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Un relato exclusivo de Relaróticos.com

¡Hola! Este es mi segundo relato, el primero fue cuando «Cogí con un Guardia de seguridad», espero les haya gustado.

Resulta que una vez iba de compras a un centro comercial que se llama La Pulga Río acá en Monterrey, había ido a comprar un regalo ya que ese día por la noche tenía una fiesta de cumpleaños; serían como las 5 de la tarde y mi reunión empezaba hasta las 8 de la noche.

Cuando terminé de comprar el regalo, pues me dispuse a ir a mi carro para irme algún otro lugar mientras se llegaba la hora de la fiesta que iba a ir, pero cuando llegué a mi carro se me acercó un hombre de aproximadamente unos 37 años, alto, buen cuerpo, pelo entrecano, vestido con ropa deportiva (short y playera tipo licra) algo holgada, pero con un acento distinto al hablar.

Me preguntaba por una dirección y que si donde estaba quedaba cerca del lugar a donde iba. Cuando me mostró la dirección me di cuenta que si estaba algo retirado a dónde se disponía a ir y medio desesperado me platicaba que era extranjero, que venía de Chile y tenía poco de haber llegado a Monterrey por lo que se le complicaba ubicarse.

Como cualquier otro me dispuse a orientarlo para que supiera llegar y aunque le explicaba cómo llegar veía su cara de que realmente no me estaba entendiendo así que, como yo iba a buscar donde perder tiempo mientras se llegaba la hora de mi reunión, me atreví a decirle que si quería yo lo podía llevar a es lugar siempre y cuando si no se iba a tardar mucho y que si me regresaba nuevamente ahí mismo para recoger mi carro.

El tipo de inmediato aceptó y me agradeció mucho que lo acompañará, le dije «bueno, vámonos ya porque tengo un compromiso más tarde» y fue cuando me dijo que no se iba a tardar, que solo iba ir a dejar una cosa a casa de un amigo.

Ambos nos dispusimos a subirnos a su camioneta; durante el trayecto iba pensando por qué me atreví a acompañarlo si no lo conocía, de hecho me pasaban varias cosas por la cabeza pero pues ya estaba arriba de la camioneta ni modo de rajarme, fue cuando me empezó a platicar qué tenía 3 meses de haber llegado a México y que le gustaba mucho vivir en Monterrey y que lo que iba a entregar a casa de su amigo era una cuadro que él había pintado ya que era pintor y pues de eso vivía, que sus cuadros eran bien recibidos y comprados y con eso se mantenía y ganaba bien.

La verdad era un tipo bien, su ropa era de marca y la camioneta que traía, aunque no era del año, síi se veía de reciente modelo. Entre más me contaba cosas yo le iba sintiendo más confiado, en fin después de un poco más de media hora de trayecto llegamos al lugar indicado.

Durante nuestro trayecto jamás tocamos o hablamos de cosas sexuales, no me iba arriesgar a hablar de eso, en fin llegamos a casa de su amigo y sorpresa… me dijo «sabes, mi amigo me dejó las llaves de su casa, osea no está. Por el momento la casa está sola».

En eso se dirigió a la cajuela de su camioneta y sacó un cuadro bastante grande y lo metió a la casa, se dispuso a quitar la envoltura y wow dije que bonito cuadro, me dijo Hernan (así se llamaba el extranjero chileno), «¿te gusta?»

Le dije me gusta más lo que pintaste, refiriéndome al hombre que se plasmaba en el cuadro semidesnudo y se rió.

— ¿Te gusta mi amigo y yo qué?
— ¿Es tu amigo el del cuadro?
— Sí, él es mi amigo y vive en esta casa, así que yo lo pinté y se lo vengo a dejar para cuando regrese de su viaje vea la sorpresa que le doy.

Yo, ya más atrevido le dije «¿acaso son pareja?». Hernán se rió y me dice «no para nada solo somos amigos la verdad no soy de las personas de tener pareja, me gusta más disfrutar con todos y de todo».

En eso me dijo «siéntate» y que si gustaba tomar algo. Le dije que solo agua, ya que si hacía algo de calor.

Se fue a la cocina y cuando regresó venía con el vaso con agua y sin playera y yo cuando lo vi inmediatamente se dio cuenta que lo miraba con lujuria jejeje.

Me dio el vaso con agua y también se sienta en el sillón frente de mi. Yo estaba un poco nervioso, no le quitaba la mirada para ver si se le marcaba la verga pero no se veía nada, hasta que el se dio cuenta y empezó a tocarse diciendo que el bikini que traía le quedaba algo ajustado y le calaba en las ingles.

Ahí fue cuando me dijo «discúlpame pero me lo tengo que quitar porque ya no lo aguanto… ¿te molesta si me lo quito aquí?» y yo «no para nada adelante».

Se dispuso a quitarse el short y vi que efectivamente, traía un bikini color amarillo que la verdad se veía que si le quedaba súper ajustado. Cuando se quitó el bikini, ¡wow! para mi sorpresa dejó entrecaer un gran trozo de carne, muy, pero muy grueso, aproximadamente 23cm, y me di cuenta que era verdad lo que decían de los chilenos que eran los que tenían la verga más grande, al menos en Latinoamérica.

Yo me quedé bastante sorprendido jamás había visto semejante verga pero el no decía nada solo se agarraba la verga y mirando hacía arriba diciendo «vay,a ya quería sentirme libre» y voltea a verme diciendome «ya te imaginas como sufro con tremendo paquete» y yo «la verdad sí, que envidia» le dije.

— No creas, no todo es así de fácil, batallo mucho para tener sexo, no hay quién me la aguante, es raro encontrar a alguien que si quiera entrarle… todos se niegan cuando me la ven pero a ti no te vi con cara de miedo jajajaja, más bien parece que te gustó.
— Pues la verdad sí, — dije — te digo, jamás he probado una así.

— O sea… si te gusta el «chuto» — así le llaman a la verga en Chile.
— ¿Cómo?
— Sí, o sea… te gusta la verga
— Sí
— Pues no parece, la verdad te ves muy varonil, pero dese que viste el cuadro pintado de mi amigo me imaginé por eso me quite el calzón — me dijo — ¿Quieres probar?
— Pues me animo solo a chupártela, no me animo a que me la metas
— Ya ves — me dijo Hernán — es lo que te digo que se asustan… pero bueno, pues algo es algo, y prefiero que me la chupes a después tener que hacerme una «Manflifa» (o sea jalársela).

Yo me dispuse a hincarme frente al sillón donde él estaba sentado y empecé a probar ese gran trozo de carne, todo venido y con una cabeza que se deja entrever ya que era Cut y me la puse en la boca y aun no estaba toda dura y me cabía perfectamente.

Mi reacción fue cuando empezó a crecer, ¡wow! no me cabía en mi boca solo hasta la mitad, pero que rico ver esa gran verga sentirla en mi boca. Él empezó a calentarse, empezando a decirme «métela toda putita… te encanta sentirla pero ya verás cuando te la ensarte».

Empezó a transformarse de una manera que parece que iba a reventar pero lo que hacía es que con sus manos empujaba mi cabeza y yo casi ahogandome con su vergota metida en mi boca y su pelvis también moviéndose hacia dentro de mi y yo por más que quería buscar aire no me dejaba; yo con la manos queriendo me quitar y así fue que me dejaba respirar.

Estuve mamando por un buen rato hasta que me dijo «déjame cogerte» y yo «¡No!, la tienes muy gruesa y grande».

— Déjame metérla. Te lo juro que no te va a doler.
— No, mejor otro día.
— No mira, déjame hacerlo y si te duele te la saco y terminas mamándomela — me dijo — yo voy a preparar a tu culito para que no te duela.

La verdad yo moría por probar esa vergota, a ver qué se sentía y terminé aceptando. Él me dijo:

— Empínate en el sillón y quítate el calzón, abre bien las piernas y déjame ver tu culito, ábrelo con tus manos y déjame hacer el resto a mi.

Accedí a lo que me decía empinado y con mi manos abriendo mi culito y en eso uffffffff voy sintiendo su lengua en mi culito, chpuándolo como nunca lo había sentido. Sentía como que le daba besos en mi hoyito y balbuceaba como que decía algo pero no le entendía.

Así estuvo un buen rato, yo me sentía en el cielo que ya está se me había olvidado mi reunión, me agradaba mucho lo que me hacía, y fue en eso que empecé a sentir piquetitos de la punta de su verga, varias veces pero me gustaba porque no me dolía y otra vez empezaba a chupármelo y meterme su lengua y otra vez me metía su verga pero cada vez más adentro y ya que empezaba a dolerme un poco me preguntó si me dolía.

Y nuevamente me chupaba el culito y me metía su lengua y otra vez me metía la verga pero ya sentí casi la mitad de su vergota en mi culito y yo me hacía hacia adelante y veía que me estaba doliendo, y otra vez chupaba mi culito por un buen rato hasta que de repente que me la va ensartando toda y yo la recibí con el más mínimo dolor cuando me la dejó ir.

Así me la dejó por un buen rato y me decía «no te muevas, tu culito la está recibiendo muy bien. Deja que termine de dilatarse para que no te duela».

¡Wow! era verdad, ya no me dolía. Él empezó poco a poco a meterla y sacarla por un buen rato mientras agarraba mi cabeza y me pegaba unos besotes muy cachondos mientras me cogía mientras yo seguía sorprendido de haber recibido esa vergota que no me imaginaba que la iba a aguantar.

Estuvo así por un buen rato hasta que me dice ya «Ya voy a terminar» y de repente sentía sus venas de la verga dentro de mi culito cómo se hinchaban y salía ese rico líquido seminal mientras me seguía besando.

Yo quedé ufff extasiado de cómo hizo qué su vergota entrara en mi culito, no podía creerlo que semejante tamaño de verga y yo sin sentir mucho dolor y cómo me la metía y sacaba.

Finalmente después de unos minutos me la sacó y su verga aún goteando de semen al verla la agarre nuevamente y me la metí a mi boca para limpiar lo que estaba goteando de su cabeza.

¡Uf! qué delicia, terminamos exhaustos y sudados. Al momento que me paré del sillón, vi mi reloj y ya era un poco tarde para irme a la reunión, pero no me arrepentía de lo que había pasado.

Nos limpiamos, me sequé el sudor y nos vestimos y para mi sorpresa me dijo «ten te lo regalo» refiriéndose a su bikini amarillo que traía puesto «solo lo hago a quien me la aguanta y tu lo hiciste… es tuyo».

¡Qué buen trofeo! y me planta otro beso de lengua. A mi ya no me importaba ir a mi reunión, quería quedarme más tiempo pero pues ya él teníia que regresar así que nos salimos y nos subimos a su camioneta para llevarme por mi carro.

El regreso fui diferente porque ya estaba mas en confianza y mientras manejaba él yo le iba agarrando su vergota y wow se ponía dura y mientras podía me agachaba a mamársela mientras manejaba hasta que ya llegamos a dónde nos habíamos encontrado.

Al bajarme me dio otro beso y me pidió mi teléfono y se lo di y me agradeció que lo haya acompañado y me dijo «te paso mi ubicación por mensaje para que vayas a mi departamento, vivo sólo y cuando quieras probar nuevamente mi verga solo me llamas, porque ese culito ya es mío… Te espero cuando quieras».

Y así nos despedimos… Claro al día siguiente lo llamé para verlo y me dijo «te espero para que veas ahora que bikini traigo y sólo te digo que es de color rojo». Yo no lo pensé dos veces y me fui a su casa, pero lo que pasó, se los cuento en otro relato…

Continuará…

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