Un relato exclusivo de Relaróticos.com

Lo que les voy a contar es algo que me pasó hace dos años, actualmente tengo 20 años, soy alto (1.80 m), delgado, de buen ver (por lo que dicen amigos y amigas) y lampiño, en ese tiempo tenía un cuerpo algo tonificado ya que asistía a clases de atletismo por parte de la prepa.

Tengo un vecino que es doctor, tenía como 28 años y sospechaba que era gay así que en un momento de calentura recordé que mi madre tenía su número por cualquier emergencia, así que tome su celular para obtener su número y así fue pero no me anime a escribirle ya que no tenía una excusa para hacerlo.

Paso una semana y una amiga me confesó creía estar embarazada y no sabía si podía tomar algo, en ese momento me brillaron los ojos ya que tenía la excusa perfecta para escribirle; le mandé mensaje preguntándole sobre que podía hacer mi amiga y me dijo el nombre del medicamento y de un momento a otro me preguntó: «Porque no usaste condón, hasta yo te pude regalar», fue ahí cuando aproveche y le dije que yo era gay y que nunca he tenido nada con una mujer y de ahí la charla empezó a tomar otro sentido, poco a poco fuimos hablando de mis aventuras con otros vecinos, grindr, etc etc hasta que tocamos el tema de vernos.

Vivimos a una cuadra de distancia pero como es doctor rara vez está en su casa, llega en la madrugada pero yo no puedo escaparme a esa hora así que perdí la ilusión de verlo.

Un día iba saliendo de bañarme y me llegó un mensaje de el, había salido temprano, estaba en su casa y quería que fuera, por suerte en ese momento yo estaba solo así que no lo pensé dos veces y fui.

Caminando sentía como mi verga se ponía dura y me temblaban las piernas, al llegar a la entrada de su casa el estaba ahí esperándome mientras hablaba por teléfono y me dijo que pasara, se notaba que acababa de bañarse, su cabello chino estaba húmedo y olía un poco a jabón, yo me senté en su sillón esperando que terminara la llamada y al colgar noto lo nervioso que estaba.

«Ay amigo, ¿estás muy nervioso, verdad?» Me dijo mientras se acercaba a mi «No te preocupes, yo te lo quito»; me tomó de los brazos, me levanto del sillón y comenzó a besarme, introdujo su lengua en mi boca, tenía un agradable sabor a menta y yo seguí el beso, poco a poco sus manos gruesas y velludas fueron bajando hasta llegar a mis nalgas, las apretaba, las recorría haciendo círculos y les daba nalgadas mientras yo le frotaba su verga por encima del pantalón.

Se sentía un bulto pequeño pero comenzó a crecer con cada caricia que recibía de mi mano, nuestras lenguas chocaban apasionadamente y de vez en cuando mordía mis labios y mi cuello; después de ese delicioso faje que tuvimos empezó a desabrochar mi cinturón mientras yo le quitaba la camisa, el me ayudó a quitarse el pantalón y terminamos en boxer en su sala.

«Quieres que vayamos a la recamara para que estés más cómodo» mencionó mientras yo me imaginaba lo que iba a pasar y accedí.

Subiendo las escaleras el iba tocándole mis nalgas y al llegar al cuarto me empujó a la cama, me quito el bóxer y me empezó a masturbar unos minutos, de repente se detuvo y noté que se estaba quitando el bóxer y pude ver después de tanto tiempo esa verga que tanto imaginaba, gruesa y larga, de unos 17 cm con vellos recortados frente a mi.

«Quieres darle una probada?» dijo mientras agarraba mi nuca esperando a que respondiera sí para empujarme a ella; antes de que pudiera responder su celular sonó, contestó y salió del cuarto, tardo unos 5 minutos y me dijo que tendría que salir, así que debíamos apurarnos, eso bajó mi calentura pero yo no podía irme de su casa sin antes deslecharlo.

Él se acostó y me acomodó de forma que quedáramos en un 69, sus huevos quedaron en mi nariz y olían a jabón e inmediatamente me metí su jugosa verga en mi boca al mismo tiempo que él lo hacía con la mía, empezó a cogerme por la boca y con sus manos empujaba mis nalgas hacia él como si lo estuviera cogiendo.

De pronto sentí como pasó de mi verga a mis huevos y con su lengua comenzó a recorrer el camino que va de mi verga a mi hoyito y empezó a lamerlo.

Sentía la punta de su lengua entrar y salir y por un momento gemí, y el doctor al escuchar eso empezó a meterme un dedo, al ver que entraba sin dolor metió dos pero al meterlo le dije que me dolía, se quedó quieto un momento y empezó lentamente el mete y saca mientras el chupaba mi verga.

Yo sentía su lengua darle vueltas a mi glande, sentía toda mi verga húmeda y caliente cada vez que se metía los 17 cm, comenzó a aumentar el ritmo con el que sus dedos me estaban cogiendo hasta que le dije que ya me iba a venir y así fue, sentí que expulse varios chorros de semen y el los recibió sin hacer caras ni nada.

Yo seguí mamando su verga hasta que lo escuche decirme «Ahí te va mi leche» y sentí chorros de semen salir de esa verga, tenía un sabor salado pero no desagradable, me dió cosa tragármelos así que solo los guarde en los cachetes, el noto eso y me indico dónde estaba el baño, fui y los escupí.

Regrese a la habitación y me dijo que ya era hora de irnos, regresé al baño a limpiarme, salí a buscar mi ropa para vestirme, regresé a su cuarto para despedirme, me dió un beso y me comentó que la otra semana estaría igual solo, que estaría esperándome para hacerme lo que no pudo hacer ese día y así fue pero ya se los contaré en otro relato.

Espero les haya gustado mi narración pues es la primera vez que escribo algo así.

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