🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Buenas tardes, mi nombre es Arturo y tengo 53 años. Probablemente a algunos les parecerá aberrante mi relato, pero para mi es lo más caliente, sensual y morboso que he vivido. Soy divorciado desde hace 8 años y tengo dos hijos. Lamentablemente por la situación del divorcio ellos se quedaron a vivir con mi ex y solo de vez en cuando me visitan. De Marco, mi hijo mayor, siempre sospeché que era gay por ciertos detalles. Un fin de semana se quedó en mi casa y entonces, al entrar a su recamara sin querer vi que en su computadora tenía porno gay.

Yon soy bi así que no me espanté, pero a partir de ese día por mi mente pasaba una idea perturbadora: cogérmelo. Empecé a notar que a sus 20 años tenía un cuerpo de verdad delicioso; ya no era un niño, ya era un hombrecito muy tierno pero con buen cuerpo. Me llamaba la atención verle la verga por lo que lo empecé a invitar más a casa.

Una noche llegó ebrio y le dije que tenía que bañarse. Lo desnude y ahí fue cuando le vi aquella polla tan rica semi peluda pero larga y gorda. Con la excusa de bañarlo lo toqué pero él no reaccionaba, sin embargo lo acosté así desnudo y no me atreví a más. Mi verga pedía cogérselo pero mi consciencia me decía que no, ¡era mi hijo!

Pasó un mes donde yo, sin mentir me, la jalaba a diario intentando así reprimir el deseo por mi hijo, pero era en verdad difícil pues Marco salía de la ducha en bóxer o toalla y eso alimentaba más mi hambre por él.

No fue sino hasta que un buen día que llegué a casa en el que no sabía que él estaba ahí. Llegué desnudándome hasta quedar en bóxer, entré a la cocina por cheve cuando oigo un ruido en mi habitación.

Fui y esa imagen era digna de portada porno. Marco en cuatro metiéndose un dildo y en su cara un calzón mío. ¡Uff! la verga se me puso a mil en un instante mientras mi mente se daba cuenta que esta era la ocasión que tanto estaba esperando.

Cómo pude ser tan tonto. ¡Marco quería mi verga! todas las situaciones anteriores habían sido para provocarme y no lo había entendido, sin
embargo, verlo ahí en mi cama era la señal más clara.

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Me acerqué lentamente y empecé a acariciarle las nalguitas rosadas y lampiñas. Él voltio y me sonrió a lo que yo me acerqué y nos besamos como puercos, intensa y pasionalmente. Tener ahí a mi hijo, a alguien que proviene de mí mismo.

Me dijo «pa’ dame la verga de la cual yo provengo». ¡Ufff! Le saqué el dildo y empece a meter un dedo, luego dos y tres pues ya estaba muy abierto; le escupí en el culito y le decía «para el culito, mijo.» Él paraba ese culo que se le abría exigiendo tronco.

Sin condón se la metí y por fin estuve dentro de mi hijo, se fue la culpa y ahora sus nalgas rebotaban en mi pelvis; me lo cogí un rato así y me pidió cambiar de posición, así que me acosté y puse mis manos en mi nuca y lo deje actuar.

Él solito se montó en mi verga y se cogía por sí mismo. A mi me encantaba verle la verga rebotar en mi pecho y su cara de satisfacción por tener dentro a su padre; así pasaron algunos minutos y dijo que se iba venir por lo que le agarré la verga para masturbarlo pero me quitó la mano y se empezó a venir sin tocarse derramando en mi panza toda su dulce lechita.

De verlo, inmediatamente me corrí yo también adentro de él y luego se recostó
sobre mi. Mi fantasía estaba cumplida. Tuve el mejor sexo de mi vida.

Prolongando el momento, metí mis dedos en su hoyo recién preñado y nos besábamos; me dijo que lo perdonara, pero que siempre me había deseado. Yo lo callé con un beso y le dije que no había nada malo, que yo era su padre y siempre que necesitara algo me tenia a su disposición.

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