Era viernes, noche, sobre las 7 de la tarde, veníamos mi novio y yo en auto; mi novio estaba un poco enojado y yo con unas ganas de comer pija que no me aguantaba más, con lo que empece a meterle mano al paquete mientras manejaba.

Él, enojado me dijo «para, quédate quieto, que no estoy para bromas» pero yo seguí apretando aquél paquete y no se ponía ni duro del enojo que tenia, de hecho me advirtió varias veces que parara de tocarle la pija pero yo estaba sacado y me tiré a meter mi cabeza entre sus piernas mientras manejaba lo que provocó que él se enojara mucho, pero yo seguía mordiéndole los huevos, hasta que de pronto paró el auto y me hizo bajar.

Él se subió el en el auto solo y me dejo ahí, en la ruta. Yo, hice auto-stop, pasaron varios autos y no paraban, hasta que paso un camión y ese sí se paró.

«Por fin» le dije al subir, «llevo media hora y no me para nadie». Él sonriente me dijo «menos mal que pasé yo, sino te veo durmiendo en la ruta». Ambos nos reímos y así empezamos a hablar un rato. En eso me preguntó que qué hacía a esas horas en la ruta, si se me había roto el auto o algo así.

Yo le dije «te voy a contar: mi novio y yo íbamos para casa en auto, me puse muy caliente y con mucha hambre de garcha, y empecé a meterle mano y a morderle el paquete, y él enojado, me bajó del auto y se fue, así que tuve que hacer auto-stop, para llegar a casa». Podrán suponer que mientras le contaba todo esto, yo observaba cómo su bulto iba creciendo más y más, su pantalón estaba muy apretado al ir sentado y por eso se la marcaba bastante bien su trozo, y hasta se le veía endurecer por momentos.

Cuando terminé mi historia, me dijo «¿y seguís teniendo hambre?» bastante aventado el tipo. Yo le seguí el juego: «claro, como no voy a tenerlo si no pude chupársela». Me dijo él «eso hay que arreglarlo» apretándose su paquete con la mano, «acá tenés una buena pija, si quieres es tuya».

No lo pensé y yo llevé mi mano a su paquete, lo apreté, y sentí la dureza de su pija y ademas prometía ser bastante grande, gruesa seguro que era, mi mano no la abarcaba toda, con lo que me puse más cachondo, y empecé a bajar su cremallera, mientras él seguía manejando.

Metí mi mano en su pantalón, agarré la garcha y la saqué para empezar a masturbarle sin parar, y la verdad que grande no era pero gruesa si, mucho, y se endurecía cada vez mas y mas, no pude resistirme y empece comiéndole los huevos, eran gordos y peludos, y sentía sus pelos en mi lengua, los chupé y empecé a subir por la pija hasta la cabeza.

Él se estremecía de gusto, gemía, casi gritaba de placer, empujaba mi cabeza contra su pija para que se la comiera más y yo me la tragué entera mientras sus venas se le hinchaban enormemente y yo las sentía en mis labios y mi lengua al chupársela; así estuve hasta que él vio un área de descanso, decidió parar el camión y me dijo «vamos a atrás, que tengo una camita».

LO MÁS RECIENTE

Nos desnudamos por completo, me metió la garcha hasta la garganta y empezó a cogerme la boca a la vez que me escupía el orto y con su dedo iba cogiéndomelo despacito, metiendo y sacando, hasta que empezó a meter con más rapidez su dedo en mi ano y empezó a coger mi ano con su dedo a gran velocidad.

En eso se abrió la puerta de la cabina del camión, entró un tipo de unos 40 años y le dijo «Carlos, ¿estás bien? ¿cómo paraste acá? ¿todo está bien?».

Carlos, mi camionero dijo, «si, Juan, si todo bien, muy bien… paré a darle de comer a este pibe que tenía ganas de pija». El oro tipo se ríe y dice «así que tiene hambre de pija?»

— Sí, eso me dijo…
— ¿Y come bien el pibe?
— Uff, que si come bien, me esta haciendo disfrutar más que mi mujer
— Che, y querrá comer más
— Seguro que sí — dijo mi primer camionero, mientras el otro cerró la puerta, se desnudó y se puso frente a mi boca.

Él tenía la garcha caída, flojita, y no parecía gran cosa. Me levantó la cabeza, pasó su polla en mis labios, estaba caliente; yo saqué mi lengua y empece a chupársela y sentí como empezaba a reaccionar esa garcha en mi boca, se endurecía rápidamente, y se hacia grande, más grande, y más, hasta que empezó a ahogarme.

Y yo seguía tragando pija mientras ya eran tres dedos los que entraban mi ano, así que empecé a gemir de gusto, jamás imaginé que se fuera a poner así de grande, la chupe todo lo que pude y ya él empezó a meter y sacar su pija en mi boca, cada vez empujaba más fuerte y me daba golpes con sus huevos en mi pera y eso me llevaba al cielo.

El de atrás se puso de rodillas y me la metió de golpe, mientras el otro me cogía la boca con fuerza y se retorcía de gusto, el de atrás, empujaba con mas fuerza llevándome hacia delante lo que me hacia tragar toda la pija enorme del otro, así estuvieron un buen rato mientras empujaban con fuerza.

Fue entonces que empezaron a ponerse de acuerdo, cuando uno empujaba hacia delante el otro iba hacia atrás, y siguieron así un ratito, sentía golpes de huevos en mis labios y mi ano y me volvían loco de placer, empece a acabar, salió leche escupida por mi pija, que cayó sobre la cama.

Ellos empezaron a gemir a retorcerse y a cogerme muy rápido, hasta que el de la boca empezó a gritar y a soltar litros de leche en mi boca, yo tragaba leche, mientras me decía, «¿tenías hambre? entonces trágate toda la leche, traga, que bien chupas la pija putito, tendrías que darle clases a mi mujer».

El de atrás estaba enloquecido, sacó su garcha de mi ano y la puso contra mi culo apretada a él, mientras empezó a acabar, salieron de golpe varios chorros de leche muy caliente y con fuerza, me cayó en toda la espalda, hasta mi pelo, no dejaba de soltar chorros de leche sobre mi espalda, «uf dios, como coge este pibito» me dijo, «este culito se mueve que da gusto, me sacaste la leche de toda la semana»

Luego me dio varias palmadas en el culo, y el otro en las mejillas y me dijeron que había estado muy bien, que habían disfrutado mucho conmigo, así ya se despidieron y seguimos camino. mientras llegábamos, Carlos me dio su teléfono, por si en otra ocasión estaba hambriento para que le avisara; yo lo guardé, pero bueno, primero está mi novio.

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