El que me gusten los hombres desde pequeño podemos decir que es culpa de mi vecino, un flaco trigueño pero bien dotado, que utilizó sus mañas para que yo se la chupara en ese entonces, algo nuevo para mí y que marcó mi infancia.
Mi primera vez fue con Diego, un amigo que conocí en la secundaria y por quien estuve atraído siempre; en ese entonces me dejé llevar por un simple manoseo que al final me gustó, él me dijo «quieres que nos masturbemos» y yo accedí. Fue algo que nació del momento, él bien dotado con su miembro de unos 22 cm no cabezón pero su tronco era grueso, era algo que me encantaba tocar.
Siempre crecí rodeado grupos de amigos numerosos los cuales siempre ha tenido juegos que para mí definición serían divertidos si sucedieran en realidad, entre esos juegos nació esas ganas por Diego quien me embestía mientras mis amigos me mantenían en el aire, uno agarrando un brazo o una pierna, era algo común entre mi grupo de amigos, nada pasaba porque era algo que se hacía si alguien cometía un error en el grupo y tenía que ser castigado por todos de esa manera, volviendo al tema Diego se me acercó y me dijo «mira como me dejaste, lástima que no pude clavarte más» yo le he contestado con un tono burlesco «sí, qué lástima».
Una vez estábamos jugando en el arroyo dónde nos encontrábamos y ahí tuve que pasar varias veces por su lado y en una de esas él me toma por la cintura y grita a todos que vean cómo ya había agarrado a la putita, de nuevo él se agarró de mis cintura y me jaló hacia donde él y puso en una de mis manos su verga que estaba flácida pero larga; yo la solté y le dije «tú eres marica o te haces» y yo me aleje de él nadando pero de mi mente no salía el pensamiento de que había tocado ese delicioso paquete.
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Así pasaron las horas y mis amigos se fueron retirando uno a uno porque los fueron llamando por celular que los necesitaban en sus casa hasta que quedé solo con Diego en el arroyo; en una de esas Diego sale del agua y veo como se le marcaba en el bóxer ese paquete fenomenal y solo me mordí los labios, puesto que nadie sabia que me gustaban los hombres. Luego, en una de esas, me salgo también para ya secarnos y vi lentamente como Diego se quitaba el bóxer y salía a la luz su monumental miembro hermoso; yo disimuladamente retiré mi mirada y también me quité el mío para exprimirlo y cuando me lo estaba quitando noté que Diego que no me quitaba la mirada puesto que me doble para bajarme el bóxer y mis nalgas quedaron al aire.
Fue entonces que siento que Diego se me coloca atrás y me dice «putita, tienes un culo provocativo… dan ganas de metértelo»; en esas me levanto y le pregunto «Diego, tú eres homosexual?» y él me contesta con nervios qué si, yo le dije que podía estar tranquilo y que eso no saldría de nosotros. Sonó mi celular y me tuve que retirar rápidamente del lugar, Diego quedó masturbándose en el Arroyo, costumbre que era común en nosotros hablar de mujeres y como nos gustaría clavarlas.
Al día siguiente nuevamente me encuentro con Diego en el arroyo; era común que nosotros llegáramos temprano o primeros porque éramos los que vivíamos más serca al arroyo, Diego en un tono burlesco me dijo «ayer te la castigué» eso significa «me masturbe en tu nombre». Luego me dijo «me gusta ese culote que te mandas» Mientras yo riéndome lo escuchaba. Yo le contesté qué mejor nos metamos a bañar que ya los muchachos están por llegar, en el agua nuevamente se me hacerco por detrás y me puso su pene en la mano «mira como me tienes, Camilo» algo que no pude aguantar y desató el desenfreno.
El que mordiera mi oreja fue algo que me excitó y me llevó a aguantarle el pene con mi mano y suavemente comencé a masturbarlo y él a mi. Dios fue una sensación única, Diego me decía en el oído «quiero hacerte mi putita, de verdad quiero darte con mi verga para que sientas lo que es un macho de verdad» y nos ganó la calentura.
No aguantamos más y nos fuimos para mí casa que era la más cercana puesto que nuestros amigos estaban por llegar y podían vernos así que aprovechando que estábamos en tiempo de campaña y mi casa estaba sola, nos metimos en mi cuarto y él se sentó en la cama mientras yo se lo chupaba. Fue algo tan fenomenal y es que la tremenda verga que tenía en mis manos y que suavemente chupaba me tenia súper excitado. Ahí hincado frente a él me acordé de tanto vídeo porno que he visto y trataba de hacerle lo mismo que yo había visto.
Fue en una de esa que grita «Camilo, me vengo… me vengo…» y yo emocionado seguí chupando hasta sentir en la boca una leche espesa y tibia que tragué en su totalidad. Fue algo que me gustó y yo creí que todo terminaría ahí puesto que su verga se puso flácida y se estaba durmiendo pero para mi sorpresa en una de esas él se coloca de pie y me dice «ponte en cuatro que te voy a chupar ese culito que me ha gustado montones».
Yo me acomodé y dejé mi culo al aire y él empezó a chuparlo mientras sentía cómo metía su lengua en mí y poco a poco, uno a uno sus dedos me hicieron sentir en el cielo. Cuando tuve tres dedos dentro de mi culo a mí se me paró la verga y me dijo «te gusta, verdad putita… ya veo que sí» Mientras él jaló mi verga hacia atrás y suavemente me pasaba la lengua por la cabeza mientras seguía metiéndome los dedos y turnando su lengua entre mi glande y mi orto.
Tenerlo ahí entregado a mi gozo fue algo que me hacia temblar las piernas y me tenía a mil y fue cuando no resistí a suplicarle «Diego, métemela que ya no aguanto más, por favor».
Eran tantas las ganas que tenía de placer que Diego ya tenía de nuevo su verga parada y comenzó a pasarla por afuera de mi hoyo prolongando mi gozo, pero además me torturaba pues me dijo «pídeme que te la meta» y yo le grité «Diego, métemela» y ahí, con mi cara contra la pared y más alto mi culo, sentí lentamente como Diego metía la cabeza de su pedazo de carne. Fue algo que no me dolió en el momento, pero luego de entrar ese tronco no aguanté mucho y le pedí que me la sacara, pero no me hizo caso y me la siguió metiendo empujándome más contra la pared y me temblaban las piernas.
Él lo único que hacía era embestirme más y más hasta que en una de esas solo quedaba las ganas y con mis manos trataba de abrirme más las nalgas para que ese tronco entrara más y Diego me decía «viste, putita… Cuanto te gusta mi verga» y yo solo conteste que sí y le pedí que me diera más duro cuando en una de esas me voltea y monta mis piernas en sus hombros y mi culo queda nuevamente al descubierto para él.
Con sus manos me tira tremendo salivon y con su dedo me la mete de nuevo mientras siento como esa verga se abre camino y me embiste una y otra vez al tiempo que yo solo decía «dame más, Diego… dame más» hasta que él se vino y me derramó su leche encima mío.
Ya se me había olvidado que estábamos en mi casa y que había un primo de visita al cual vi parado en la puerta de habitación totalmente serio y dice con tal naturalidad «ya las maricas terminaron?».
Diego se puso su ropa rápidamente y se fue corriendo mientras mi primo, como dormía en el mismo cuarto conmigo, me dijo «tú eres osado al hacer esto en casa y más con la puerta abierta viendo que cualquiera te pudo ver, y ya veo que eres una marica puesto que forma de pedirle que te den más verga yo no conteste nada puesto que tenía pena con el porque era mayor que yo lo único que le pedí fue que no me delatara con mi familia, le dije hago lo que tú quieras a lo que el contesto hoy en la noche te are mi putita y sabrás lo que es un hombre de verdad en el cama pero eso es para otra historia.
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