carne a la boca, hasta la garganta y lo sacaba escurriendo mitad de mis babas y mitad de su preseminal, chupaba esa cabezota roja y tragaba ese líquido que salía de esa verga con sabor a hombre.

Así estuvimos como por 15 minutos, cuando decidió cambiar de posición y me pidió que me pusiera en cuatro y que pegara mi pecho al colchón, así lo hice y enseguida el se puso detrás de mi a darme una mamada de culo sensacional, ahí supe que también su lengua era bastante grande pues la pasaba por mi raja y luego la metía en mi hoyito para lubricar bien con su saliva, yo gemía como perrita en celo con esa lengua penetrándome.

Cuando ya estaba bien abierto por su lengua empezó a meter sus dedos en mi culito, primero uno, luego dos mientras yo estaba en la luna por el placer y la maestría de sus dedos, luego metió un tercer dedo y escupió en mi año para no perder lubricación, después de un par de minutos metió el cuarto dedo, y sentí como se abría más mi hoyito con una pequeña sensación de molestia que pasó en un instante.

Después de jugar y dilatarme por unos minutos me dijo que ya estaba listo, que me iba meter la verga pero que lo haría con cuidado y que si me dolía o sentía que no la aguantaba que le dijera para que me lubricar más o me la sacara y hacer otra cosa. 

Se puso detrás mío y apunto la cabeza de esa vergota a mi culito, yo me estremecí y el comenzó a empujar, era bastante gruesa y mi año comenzó a estirarse mientras metía la cabeza, así estuvo por un momento y después siguió metiendo otra parte.

Yo gemía de dolor y se me cortaba la respiración pero aguanté bien hasta que me dijo que tenía la mitad de su verga adentro, paró por otro momento y escupió para lubricarme, volvió a empujar ese pedazo de verga morena como una enorme barra de chocolate mientras mi culo se dilataba y sentía una presión extraña en mis intestinos, cuando me di cuenta, me tenía bien empalado por esos 23 cm y con una voz llena de satisfacción me dijo: «ya te tengo bien ensartado flaco, voy a bombear despacio para que te acostumbres y después te la voy a dejar ir más rápido para que goces como lo merece ese culito tan apretado que tienes».

Estaba al borde del desmayo, había un cúmulo de sensaciones en mi cuerpo pero el dolor se imponía un poco mientras ese chaparrito con verga de burro me comenzaba a bombear suave y sin prisas, pero llego el momento en que mi culito se pezó a adaptar y mis gemidos ahora eran de placer. El se dio cuenta de esto y me dijo: ahora sí, ya estás listo para que te dé la mejor cojoda de tu vida. 

El muy cabron chaparro empezó a meterla y sacarla con más fuerza y más rápido, yo solo pujaba y gemía, mi verga era un mar de precum que se acumulaba en un pequeño charco sobre las sábanas, jadeaba como perro sediento, empezamos s sudar como si estuviéramos a 40 grados aunque por fuera del lugar hacia un frío que cala. 

Me sacó ese mástil de mis entrañas dejándome un enorme vacío y me acostó boca abajo para meterme lo casi de una, yo me retorcía mitad de dolor y mitad de placer mientras me ensartaba ese trozo en el culo, mordía las sábanas y ahogaba mis gritos, su sudor se mezclaba con el mío y me decía cosas sucias, como que mi culito estaba apretado, que me quería coger muchas más veces mientras estuviera en la ciudad y que me iba a dejar el culo escurriendo de leche. 

Mis jadeos y gemidos eran cada vez más fuertes y mi culo estaba ya tan dilatado que su verga entraba y salía fácilmente, entonces mi cuerpo empezó a estremecerse y grandes espasmos provenientes de quien sabe donde empezaron a recorrer y mi esfínter ahorcaba esa barra de chocolate caliente que me sentaba destrozando mientras me derrumbaba y caía en un placer enorme, fue la primera vez que tuve un orgasmo seco, Elias lo notó y comenzó a enterrarme más si se podía esa tranca caliente. 

«¿Te las estás pasando de poca madre como yo verdad?» Me dijo casi en un grito mientras su respiración se agitaba más y casi con brusquedad me sacó la verga y me volteó boca arriba, puso mis piernas en sus hombros y me dijo: quiero ver tu cara cuando te vengas, quiero ver tu leche se derrame sobre tu abdomen y que sientas como te lleno de mecos calientes. 

Eloy, hijo de puta me lametió de una y a mi se me salió una lágrima del dolor, me pellizca suavemente los pezones y recogía mi precum para comérselo, me daba verga tan rápido y tan duro que ya no soportaba mucho y así sin tocarme le avisé que me iba a venir, el me dijo que bien se iba a venir y al tiempo que mi verga escupía toda mi leche con disparos por mi pecho mi abdomen y hasta mi cara, mi culito apretaba todo el grosor de su verga para hacerlo venirse con una fuerte embestida me dió una profunda estocada y me lleno con su leche caliente dando un grito que debió escucharse por todo el lugar, yo estaba en el quinto cielo del placer por el orgasmo mientras el seguía bombeando mi culo más lento y terminando de vaciar su espeso semen dentro de mi.

Se espero un poco y ya flácida me sacó esa verga tan deliciosa, dejándome bien abierto y escurriendo de leche tal como me lo prometió, se acercó a mi y recogió con su lengua un poco de mi esperma para saborearlo y después me dio un beso con sabor a mi leche.

Nos limpiamos un poco con las sábanas y nos metimos a dar un baño para quitar todo rastro de sexo. En la regadera jugueteamos un poco y al salir nos besamos todabia un poco más, intercambiamos números de teléfono y con la poca de calentura que aún nos quedaba prometimos hacer un trío, pero eso vendrá en otra ocasión. 

Xoxo

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