Hola soy Esteban. A finales del año pasado,a causa de la pandemia me quedé sin empleo, pero un amigo que vendía comida me ofreció trabajar para como repartidor, y pues aprovechando que tenía mi moto, acepté.

En medio de todo eso, semana antes, empecé a conocer a un chico de Instagram quién es de mi misma ciudad.  Es un chico de 35. Yo tengo 28, y empezamos con una plática básica y cada día le íbamos subiendo de tono. Una ocasión le platiqué de mi nuevo trabajo y le pasé el número.

Él me preguntó que si yo podía llevarle su pedido al trabajo a lo que le dije que sí, así que entre broma y calentura acordamos al día siguiente que haría su orden y me pagaría con una rica «propina». Y así fue.

Al otro día tomé su orden y se la lleve a su oficina. Cuando llegué estaba nervioso, pues sería la primera vez que lo vería. Subí a su piso y al tocar la puerta él me abrió. Allí estaba, un chico de tez trigueña, con casi 1.80 de alto, delgado pero con músculos definidos.

Me invitó a pasar a su oficina, le entregue su pedido y él me dijo «bueno, entonces cómo quieres tu propina?» yo nervioso solo le contesté «cómo quieras dármela», así que él se acercó, comenzó a besarme con esos rico labios gruesos que tiene y empezó a acariciar mi espalda.

Poco a poco me llevaba hacia el sofá que tenía al fondo y mientras nos movíamos iba bajando su mano hacia mi pantalón y empezó a acariciar mi verga .

De igual manera su mano en la espalda ya la tenía sobre mis nalgas. Mi tenía totalmente abrazado. Mi verga se empezó a poner dura y yo, copiando lo que él hacía, empecé acariciar la suya. Apenas y llegué al pantalón pude sentir un rico bulto que sobresalía de la cremallera.

Empecé a acariciar lo sobando desde la cabeza hasta las bolas, pues tenía una erección hacia arriba. Vaya que se sentía algo grande. De pronto él me sentó en el sofá y me dijo – ponte cómodo- al tiempo que abría mi pantalón y dejaba salir mis deliciosos 17 cm.

Estaba a estallar. Casi de inmediato se metió mi verga a la boca y empezó una rica mamada; yo empecé a acariciar su nuca y a empujarlo.

Mientras mamaba, empezó a bajarse el pantalón y dejó salir su rica verga. Era un casi del mismo tamaño que la mía y tenia ese rico color de piel morenito. Así como se la saco empezó a jalarsela.

Seguía mamando y yo ya estaba estirado sobre el sofá, mientras él bajaba más mi pantalon para poder lamer mis bolas. Deje que se comiera todo mi paquete, pero empecé a ver cómo de su verga empezaba a escurrir el rico precum.

Eso me excito más y agarrando su verga, le dije – espera yo también quiero probarla- entonces se levantó dejando su verga a frente a mi y con la punta de la lengua empecé a recoger ese rico néctar, hasta llegar a su cabeza y poco a poco la fui metiendo a mi boca.

Tenía un riquísimo sabor. La empecé a disfrutar; mientras, él me propuso hacer un 69 pues estaba fascinado mamando mi verga, así que me acosté en ese sofá boca arriba y él, con mi verga en su boca, se acomodó sobre mi.

¡Wow! era magistral cómo empezó a mamar mi verga y bajaba a mis bolas mientras yo empujaba la pelvis para que se la tragara más. Él hacía lo mismo y podía sentir como casi me ahogaba con su verga y como no paraba de escurrirle ese néctar.

De Repente tomó mi piernas y la levantó hacia arriba arqueándome y dejando expuesto mi ano para inmediatamente comenzar a comerselo. Sentí que me venia con eso y le dije, a lo que el me contestó – estás rico, quiero tu leche- eso me prendió más y en cuanto se la volvió a meter, empecé a cogerle esa rica boca.

Nuestros movimientos se aceleraron. Sentía que su respiración esa más rápida, y como tenía una mano sobre su velludo abdomen, sentí como empezó a ponerse duro y soltó un gemido ahogado por mi verga. Y de repente mi boca empezó a inundarse de toda su leche, tanta que apenas y podía tragarmela. Sentí como un poco salió de mi labios y empezó a resbalar sobre mi mejilla.

Eso me puso al full que tome su nuca y aceleré mis movimientos hasta que reventé de leche en su boca. Yo ya no podía tragar más, y saqué su verga que seguía escurriendo, mientras él seguía tragando mi leche y lamiendo mi verga desde la base hasta la punta.

Ya pasando el rico éxtasis, me dijo – wow,nunca había hecho esto aquí en el trabajo. La verdad fue un excelente servicio – a lo que contesté – la propina estuvo riquísima, eres un excelente cliente. 

Una vez que terminamos de asearnos, quedamos en repetir este experiencia. Y así fue, por un tiempo fui su repartidor especial y el mi cliente favorito. Y hubo más cosas que quiero contarles.

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