🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Hola; soy Luis. Soy moreno claro, mido 1.74, peso 76, algo velludo de bonitos ojos cafés y cabelló largo y negro. Cuando cumplí 20 años entré a trabajar en una papelería de esas que ponen en casas en medio de las colonias.

Yo no conocía al dueño, la que me contrató y siempre me pagaba y me daba indicaciones de qué tenía que hacer era la esposa. Fue un día que llega la esposa y me dice que tiene que salir de emergencia de la ciudad que por lo cual su esposo era el que me iba a estar pagando y me iba a

estar entregando la mercancía cuando regresara de su trabajo “oficial”.

Su nombre era Julio, un señor tenía como de unos 38 años, con cuerpo de que iba al GYM, moreno claro, ojos cafés, alto de unos 1.82, pecho en pelo, piernas bien formas y un paquete que se le notaba muy antojable que se le notaba mucho en el pantalón.

Llegó cuando ya estaba por cerrar la papelería y se presentó; me dijo que si quería ya podía cerrar la papelería para darme un rait a mi casa ya que era de noche y ya no pasaba el transporte que tomaba para irme a mi casa, así que haciéndole caso cerré y todo y me subí con él a su coche.

Ya cuando íbamos en camino agarramos una buena platica pero yo no dejaba de pensar en ese paquete que se le marcaba entre las piernas; llegamos a mi casa, me dejó y hasta ahí fue todo.

Al siguiente que llegué a la papelería todavía estaba ya cerrada; como la casa de ellos quedaba atrás de la papelería, en el mismo patio, le marqué para decirle que estaba afuera para que me entregue las llaves y poder abrir; él me dice que pase así que entro y le grito y me vuelve a decir que pase. Entonces avancé hasta la sala mientras me seguía gritando que lo disculpara pues se quedó dormido y que por eso no había abierto.

Al entrar a la sala la imagen era de envidia, pues estaba él solo con una toalla a la cintura, recién salido de bañar y aún goteando agua de su cuerpo; yo me quedé impactado al ver su cuerpo, todo un hombre hermoso y varonil frente a mí, además que el simple hecho de saber que era casado me excitaba aún más. Nuevamente no pasó nada más que mi taco de ojo.

Para no hacer la historia tan larga, el viernes de esa semana llegó mercancía; cuando él llegó entra a la papelería y me dice que si le puedo ayudar a descargar; empezamos a bajar toda la mercancía, él se retira y yo empiezo acomodar toda la mercancía, ya más tarde regresa y encuentra todo listo.

— Wow, qué hombre tan trabajador, con razón mi esposa está conforme de tu trabajo; espero y así sea bueno para trabajar en todo — y soltó una risa burlona que no entendí bien.
— Claro — le dije — trabajo que me ponen, trabajo que cumplo a cabalidad…
— Deberíamos de cerrar ya, para ir por unas cervezas y tomarnos unas… haz de andar muy cansado.
— pues como usted guste — dije — me dice si empieza hacer el corte de caja para cerrar e irnos por unas cervezas y algo de cenar.
— Va, cuando termines de cerrar vas y me gritas para irnos.

Yo en en ese momento empecé hacer el corte de caja y a cerrar la papelería y cuando ya termino voy a su casa y le grito y en cuestión de segundos sale y me dice “listo”.

Ya de camino, me empieza a hacer platica, llegamos por cena y cervezas y regresamos a su casa, y nuevamente en su sala llegamos empezamos a comer, puso música y seguimos tomando.

Julio: Y qué dicen las novias?

Yo: No pues nada hay andan nomás — y me solté riendo

Julio: Ahorita haz de estar en tu mero punto de andar cogiendo por todo lados, ¿no?

Yo: Jajaja pues de vez en cuando ya que no siempre hay con quien.

Julio: Qué envidia, hasta se me está antojando.

Yo: Pues falta de confianza.

Julio: Ah caray… cómo está eso, me vas ayudar tú o que — y se soltó riendo.

Yo: Pues busco una amiga para hacer un trío.

Julio: Sino pues tú mero, mira cómo la tengo ya — dijo señalando su bulto. – si me traes ganas desde el primer día que se fue mi esposa e notado como me miras, aprovecha que no está mi esposa y que ando bastante ganoso.

Un poco nervioso no supe qué decir y me quedé en silencio. Yo no dije nada solo se la empecé a tomar y él solo se desabrochó el pantalón y se la saca, y era como me la imaginaba: un pito largo, grueso, con unos huevos grandes y con bastante vello que iba desde su pecho hasta sus piernas. “Ya, ándale mámamela sé que me traes ganas y pues ya que estamos en confianza vamos a darnos placer, nadie más lo sabrá”.

Entonces se la empecé a mamar lo mejor que pude, escuchaba sus gemidos y eso me hacía saber que le estaba gustando, además en momentos me tomaba de la cabeza para llevar el ritmo y entre gemidos me decía “que rico lo haces, mucho mejor que mi esposa, anda cométela toda”. Todo eso me cada vez me ponía más caliente y hacía que me la fuera comiendo más, en eso me dice “para que no me quiero venir aún”.

Me toma del brazo y me empieza a besar y me abre de piernas y me carga y me lleva hasta su cuarto, estado allá nos quitamos la rompa ambos y me dice “te quiero preñar… ponte en 4”; yo pensé que nomás me la iba a meter pero cual fue mi sorpresa que me empieza a pasar su lengua y eso me ponía más caliente y yo le pedía que ya me la metiera, pero él me metía dos dedos y regresaba con su lengua y cuando notó que ya estaba bien dilatado me la dejó ir toda de golpe, sentí un gran dolor pero era más mi excitación, empieza a gemir y entre más gemía más aumentaba el ritmo y las nalgadas.

Así duramos como unos 35 min, haciéndolo de diferentes maneras, hasta que me dice “ya me voy a venir… me puedo venir adentro de ti para dejarte bien preñado”, a lo cual nomás le dije que si, pero que yo quería llevar el ritmo.

Entonces él se acuesta y me dice “siéntate tú solo en ella” y así lo hice para empezar a cabalgarlo despacio, rico, sintiendo en mi interior cada centímetro de su miembro hasta que después de unos 3 minutos empiezo a sentir que su verga empezó hacerse más grande y su

respiración y gemidos eran cada vez más fuertes. Él me

toma de la cintura con sus manos y yo aumento más el ritmo y en eso siento como aventó una gran cantidad de semen dentro de mi, pero aún así yo continuaba con mis movimientos hasta que me quitó y me acostó en un lado de él.

Julio: Qué rico, ya tenía mucho tiempo que no me exprimían tan rico, ¿te gustó?

Yo: La verdad sí, me me gustó mucho.

Julio: Cuando quieras lo podemos repetir siempre y cuando no digas nada.

Después de eso ya después estaba más al pendiente de la papelería, aún que su esposa ya hubiera regresado y cuando su esposa estaba en casa ocupada, Julio iba a la papelería y se la mamaba o cogiamos rápido el un baño que tenía la papelería o cuando me daba rait a mi casa se la mamaba mientras manejaba pero esas ya son otras historias.

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