🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Por los problemas de salir que mi tía tenía, sus hermanas debieran asistirla permanentemente para que su marido pueda atender el campo que tenían. Cada vez que le tocaba a mi madre yo la acompañaba, ya que me encantaba el campo, los caballos y esa vida poco común para un chico de ciudad.

Llegado el verano, con el consentimiento de mi padre, mamá arregló quedarse 15 dias cuidando a su hermana, y como habían terminado las clases, pedi por favor acompañarla y me hicieron prometer que iba a colaborar con ella y con mi tío.

Los primeros días pasaron normales, pero el tercer dia mi tío me pidió que lo acompañe al pueblo por algunas cosas, y aprovechando que era todo campo me pregunto si me gustaría manejar. Le conteste que no sabía, por lo cual desvió por y bajándose me dijo:

-Siéntese hijo, que ahora mismo lo hago piloto de fórmula 1.

Me reí y nervioso tome su lugar, en media hora ya manejaba, por lo cual estaba desbordado de alegría. Me indicó un camino, retomamos la ruta, y llegué yo manejando hasta el pueblo.

Compramos lo necesario, volvimos, esta vez manejando él, y ya se había transformado en mi tío favorito. Al llegar a la chacra me dio los paquetes para que los lleve a la casa, ya que él iba a atender a un muchacho que lo esperaba para comprarle huevos. Acomode todo rápido, y fui al gallinero a ofrecer mi ayuda. No lo encontré, por lo cual fui atrás al cuarto de herramientas.

No llegué a entrar, que me quede petrificado en la puerta: Mi tío de pie, y arrodillado ante él, ese flaquito chupándole la pija. Mi tío sin sobresaltarse me hizo una seña de silencio, y me invitó a pelar la mía. Al principio me negué, pero para no defraudarlo me acerque y pelé, y mi tio tomándole la cabeza lo puso a chuparme a mí. El flaquito sin ninguna historia comenzó a mamarme, mientras con la otra mano seguía masturbando a mi tío.

Recién ahí pude observar la terrible pija que tenía, con una cabeza triangular que terminaba en punta, y parecía corta dado el ancho del tronco de esa larga pija, que se ensanchaba aún más en el medio. Parecía un misil.

Estaba embobado mirándosela por lo cual el flaquito tomó mi mano y la guió para que toque yo también esa pija.

Lo hice tímidamente, como con vergüenza, pero mi tío sin perder tiempo me acercó a su cuerpo y sin que pudiera reaccionar ya tenía su lengua dentro de mi boca, y sin llegar a darme cuenta yo estaba respondiendo ese beso totalmente entregado. El flaquito parándose me acaricia el culo, y me dice al oído: –

Viste la pija que tiene este viejo hijo de puta?

-Enorme! – Le respondí, mientras bajaba mi otra mano y lo pajeaba con las dos manos.

El flaquito se sacó toda la ropa, y comenzó a desnudarme a mí, a lo que colaboré, y una vez desnudo también me beso, y me arrastró con él hacia abajo, quedando ambos arrodillados ante la verga de mi tío, la tomó con una mano, y la lamía desde la base a la punta sin sacarme sus ojos de encima.

Mi tío apoyado contra un mueble solo se dejaba hacer, pero me perforaba con la mirada encendida en deseo. Bastó solo que bajara una mano a mi cabeza, para que yo corra al flaquito y le devore esa pija. Lo chupé como un desesperado, la mamaba hasta hacer tope en mi garganta, la sacaba chorreando baba, y me golpeaba la cara con esa barra.

Mi tío me acariciaba la cabeza y me miraba con una sonrisa morbosa y asentía con la cabeza aprobando mi habilidad. El flaquito se paró al lado de él y le decía: “¡Como le gusta! Yo te lo preparo, quiero ver cómo te lo coges”.

Mi corazón latía a mil, porque era claro que eso iba a doler, pero estaba dispuesto a enfrentar eso con tal de tenerlo adentro. En ese momento sentía que este tipo era mi dueño, y quería satisfacerlo, quería que este orgulloso de mi, quería que me elija como “su” putito por encima del otro, y con toda esa calentura exigí mi garganta, aguante las arcadas, hasta que pude tragarla por completo y hacerla desaparecer en mi boca.

Fue la gota que detono a mi tío, pq se transformó por completo, y abandonando su actitud de dejarse hacer con una mano me apretaba la nuca contra su pubis, y con la otra daba golpes con su puño sobre esa mano, como queriendo enterrarme aún más la pija, como si fuera posible.

Al mismo tiempo sentía como el flaquito desde el piso me empezaba a chupar el orto, y me colaba un dedo en clara búsqueda de dilatarme. No llego a hacerlo, porque mi tío de manera desesperada me levanto de un brazo y empujándome contra un escritorio viejo se me monto por atrás y sosteniendo su verga me la frotaba contra mi raya, intentando encontrar mi culito, y que la sola presión lo ajuste en el lugar indicado.

Sentí las manos del flaquito abriéndome las nalgas, y sentí también esa cabeza en punta ajustándose a mi agujero, sentí la saliva del flaquito empapando más la zona, y sentí, con terrible dolor mediante, cada uno de los centímetros de esa verga que me estaba matando. Le pedí que por favor pare, pero parecía no escucharme y seguía haciendo fuerza para ganar centímetros, y el flaquito le decía:

-Rómpelo todo, si se nota que le gusta…No es cierto que te gusta pendejo?

Yo no contestaba, solo ahogaba los gemidos que me arrancaba con cada empujón, pero no lograba entrar, yo no dilataba y el dolor no me permitía relajar, entonces fastidiado me la sacó, se escupió la mano, empapó su tronco, con la misma mano le pidió saliva al flaquito, me mojo el culo, y presentándome la pija se agacho sobre mi cuerpo, me tapo fuerte la boca, y yo desesperado dándome cuenta lo que venía quise escaparme.

Más de veinte centímetros entraron de un solo golpe sintiendo como abría todo a su paso y me llenaba el culo como jamás lo había sentido. Había dolor, obvio, pero era nada comparado al placer y al morbo que sentía, mi cuerpo estaba laxo, no acompañaba, solo me dejaba coger mientras su mano ahogaba los, ahora sí, gemidos de placer.

Escuchaba como a lo lejos el aliento del flaquito pidiéndole que me coja fuerte, mientras se agachaba y me decía en el oído:

— ¿Viste la pija que tiene?….te va a doler el orto hasta la semana que viene!

Quitó la mano de mi tío y besaba mi boca, más bien la chupaba, ya que yo solo gemia y babeaba. Yo estaba al borde del desmayo y escuchaba por primera vez la vos de mi tio diciendo:

– Que hermoso ojete tienes!

Y sentía como la sacaba completa y la metía de nuevo de un solo golpe, hasta que por fin hubo un último golpe donde sentí como se inundaba de leche mi interior.

¡Comenta! (No es necesario registrarse, solo escribe el comentario y da ENVIAR)