🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥
Mi nombre es Eddy, tengo 23 años, moreno claro, complexión delgada, levemente marcado ya que me gusta cuidarme, según me han dicho por ahí, guapo, y lo que más llama la atención de mi cara son mis ojos color miel y mis labios gruesos, los cuales me esfuerzo por usarlos de lo mejor. Me considero bisexual, ya que he tenido una que otra novia, pero la verdad me gusta mucho tener sexo con hombres, pero en esta área soy muy reservado y discreto, y nadie notaria mis preferencias.
El nombre de mi amigo es Eduardo, tiene 23 años, ya casado y con un hijo, un chavo guapo, de piel blanca, y un buen cuerpo, pero lo que más me gusta de él, es su verga y sus piernas bien torneadas ya que practica mucho futbol. Él es de Mérida, la capital de mi estado, y lo conocí hace algunos años mientras estudiábamos en un instituto especializado, para ese entonces los dos teníamos 20 años.
Durante nuestra estancia en el instituto fue Lalo (como le apodamos) quién comenzó a iniciarme en el sexo gay.
Me tocaba las nalgas, subía a mi litera mientras veíamos alguna película con nuestros compañeros de dormitorio, aprovechaba para tocarme la verga y manosearme.
Yo veía todo eso como un juego entre amigos, ya que hasta ese momento Lalo era el mujeriego del colegio, e incluso me llegaba a contar como se cogía a varias chavas.
En una ocasión nos encontramos en el baño y comenzamos a fajar teniendo siempre cuidado de que nadie nos descubriera, en otra, mientras estábamos en un viaje escolar, me pidió que se la mamara en los asientos traseros del camión, y así lo hice.
Esa fue la primera vez que mi boca tuvo una verga y semen.
En fin, para no aburrirlos tanto, llego el día en que él se dio de baja y para mi mala suerte no lo volví a ver.
Supe que se regresó a su ciudad, que se casó hace ya un año y que hace un mes nació su primer hijo.
Durante todo este tiempo que no lo vi, exactamente 3 años, nuestro medio de comunicación era vía celular, me contaba sus sexo aventuras con chavas, como conoció a la que ahora es su esposa y cómo le estaba yendo en su nuevo matrimonio, e incluso me llego a mencionar que deseaba poder sentir otra mamada mía, aunque ahora estaba de por medio su familia y la distancia.
Confieso que para mí, poder verlo y hacer algo más que solo un oral, era algo lejano o tal vez difícil, hasta que el martes 17 de enero todo dio un cambio drástico a mi favor.
Trabajaba cuando sentí mi teléfono vibrar, era Lalo, llamando con insistencia.
—LALO: QUÉ ONDA MENSO, ESTOY VIAJANDO PARA VALLADOLID.
NECESITO ME LLEVES AL CUARTEL MILITAR PARA REVISAR UNOS PAPELES, CLARO SI ES QUE PUEDES.
YO: HOLA, CLARO QUE PUEDO, YA SABES QUE PARA ESO ESTAMOS LOS CUATES, SOLO AVÍSAME CUANDO LLEGUES Y PASO POR TI A LA CENTRAL DE CAMIONES.
A las 2 horas sonó mi teléfono diciéndome que había llegado.
Pase por él a la central, y si que el matrimonio y el tiempo habían hecho su trabajo.
Estacioné y el subió al auto, llevaba un pantalón mezclilla y una camisa blanca ajustada al cuerpo que dejaba ver unos buenos pectorales, y unos brazos bien torneados, ya que trabaja en una empresa de hielo como cargador; me saludó y nos dirigimos hacia nuestro destino.
Durante el trayecto, entre bromas y albures, me conto que en noviembre del año pasado había terminado su servicio militar, y le gustó tanto que pensaba darse de alta para entrar a la milicia, y para eso ocupaba algunos trámites que solo podía hacer en mi ciudad.
Llegamos al cuartel militar, y le toco de malas, ya que el tiempo para trámites había terminado y le pidieron que regresara al día siguiente.
Estaba enojado ya que al parecer el viaje había sido en vano, pero como buen amigo, le propuse quedarse en mi casa y que al día siguiente yo lo llevaría de nuevo para arreglar sus asuntos.
El acepto gustoso e inmediatamente nos fuimos al auto, le invite a comer, ya que estaba hambriento por el viaje y le di un recorrido por la ciudad; Todo marchaba muy normal, ninguno de los dos había mencionado algo sobre lo que sucedió en el instituto, pero había algo que no me dejaba tranquilo, mientras platicábamos, él me dijo que yo estaba -“MÁS BUENA QUE ANTES”- ya que algunas ocasiones me trataba o hablaba como mujer y acepto que esas palabras me excitaron mucho, pero no le di mayor importancia.
Llegamos a mi casa, deje que Lalo se acomodara en mi recamara mientras yo me daba una ducha, trate de estar lo mejor limpio posible, por si algo llegaba a pasar.
Salí del baño, me dirijo a mi recamara, abro la puerta y lo veo allí, estaba tendido sobre mi cama mirando su teléfono, con el torso desnudo, mire detenidamente como su cuerpo había sido moldeado por cargar bloques de hielo, note que traía un bóxer rojo ya que el pantalón lo tenía desabrochado y a media nalga.
YO: ENTONCES, QUE QUIERES HACER, -¿QUIERES VER ALGUNA PELI?
LALO: MMMM… NO, MEJOR VEAMOS PORNO.
YO: JAJAJA, OK, QUE TIPO DE PORNO, DIME ALGUNA PÁGINA.
LALO: XXNX, ES LA QUE MÁS ME GUSTA- DIJO.
Abrí tal página y era obvio, era porno hetero, él tomó la computadora y comenzó a buscar videos de chavas brasileñas, lesbianas, e incluso de abuelitas siendo folladas por chavos más jóvenes, eso a él, según me dijo, le excitaba bastante.
Aunque a mí no me parecía la idea, más bien me daba un tanto asco, estuvimos acostados así por media hora, les confieso que por momentos tenia erecciones viendo como chavos vergones follaban a esas abuelitas gritonas, me percaté de que él también estaba excitado.
Tenerlo a mi lado me provocaba tocar su pecho, meter mi mano bajo su bóxer, sentir su verga, mamarsela, pero un cierto temor lo impedía, no sabía cómo iba a reaccionar.
YO: ¿QUÉ? ¿YA SE TE PARO LA VERGA?
LALO: ALGO, PERO AÚN ME FALTA MÁS.
YO: ¿QUIERES QUE TE AYUDE?
LALO: -ME MIRO Y CON UNA SONRISA DIJO- SI TÚ QUIERES SÍ, MIENTRAS VEO PORNO TU HAZME LO QUE QUIERAS.
No lo pensé dos veces, mi cuerpo estaba temblando, y él lo notó, le baje el pantalón lentamente y pude admirar su verga de 19 cm,(ya que él me dijo) venosa, blanca, y con el vello recortado, me excitan los hombres velludos, comencé a mamársela, poco a poco, su verga comenzó a crecer, mi lengua se paseaba por su ingle y sus bolas llenas de leche, él solo se estremecía, comencé a subir lentamente por su ombligo hasta llegar a sus tetillas, se las mordía, mi lengua hacia formas circulares sobre ellas, eso realmente le excitaba, jadeaba de placer.
Lalo tomo mi cabeza y la dirigió hasta su verga, ya la tenía bien erecta, mi boca hacia lo mejor que podía su trabajo, lo masturbaba, mi lengua jugaba con la cabeza mojada de su pene, su cuerpo comenzó a moverse como si estuviese follando, su mano presionaba más y más mi cabeza sobre su verga, como si quisiera que me la tragase toda.
Sus pies se retorcían, su respiración aumentaba, lo miré, tenía los ojos cerrados, se había olvidado de los videos porno, ahora solo disfrutaba de esa rica mamada, no tardo muchos minutos cuando su leche comenzó a salir a chorros disparados, estaba caliente, yo era como un niño que no quería desperdiciar ni una gota, succioné el semen que había caído sobre su abdomen, le lamí la verga dejándola completamente limpia.
Su verga comenzó a perder fuerza, pero aun así yo seguí mamando, mi pene rozaba las piernas de Lalo estaba al tope, quería reventar, él dejo la computadora a un lado, se inclinó y comenzó a masturbarme.
Sentir sus manos sobre mi verga paralizaba mi cuerpo.
LALO: ¿EYACULASTE?
YO: NO, AUN ME FALTA POCO.
LALO: YA VERÁS CÓMO TE VIENES PRONTO.
Se puso sobre mí, su cuerpo estaba caliente, sus piernas se entrelazaron con las mías y me abrazo de tal forma que su boca comenzó a mamar mis tetillas, ufffff, que delicia era aquello, su boca subió hasta mi cuello, utilizó su lengua metiéndola dentro de mis orejas, me las mordía, era una sensación única e indescriptible, me excitaba demasiado saber que un hombre “hetero” y “casado” quisiera hacer todo eso.
Bajo hasta mi verga y pasó lo increíble, ese hombre sí que sabe complacer, tomó mi pene, me masturbó y de repente se lo llevo a la boca.
Entre ascos, se lo sacaba, respiraba y volvía a tragársela, me confesó que no le gustaba y que nunca se la había mamado a otro hombre, que era su primera vez, pero según él lo hacía para que yo eyaculara.
Inmediatamente después de eso, me levantó las piernas y medio unas buenas mamadas de culo, le rogaba que me penetrara, quería sentir su verga dentro de mí, pero me dijo que no se podría porque ya había eyaculado.
A pesar de que esa noche no me penetro, Lalo hizo lo posible para que yo quedara satisfecho, se sentó en la cama recargándose en la pared, me dijo que me pusiera frente a él, me abrazó, pude sentir esos brazos fuertes y tonificados por el trabajo, pude sentir su verga rozando mi ano, sus labios mordían mis orejas, con una mano me masturbaba y con la otra jugaba mis tetillas.
La calentura, el morbo de saber que ese hombre casado me estaba poseyendo como a una de las tantas chavas que se fajaba, hicieron que mi pene explotara de una forma brutal.
Chorros y chorros salieron disparados manchando la cama y mi abdomen.
Después de eyacular, nos quedamos así abrazados, Lalo me acariciaba el pecho mientras platicábamos, yo le pregunté si ya había estado con algún otro hombre, su respuesta me sorprendió, él dijo: NO, TU ERES EL PRIMERO.
Miramos el reloj, eran las 3 am, nos acomodamos y nos dormimos desnudos.
A la mañana siguiente nos despertamos y le di otro buen oral.
Ese mismo día él se regresó a Mérida, no sin antes decirme que regresaría dentro de unas semanas para terminar sus trámites.
Espero con ansias que Lalo regrese, y esta vez no dejare que se vaya sin que me penetre.
Mientras escribía este relato me masturbe como loco tan solo de recordar.
Disculpen lo largo del texto, pero quise compartir con ustedes detalle a detalle lo que me sucedió.
Espero les haya gustado esta historia 100% real.
De seguro habrá una segunda parte.
Acepto toda clase de críticas, y recuerden que es la primera vez que escribo
Escríbenos a redaccion@relaroticos.com o da clic aquí y llena nuestro formulario. Puede ser anónimo o con tus propios datos para que más personas te contacten.