Mi nombre es Rod y el cuñado de mi hermano se llama Luis. Cuando paso esta situación yo tenía 16 y él 12, ya teníamos tiempo de conocernos.
Un día llegó a pedirme apoyo para su tarea, y pues yo también me estaba alistando para ir a la prepa, ese día lo dejé en la computadora y me metí a bañar; con pretexto salí de bañarme y olvidé mi ropa y me quité la toalla y le dije lo típico en juego de hombres «¿vas a querer?».
Él me dice «tápate wey, que asco» y empezó el juego de arrimarle el pene mientras que él me decía que ya me cambiara y en ese juego le agarró el paquete y para mi sorpresa detecté que ya lo tenía duro.
Le dije «qué puto que eres Luisito, según no te gusta y mírate, ya la tienes tiesa». Él no se inmutó y solo me responde que sí, y sin decirle nada se la saca y dice «ve cómo me pusiste».
La verdad para su edad la tenía bien gorda y bien larga así que solo me chupé los labios y le dije «no mames, perro te la cambio».
Entonces se levanta y me dice «vamos a ver porno», y mostrando mucha experiencia se metió a una página y pone vídeos y se la empezó a jalar; obvio no desaproveché y le dije que hay otra técnica para que él disfrute y me dice cual.
Y para luego es tarde, que me bajo a chuparle el pene, le bajé más el short y el bóxer y que me la meto todo hasta el fondo.
Se la mamé tan rico hasta que eyaculó en mi boca a los pocos movimientos que le hice.
Quedó con la piernas como Bambi recién nacido. Y pues de ahí siempre me hablaba cuando quería que se la chupara. Ahora ya es casado y va a tener un hijo, pero las mamadas que le di, esas nadie me las quita.