Cuando voy al Metropolítano compro siempre las entradas en el Supermercado propietario del equipo de fútbol, pues siempre te dan 2 entradas por el precio de una, lo que es mi anzuelo para invitar a ingresar al estadio a alguno de los chicos que merodean el lugar sin acceso. Pero aquella tarde eran dos los motivos para que fueran muy pocos los aficionados que hacían cola para ver el partido: nuestro equipo ocupaba la penúltima posición en el campeonato y para colmo, la visita era el último.

Me pensaba retirar de la fila para dirigirme a un Centro Comercial donde seguramente encontraría a algun chico que quisiera acompañarme a mi departamento, cuando un jovencito de unos 16 años, de raza de color, me comentó que deseaba ver el partido.

Lo invité y una vez dentro me dijo que iba a orinar, yo también necesitaba hacerlo, lo acompañé a los baños y allí pude apreciar su hermosa verga. No me aguanté y le dije que entraramos a los sanitarios; una vez dentro le pedí que me permitiera sentarme en la taza para asi tener frente a mi boca su bello pene. Lo tomé con mis manos y ya dentro de mi boca empecé a chuparlo. Su arremetida era total, se veia que tenía experiencia.

Muy pronto eyaculó, tomándome toda su leche y mamando más para sacar hasta la última gota.Nos sentamos en las gradas, háblamos de muchas cosas, el partido fue pésimo, nuestro equipo solo obtuvo un inmerecido empate: 0 x 0. Al finalizar el encuentro lo invité a comer. Con gusto acepto. A estas alturas de la tarde, aún no conocia su nombre.

Como la plática seguía fluyendo y yo no tenia nada mejor que hacer me decidí y lo invité a mi casa. Y hacia ella caminamos todavía hablando de mil cosas sin importancia. Supe qie no tenía papá, que era de clase muy humilde y que era muy fan del equipo de mi corazón, además qué a veces dormía con hambre porque no había dinero en casa. Me conmovió mucho su historia.

LO MÁS RECIENTE

Una vez en casa lo invité a seguir y le pregunté que como se llamaba, a lo que me dijo que Iván, y que pronto cumpliría los 17 años. Pero no lo había invitado para entrevistarlo, así que decidí irme directo a lo que me interesaba. «Te gusta que te la chupen?». Él me dijo que sí, pero que le gustaba más meterlo y que nada era gratis. «Nunca te haz tirado a un men?»le pregunté y el me dijo que no, ni a un hombre, ni a una mujer.

Yo esperaba que me dijera que sí, pero nunca que ese hermoso falo no hubiera probado un culo, o al menos un coño de mujer. No té creó?- Es verdad. Es más… sabes una cosa?- No, Qué cosa?- Nadie me lo había chupado nunca. De verdad que no lo podia creer, ese hermoso muchacho, a quien le había chupado su verga era virgen. Eso me calentó muchísimo.

Lo conduje a mi cuarto y una vez allí le pedí que se desnudara, yo hice lo mismo y luego terminé de quitarle los calcetines, de donde salieron unos hermosos pies blancos lampiños y muy limpios, con las uñas muy recortadas. Ya desnudos los dos y formando un nido con nuestros cuerpos nos empezamos a besar como un par de novios. A él le gustaba eso de los besos que aunque hacia muy torpemente le inyectaba pasión y deseo.

Él metía uno de sus dedos en mi culo mientras mordía mis tetillas, de un momento a otro me pidió que me dejara culiar. No lo dude, su verga no era descomunal, mediría unos 17 centímetros promedio pero cuando comenzó a meterla en mi hoyo yo sentía la arremetida desesperada de su falo dentro de mí. Estaba urgido por coger, se le notaba en sus movimientos, bruscos, sin ritmo y medio torpes, pero no importaba, el morbo de ser el primero en la vida de alguien me tenia a morir.

Media hora más tarde, cubiertos del rocio de nuestro sudor, su semen inundó mi recto, anegó mi ano , desbordandose por mis nalgas. Esa noche durmió conmigo, no recuerdo cuantas veces me hizo el amor, no recuerdo cuntas veces se la chupe. Solo que ese muchacho moreno, mejor aún, afrocolombianos me dil felicidad. No pude penetrarlo, no se dejó, y aunque siempre que tenemos sexo, me promete que la próxima permitirá que yo me lo tire, aún espero ese momento.

Desde entonces viene a mi casa una vez por semana y se queda a dormir. Yo lo consiento y le compro ropa, regalos y le doy algo de dinero para que no pase hambre.

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