Un relato exclusivo de Relaróticos.com

Les contaré algo que me pasó cuando era más pequeño. En aquel entonces tendría 11 años y ya me llamaba la atención los hombres pues siempre me quedaba espiando a los adultos cuando se les marcaba el bulto y de puro instinto me ponía un tanto caliente, me retiraba de la gente y me tocaba mi pene hasta sentir que me palpitaba, no sacaba leche de mi pene, eso paso hasta los 12, pero era rico sentir aquellas palpitaciones.

Desde más pequeño miraba las revistas de mi papá y leía los relatos que venían en ellas, a mi me calentaba muchísimo.

Mi primera vez probando la leche de hombre fue en una fiesta mexicana en casa de mi tío Leon quien tenía 34 años, medía de 1.85 estatura y poseía un cuerpo formado por el gym; usaba el cabello corto, sonrisa perfecta, espalda ancha, nalgas grandes y unas piernas bellísimas y además se le notaba un gran bulto. Era todo un galán aparte de muy simpático, por eso mismo las chicas lo seguían siempre, aparte era el tío favorito ya que siempre me consentía en todo.

Por ser tan mimado por él me atraía bastante, aparte desinhibido ya que trabajaba de striper. Cada que estábamos de visita en su casa me encantaba pasar al baño y oler su ropa interior con olor a hombre, ese olor amargo que atrae a cualquiera.

Regresando al relato. Mi tío comenzó a tomar desde temprano así que para las 9:00 pm ya estaba algo tomado, pero era de esos borrachos que les da por encuerarse, así que mientras yo seguía jugando con los primos estaba poniendo atención en lo que mi tío Leon hacía.

Él estaba bailándole a unas amigas de la familia que había invitado mi tía, el ambiente ya estaba subiendo de tono pero todos los primos estaban en los juegos y en su rollo mientras yo no dejaba de ver a mi tío León.

En eso veo que se aleja y se va al baño pero yo sabia que estaba ocupado así que me adelanté unos metros al patio para esperar a que pasara y le dije «ya le ganaron el baño, tío» y él me sobo la cabeza y me respondió «Así es, bebé, ahora me toca hacer dónde el perro».

Se rió y se fue casi corriendo mientras yo me quedé viendo de lejos y sacó su pene, estaba a una buena distancia para verlo, los ojos se saltaron y no quería perder detalle alguno; mi corazón se aceleró y sentía que se saldría por mi boca.

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Mi tío me dice «bebé, pásame un short de mi cuarto que ya me oriné los pantalones». Yo corrí al cuarto y bajé el primero que me encontré y cuando regresé al patio lo veo sin pantalón y sin bóxer; me quedé embelesado con aquella imagen y no me di cuenta pero mi pene se comenzó a parar, me sentía aturdido sin escuchar nada de lo que pasaba en el momento min tío me dijo algo pero no lo escuché, tan solo de ver aquel pene el mio se me erectó.

Me acerqué un poco pero no paso más en ese momento. Más tarde ya era media noche y algunos familiares se estaban retirando, solo quedamos algunos en la casa. Pero yo no podía contener tanta excitación, me fui al lugar donde había mirado el pene de mi tío Leon y me estaba masturbando, pensé que nadie me vería ya que habían apagado la luz y no se vislumbraba nada cuando de pronto mi tío apareció y no me di cuenta hasta que escuché el sonido de un chorro de agua.

Era él que estaba orinando de nuevo, le hablé y le dije «Le ganaron el baño otra vez tío?» Él se asustó y me dijo «pensé que ya estabas dormido, qué estás haciendo aquí?» Y yo le dije que «no podía dormir pensando…»

Me quedé sin habla y me dice «En qué bebé? ya es hora de dormir» y lo siguiente lo solté sin medir mis palabras «¿Me dejaría tocarle el pene? Se lo vi hace rato y se ve muy grande.

Él me dice «En eso estabas pensando bebé? qué cosas dices… estás loco eso no se hace con los adultos» pero veía entre la noche que a mi tío Leon se le estaba poniendo dura yo insistí «Nomas poquito y prometo que no le diré a nadie y jamás, jamás, jamás, lo volveré a pedir».

Él se quedó callado pero sin decir más se bajó el short y me dejó tocarla; yo me sentía en el cielo de estar ahí solo tocando el pene de mi tío, regordeta, grande, olía a macho, a orines y a precum (que en ese momento no sabía a qué olían), pero ese olor quedo guardado siempre en mi recuerdo.

Mi tío Leon se calentó más y veía hacia atrás cuidando que no viniera nadie al momento nos quedamos totalmente a obscuras ya que apagaron la luz de la cocina. Fue por inercia que me bajé y le di un lengüetazo a lo que él se hizo para atrás y me dijo «bebé, eso no está bien, eso no se hace».

Yo comencé a querer llorar y parece que eso le excitó ya que me dijo «Venga, pues, pero esto jamás se lo digas a nadie y no se va a repetir».

«Si tío está bien. No le dire a nadie.» Solo escuché que decía en voz baja «Pero qué haces, pendejo es tu sobrino».

Una respiración fuerte y solo sentí que me dejó caer su pene en mi cara. Me sentía como niño en navidad. Comencé a acariciarlo y a meterlo en mi boca que solo cabía su cabeza y un poquito más, él se comenzaba a desesperar, me quitaba y se masturbaba y yo lamía sus huevotes que rebotaban una y otra vez.

Me tenía viendo estrellas, me pegó a su pene y no dejaba de chupar, de repente se quita la playera y me pega a su cuerpo… sentir su musculoso cuerpo me dejó aún más aturdido. Luego me abrazó y me subió a la altura de su boca y comencé a besarlo torpemente.

Su respiración estaba muy agitada y mientras me besaba y me aferraba a su cuerpo él comenzó a tocar mi culito y yo comencé a retorcerme. Entonces me bajó y de nuevo me puse a chupar su pene. Yo ya en ese momento me sentía toda una puta.

Me bajé el pantalón y dejé que me picara el culito, me dolía pero no le decía nada, así que él seguía metiendo un dedo con cuidado para no lastimarme pero estaba él encendido cómo un toro y de repente su respiración se entrecortó y comenzó a gruñir mientras de su pene salía semen.

Yo quedé con todo su semen en la boca pese a que fue mucho lo retenía en la boca lo más que podía e iba tragando de a poquito, me gustaba el sabor entre dulce y salado que dejaba en mi boca.

Mi tío Leon me abrazo y me pidió perdón, me dijo que lo disculpara, que estaba borracho y que no midió lo que acababa de suceder. Yo me monté en sus piernas y le besé en la mejilla, en los ojos y le dije «tío León, hoy me haz hecho muy feliz y quisiera probar tu leche todos los días».

Mi tío León me abrazó y me dijo «Entonces quiero que seas mi novio. Pero esto será nuestro secreto». La siguiente vez, mi tío León me llevó de viaje.

Me gustaría saber tu opinión para más relatos. Te leo en los comentarios.

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