Yo estudié en la Facultad de Contaduría Pública y ya en el 8o. Semestre me invitaron a dar clases en una academia comercial que en esos años existían muchas.

Tuve bajo mi responsabilidad varías generaciones de alumnos, pero quiero concretarme en concreto a un grupo al que impartí clases durante los 3 años que duraba la carrera; en aquel entonces yo tenía 26 años y Luis, mi alumno de esta historia, recién había cumplido 18, era un chavo moreno, más o menos de 1.77 de estatura, con buen cuerpo pero sobretodo buenas piernas y excelentes nalgas; siempre muy varonil y se notaba que con buena herramienta.

En ocasiones, yo como profesor organizaba encuentros deportivos entre los alumnos destacando el fútbol y aquí confieso que algunos de esos encuentros los usaba en mi beneficio pues apreciaba los cuerpos sexis de alumnos y alumnas.

Un 15 de Mayo (Día del Maestro) los diferentes grupos se organizaron en una fiesta para agasajarnos a todos los maestros. A mi me pidieron de favor llevar equipo de audio para amenizar la fiesta; al término de la misma, yo me preparaba para subir las cosas al auto, en eso se acerca Luis y me dice: «¿le ayudo profe?»

Yo sin malicia respondí que sí y entre los dos subimos las cosas, al terminar Luis me dice: «profe ¿usted vive por él estadio verdad? Yo vivo por ese rumbo, me echa un raid?»

Le dije que si. Subimos a mi auto hacia nuestro destino; a unas calles me dice: «profe se me antojó una cerveza, le invito una». No le vi mayor problema así que respondí qué sí.

Nos paramos en una tienda y compré un six de Modelo Especial, durante el trayecto camino de su casa tomamos 2 cada quien y platicamos de temas x. Al llegar a su casa me estacioné enfrente y nos tomamos la ultima cerveza.

En eso Luis dice: «la neta ya me piqué, ¿quiere otra? Ahora yo las pongo de las que tengo en mi casa»; entonces yo le digo: pero aquí nos vemos mal, mejor otro día. Él insiste, «si quiere vamos a su casa, sólo deje avisar que ya vine y que me iré con usted». Entra a su casa, avisa y sale corriendo; me dice: «listo, ya le avisé a mi papá».

Nuevamente tomamos camino ahora rumbo a mi casa; en el trayecto nuevamente compramos 2 six y seguimos tomando. Llegamos a mi casa, lo invité a pasar, vimos televisión y nos terminamos las chelas. Luis en efecto se había picado y quería seguir tomando, salimos a pie en busca de más cerveza pero ya no había tiendas abiertas y el Oxxo más cercano quedaba a unas 10 calles; durante el trayecto encontramos un bar donde estaba por iniciar el show de las chicas, decidimos entrar, de inmediato se acercaron 2 chicas muy voluptuosas a nuestra mesa, una para cada uno; pedimos unos tequilas para nosotros y para ellas unas cervezas.

Luis comenzó a meter mano que parecía pulpo, después del show decidimos retirarnos después de haber tomado 3 tequilitas cada quien.
Llegamos a mi casa ya ambos movidos; le pregunté a Luis si todo estaba bien? y él me responde: «si, ya me siento pedo, pero todo bien, sólo que la vieja me dejó bien cachondo y con ganas de coger».

Yo le digo: y porque no entraste a un privado, we.

Luis: la neta ya no traía lana, sino si me la hubiera cogido.
Yo: se ve que si te prendió we, la traes parada.
Luis: la neta si, ahora tendré que jalármela.

Platicamos un rato más y decidimos acostarnos (yo vivía solo en un depa) había una cama para cada quien con una separación entre ambas como de metro y medio. Debido a nuestro estado etílico, ambos nos quedamos con ropa, apagué la luz, pero por la ventana entraba luz tenue de la calle. Yo veía desde mi cama como se sobaba la verga sobre el pantalón, se apreciaba buen bulto, fue ahí que decidí que no podía dejar así a mi amigo.

Me incorporé de mi cama, me senté en la suya tratando de sobarle la verga, cosa que de entrada él se resistió y se cubrió con las manos.

Yo: deja ayudarte, yo te la jalo.
L: no profe me da pena
Yo: anda déjate solo un ratito, verás que te gustará.
L: pero es que…
Yo: nada, déjate llevar, tú solo goza.

Por fin dejó que yo le sobara sobre el pantalón y supongo eso lo prendió porque él solo se desabrochó el cinturón; yo aproveché esa circunstancia y le desabotone el pantalón y bajé su cierre y de inmediato le di un apretón a su verga; él dió un gemido en señal de placer. Aproveché para bajar un poco su pantalón y bóxer y comencé a acariciar esa gran verga. Calculo unos 18 centímetros, gruesa, con una gran cabeza y llena de venas; así pues comencé a masturbarlo con mucha delicadeza y suavidad.

Luis daba quejidos de placer, como 4 o 5 minutos después me tomó de la cabeza y me empujó hacia su vientre, quería que se la mamara, la introduje en mi boca y con la lengua comencé a sobar ese rico tronco; yo subía y bajaba a lo largo y ancho de ese rico manjar que palpitaba dentro de mi boca, José Luis estaba entregado totalmente; aproveché el momento y le bajé el pantalón y bóxer hasta los tobillos y comencé a acariciar sus piernas velludas con mis manos, mientras con la lengua le masajeaba los testiculos. Luis lo disfrutaba, pues acariciaba mi cabello y presionaba su verga para que esta llegara lo más profundo de mi garganta.

Esa verga blanca y ligeramente curvada hacia arriba hacia qué me atragantara. Se veía que tenia algo de experiencia, pues me tomaba del pelo fuerte y luego me daba empujones fuertes qué hacían qué todo su falo entrara a mi garganta provocando arcadas en mi, al tiempo que tenia mi verga súper llena, aventando liquido preseminal que ya manchaba mi calzón y que tuve que liberar para jalármela y liberar algo la tensión. Lo estaba disfrutando muchísimo, era lo prohibido lo que me tenia así de caliente.

Así estuvimos como 15 minutos, con su verga deliciosa en mi boca cuando de repente se endereza, me levanta, me da un beso, algo que me sorprendió. Fue entonces que me dice «voltéate y bájate el pantalón, quiero comerme ese culo tuyo para darte mi leche». El tono en el que me lo dijo, su cara de ebrio y ojos medio cerrados así como su cara medio sudada de lo caliente qué estábamos hacían una escena qué ya quisiera cualquier película porno. El tipo era bellísimo.

Yo de inmediato obedecí su orden, me acoste a su lado frente a él, sé puso saliva y apuntó su miembro en mi ano, el cual estaba habido de ser penetrado por semejante vergon. Poco a poco fue introduciendo centímetro a centímetro hasta que sentí rosar su vello pubico con mis nalgas. Así de lado comenzó el mete y saca mientras yo levante mi pierna sobre él para hacer más intensa y profunda la penetracion, era delicioso sentir sus envestidas de chavo veinteañero, misma que acompañaba de besos y jadeos en mi espalda y cuello.

Así estuvimos otros 10 minutos hasta que me tomó de la cintura y aceleró sus movimientos; era señal que se aproximaba su orgasmo. Yo me comencé a masturbar y no bastó más que un minuto para que yo terminara y apretara el culo, lo que provocó que Luis terminara segundos después en mi interior llenándome de chorros y chorros de deliciosa leche.

Nos quedamos quietos unos minutos sin decir absolutamente nada; él salió de mi, se limpió y guardó su instrumento. Yo igual me limpié, me acomodé el pantalón y me fui a mi cama, me acosté pensando en lo que acababa de gozar. Ambos nos quedamos dormidos.

Al día siguiente nadie comentó nada al respecto. Luis se fue a su casa y yo procedí con mis actividades cotidianas. El lunes siguiente en clase, nos saludamos normal y todo siguió su curso. Meses después la historia se repitió con el pretexto de ver la final de fútbol juntos y así 3 veces más.

Ahí comprobé que no sólo los maestros enseñamos a los alumnos, a veces ellos también tienen mucho que enseñar.

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