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¡Hola Relaróticos! Minnombre es José, tengo 18 años y vivo en México, y todo lo que cuento ahora es real.

Todo empezó en verano, cuando mis padres decidieron irse de vacaciones por una semana a la playa, yo no quise ir porque tenia cosas que hacer, entonces para no sentirme sólo invite a mi mejor amigo Felipe a que se quedara a pasar la noche.

Felipe es de mi porte pero unos pocos años menor que mi, tiene el cabello negro y piel blanca (igual que yo), es precioso, tiene unos labios exquisitos y unos dientes maravillosos, tiene buenas piernas y un excelente trasero, grande y levantado, no es musculoso pero tiene buen cuerpo, en fin es perfecto para mi. Yo siempre lo he querido, pero nunca me he atrevido a decírselo, prefiero tenerlo como amigo a nada.

Esa noche la estábamos pasando bien, nos reíamos mucho, hasta que a Felipe se le ocurrió ver una película porno de las que tiene mi padre, igual como lo hacemos siempre, la película empezó y él empezó a masturbarse, yo no, no me gusta hacerlo frente a el, me gusta mirar como él lo hace, estábamos en la cama de mis padres y yo estaba recostado al lado suyo, y noté que algo distinto estaba pasando.

Felipe no estaba mirando la película, se estaba masturbando con los ojos cerrados y su boca entreabierta, yo veía fijamente su boca que se veía deliciosa y también su pene, con el que tantas veces me había imaginado tener, era precioso, media 18cm aproximadamente era grueso, de hecho mucho mas grande que el mío, y era muy liso, casi no se le veían venas, era de un color café muy claro y su glande era un poco más oscuro, pero solo un poco, era perfecto.

Aprovechando a que el tenía los ojos cerrados yo le seguía viendo la verga detenidamente, y en un arrebato de lujuria que no pude controlar mi mano que agarró su precioso miembro. Era suave al tacto pero se notaba la dureza.

Él abrió sus ojos lentamente y me miró con una cara de satisfacción, en eso saco sus manos de su pene y las puso en mi cabeza y me dio un gran beso, yo creía que estaba en las nubes, el beso fue maravilloso.

Luego me dijo que él estaba enamorado de mí y yo le dije que también, nos volvimos besar, pero con una dulzura extraordinaria. Después sin pensarlo empezó a besarle el cuello y fui bajando poco a poco hasta llegar a su pene, lo tomé suavemente y me lo metí en la boca y la empecé a lamer suavemente, el sabor era exquisito y no quería dejar de hacerlo, él me acariciaba mi pelo y luego de unos minutos él me dijo que lo besara en la boca.

Todo fue muy suave, yo no quería que terminara para seguir disfrutando cada segundo al máximo; él me agarró los glúteos y apuntó su pene a mi hoyito, lo fue metiendo poco a poco, yo sentía como mi intestino se iba abriendo para darle paso a su morena verga. Iba gimiendo de a poco y cuando volteaba a verlo él tenía los ojos cerrados y una cara de éxtasis que hacía que mi dolor valiera la pena.

Con pequeños bombeos mi ano terminó por abrir paso y entonces comenzó su embestida, desde el momento en que estuvo completamente dentro de mi, el placer que yo sentía era magnifico, sus bombeadas rítmicas tocaban mi próstata haciendo que a los pocos minutos mi semen saliera disparado sin necesidad de tocarme. ¿Alguna vez les ha pasado eso?

Cuando me vine instintivamente apreté el culo, lo que hizo que Felipe se moviera como loco y se aferrara a mi culo, por lo que terminó de bombear más duro hasta que al final se vino a chorros dentro de mi para luego terminar con un largo beso.

Luego nos fuimos a bañar, ya que nuestros cuerpos estaban sudorosos, y luego nos acostamos, estuvimos toda la noche hablando acerca de las indirectas que él me hacía y las que yo le hacía, nos reímos y después nos dormimos, esa semana fue espectacular, aunque no volvimos a tener relaciones.

Desde entonces comenzamos a coger habitualmente, y para prendernos siempre contábamos cosas morbosas, o nos preguntábamos quién más nos prendía o así. En una de esas pláticas fue cuando salió el nombre de Tomás, el mejor amigo de Felipe, que estaba buenísimo y a mi siempre me prendía pensar en él, sin embargo solo lo usábamos para arrancar motores y coger entre nosotros.

Todo siguió igual que siempre, hasta el día de mi cumpleaños, en el que Felipe llegó a buscarme a mi casa y dijo que me invitaba al cine, yo le dije que sí y luego de un momento partimos rumbo al cine. Lo extraño es que no me llevó al cine sino que a la casa de un compañero de colegio de él, Tomás.

Tomás es un chico grande, mucho mas alto que yo, rubio y de ojos azules, su madre es separada, así que pasa gran parte del día sólo. Cuando nos abrió la puerta estaba vestido con un pequeño short, muy apretado que le marcaba todo el paquete, y una camiseta también muy ajustada.

Apenas nos abrió la puerta se fue a sentar en el sillón de la sala, nosotros también nos sentamos y hablamos de puras tonteras, hasta que Tomás empezó a contar una película porno que había visto hace poco y note que su paquete empezó a crecer, de un momento a otro llegó y metió la mano en su short y saco su pene y empezó a masturbarse, yo quede asombrado, su pene era inmenso, media más de 20cm y era súper grueso, yo no podía despegar los ojos de ese miembro espectacular, entonces él me dijo «si quieres me la puedes mamar».

Yo quede blanco y lo único que hice fue mirar a Felipe, y él con su voz dulce me dijo «este es tu regalo» y me dio un gran beso. Lo primero que hice fue sacarle los pequeños shorts a Tomás y luego con mi mano empecé a masajear ese gran miembros, sus testículos también eran enormes y fue lo primero que empecé a lamer y luego de un movimiento me introduje su verga en mi boca, casi no podía respirar, pero el placer era inmenso, pero el sabor no era tan bueno como el de Felipe.

Felipe, mientras tanto, se acercó a mí y me acarició el pelo, me levantó, los dos nos desvestimos y nos unimos en un beso, mientras Tomás, aún sentado, metía sus manos en mi hoyito.

Luego dejamos de besarnos y me dijo que si estaba preparado y yo le dije que sí, miré hacia el sofá y me di cuenta de que el pene de Tomás se había puesto más grueso y duro, así que guiado por Felipe me senté en él estomago de Tomás quien con una voz súper varonil y encantadora me dijo «Esto te va a gustar». Se notaba que él tenía experiencia, pues tomó mis glúteos y me sentó sobre su pene, pero solo llegó a meter el glande.

El dolor que sentí fue inmenso, así que yo le dije que su pene era muy grueso y que no podría metérmelo todo, pero él me dijo «No te preocupes, se lo que hago», y dicho esto nuevamente tomó mis glúteos y los abrió y empezó a empujar con mucha fuerza su pene hacia mi.

Llevaba como la mitad de su pene dentro de mi y yo no podía más, el placer era mucho, pero sentía a la vez un dolor muy grande, pensaba que me partiría en dos, le dije que se detuviera, pero en ese momento la metió toda de un solo golpe.

Reconozco que el placer que sentí fue terrible, no podía aguantar los gritos, pero desde ese momento todo fue placer. Tomás me lo metía y sacaba con gran fuerza, Felipe se subió al sillón y puso su miembro en mi boca, estaba delicioso. Tomás me levantó y me dijo que se lo mamara, en eso estaba cuando Felipe me lo empezó a meter por el hoyito, yo estaba como flotando, sentía que no podía haber nada mejor que esto.

Después de unos largos minutos Felipe terminó dentro de mí. Se acostó a mi lado, y me dijo que continuáramos sin él, pero yo lo amo, así que me levante y me acosté sobre él, dándole la espalda, giré mi cabeza y nos besamos. Tomás se levantó, abrió mis piernas y sin decirme nada empezó una embestida salvaje, podía sentir como sus testículos pegaban contra mí y luego de unos pocos minutos terminó.

Los tres estábamos en el sillón hablando. Luego de unos minutos el pene de Felipe volvió a erectarse y yo me senté sobre él, fue el mejor día de mi vida. Felipe siempre me dice que me ama y yo lo amo a él. A veces invitamos a Tomás a participar, pero yo prefiero estar sólo con Felipe, porque aparte de amarlo sin limites, es mi mejor amigo.

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