🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Hola; yo soy flaco, moreno y no hago mucho ejercicio. Todo comenzó porque estaba en busca de trabajo, ya llevo meses sin trabajo, entonces vi un anuncio en el periódico solicitando custodios para empresa de gobierno.

Inmediatamente mandé currículo y pasando tiempo, creí que no me hablaría, pero una tarde llamaron a casa y me comentaron que me presentará a las 7 am sin desayunar y con toda mi documentación.

Inmediatamente me presenté y al llegar, sin mentir, eran más de 50 aspirantes; desde el primer momento fueron excluyendo por diferentes motivos o perdían el interés. El primer día se hizo examen médico, psicológico y conocimiento, todos los pasé por qué si no, te daban las gracias y te retiras.

Nos indicaron que el día siguiente era el físico y pocos lo pasarían. Los instructores de inmediato dieron indicaciones metiéndonos a los vestidores «rápido, póngase de deportes y dejen sus pertenencias», no me di cuenta hasta que nos formaron en columnas de dos que me tocó con un muchacho de gym guapo de quien lo que más me gustaba nalgon bien trabajado y andaba en licra, de inmediatamente me puse nervioso pero sin demostrarlo.

Empezamos a trotar y dar vueltas a la pista y veía como rebotaban esas nalgotas hermosas, esponjosas de burbuja; sin querer, cuando nos formaban trataba de rozarlas con la orilla de la mano o tocarlas y afortunadamente sucedió.

Posteriormente pasamos hacer lagartijas y yo tenía que contarlas, cuando vi que se puso en posición, esas montañas sobresalían, cómo que de reojo se dio cuenta y me sonrió y me dijo «me ayudas a contar» pero yo no podía quitarle la mirada y claro, contaba cuando subían y bajan esas nalgas firmes duras.

Lo mejor y que nunca olvidaré fue cuando me ayudó a contar abdominales pues se subió en mis pies para detenerme; yo estaba emocionado y feliz pues esas enormes nalgas se sentaron en mis pies y al mismo tiempo me ayudaron a contar, cada que hacía esfuerzo para enderezar sentía que le metía el pie y las abría al mismo tiempo.

Terminado los ejercicios nos dieron las gracias y que llamarían a los aspirantes, procedimos a los vestidores y haciendo tiempo procedí a las duchas y lo pude volver a ver, con su licra negra, medio desgastada, de unos 22 años de edad y muy sonriente.

Al verme ahí me da la espalda y lentamente baja la licra liberando sus glúteos rasurados con algo de estrías pero perfectas, para una nalgada y mordida. Se acercó a mí, mi corazón latía al mil, diciendo

— qué vas hacer al rato
— no tengo plan y tú
— pensaba ir al gym pero con esto creo fue suficiente. No tengo jabón me prestas.
— si no te molesta, si quieres te enjabono — le ofrecí.

Sin decir nada, me da el estropajo y me da la espalda sin palabras, empecé con sus piernas tallándola, pero con las yemas de los dedos tocando la piel, suave, esponjosa, tersa, sin bello y subiendo cada vez más por la orilla tocando el contorno de sus nalgas y espalda partida por el ejercicio.

Fui tocando los hombros viendo como la espuma baja en medio perdiéndose en esas nalgas, luego bajaba nuevamente y moviendo su tanga azul le tallé todo abriendo de par en par esas nalgas hambrientas comiéndose el estropajo y el jabón juntos que entre ellas ya no se veían.

Empezó a gemir de placer metiendo los dedos y a pesar del agua fría él se sentía caliente, húmedo, como esperando algo más grande.

Entonces lo recargue de la pared, me baje la trusa y dejé salir mi verga, algo considerable de tamaño con sus 18 cms; al verla le gustó el tamaño y me dijo «ya no aguanto, métela toda» y empecé entonces a sentir esa sensación de abrir algo grande, los muslos duros y a la vez suaves, deslizándose en medio abriendo las esa sensación que te aprieta y se acomoda a ti, estando caliente y húmedo, empezando así el mete y saca.

Por buen rato le estuve dando, hasta que sentí venirme y se la saqué y le aventé la leche en la espalda y en el borde de la nalga.

Nos terminamos de bañar nos vestimos al despedirnos, cómo estamos distanciados por los domicilios lo dejamos en un buen recuerdo, nunca lo olvidaré espero conocer otro nalgon.

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