🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Soy hijo único y actualmente tengo 35 años, oriundo de la ciudad de Barranquilla Colombia y lo que les cuento pasó aproximadamente hace 12 años. Mi tío, por parte de mamá, tiene actualmente como 65 años; es bajo, panzoncito pero tiene un pene como de 23 centímetros.

Para ese tiempo yo andaba con dos amigos muy allegados con los cuales pasaba de todo y hacíamos cuanta marranada quieran imaginar. El caso es que por problemas familiares a mi tío le tocó vivir con nosotros y todos los fines de semana venía ebrio ahogando sus penas.

Yo siempre dormía en ropa interior porque siempre tengo calor; en mi cuarto está el clóset y el tenía su ropa ahí, así que cuando llegaba a la casa, aún y que estuviera borracho, entraba a buscar qué ponerse mientras yo me hacía el dormido.

Uno de esos días me calenté muchísimo y quise ponerme de putita sumisa sin interior con las pompis al aire para cuando él entrará me viera y poder provocar en él alguna reacción; y así fue.

Mi tío llegó, abrió la puerta de mi cuarto para buscar su ropa y disponerse a dormir cuando vio a la putita de su sobrino, o sea yo, sin ropa interior y mis lampiñas pompas apuntando al cielo.

Parece que funcionó pues mi tío de inmediato se acercó y me acarició mis nalguitas, me las sobó un buen rato y hasta les dio un beso mientras yo me seguía haciendo el dormido.

Él, ya muy envalentonado, me comenzó a chupar el culo y por tener barba sus vellos faciales me raspaban y provocaban gran placer, por lo que comencé a hacer gemidos de alborotado, haciendo que él se diera cuenta que estaba despierto y me dijo — con que haciéndote el dormido, perrito… ahora tendrás tu castigo por puta y por provocarme.

Entonces mi tío borracho y muy caliente se sacó su verga y pude entonces darme cuenta de lo sabrosa que estaba, con sus 23 cms aproximadamente de carne morena, tan apetecible que de inmediato me la metía en la boca de una, haciendo que hasta me dieran arcadas.

Él me decía que no hiciera ruido pues se podía levantar mi mamá o mi abuela y quería disfrutar toda la noche de mi rico culo, así que ahogue mis gemidos y seguí chupando ese monstruo que tenía por pene mi tío.

Luego de un rato mi tío cambió de posición y apuntó con su verga en mi orificio y me dijo “andabas de putita perrito, ahora aguántate” y sin siquiera pedirme permiso o ponerse lubricante, simplemente la ensalivó y fue metiéndola poco a poco hasta que sus huevos chocaban contra mi culo que ya estaba más que abierto de excitación.

Yo estaba sobre la cama en cuatro y él sujetaba mis caderas con sus rasposas y peludas manos y en esa pose me dio por más de 20 minutos. Luego, y sin sacarme su verga, me giró y me puso patitas al hombro y siguió esas estocadas hasta el fondo que me dolían pero las supe aguantar como todo un machito. Su aliento alchólico me provocaba más y dejé que él hiciera y deshiciera conmigo hasta como las 4 am.

Supe aprovechar los efectos del alcohol en su cuerpo y por ende él no se venía, lo cual para mi que estaba sobrio comenzaba a cansarme pero super aferrarme al morbo que sentía de ser cogido por mi tío y le aguanté el paso.

“Qué rica y aguantadora me saliste, perrito, de ahora en adelante me esperarás así todos los días sin ropita y con las nalguitas paradas para atender a tu nuevo macho y que se olviden tus amiguitos de ti que ya ninguno de ellos te dará y serás solo mía”.

Cuando decía eso sacó su verga, se dio dos jaladas más y me aventó la leche sobre mi espalda, luego y aún desnudo solo tomó su bóxer del suelo y salió del cuarto dejándome ahí, escurriendo de su leche y con el culo tan abierto como nadie nunca me lo ha dejado.

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