🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Hace algún tiempo me encontré con un excompañero de la secundaria. Pasaron los años, para ser exactos 3 años después, nos volvimos a ver, me dijo que estaba yo muy bueno; intercambiamos números pero nada más.

Me invitó a salir una noche y me dijo si me podía ir a dejara mi casa. No tardó mucho en quitarme la ropa, me agarro de la cabeza para cogerme la boca con su pene. Me acostó boca a arriba y me puso saliva en mi culito…

— Espero que aguantes que porque son años de no verte y mi verga, ya sabes como la pones – Solo le dije que si.

Costó que me entrara su pene. Le mide 17 centímetros, es muy gruesa y tiene una curva hacia arriba con dirección hacia la derecha. Morena y con muchas venas, no tiene tantos huevos, son muy pequeños.

Les cuento que soy grande de 1.80 de altura y él anda como 1.68, es pequeño, de barba y piel clara. Acomodé mi cabeza y con un suspiro pude comérmela toda; sentía todo su tronco, siempre he dicho que él tiene instinto de tener un mazo que está rompiendo paredes como los albañiles.

Es muy salvaje para coger, se acomodó a mi pecho, mis piernas entrelazaron su torso, con su mano tapó mi boca y solo dejó en movimiento su cadera; su ritmo era tan placentero, que sólo podía gemir de placer.

— Que bonito suena tu corazón- exclamó.

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Lo tiré, y me fui casi encima de él, he hicimos la araña, me deja en visto que le gusta llevar el control. Nos quedamos dormidos un rato y al despertar, me pidió ponerme de perrito sobre la cama y el de pie.

Me agarro de las nalgas y me daba fuerte; me preguntaba si me dolia, pero para ser sincero, mi piel estaba erizada, el placer recorría todo mi ser. Luego, me acostó en la esquina de la cama, subí mis nalgas y con su gran tronco seguía dando embestidas, así que me dispuse a agarrarme fuerte de las sábanas y morder la almohada. Ya llevábamos una hora y nada de su eyaculación.

— Déjame descansar- le dije.
— Tienes que aguantar; sabes que tu enorme culo me insolenta, jajajajaja, me voy a sentar y quiero que te sientes, y te muevas como una putita.

Muy obediente lo hice, pero me rendí muy pronto, su turca, le palpitaba, estaba caliente y muy caliente.

Yo estaba cansado, y me quedé viendo la pared, y lo quedé viendo a los ojos y nos pusimos de pie, y me acorraló, sacó su lengua, con sus 4 dedos me puso saliva en el culito, me la dejó ir de un solo, para ser exactos dilatados una hora cogiendo de pie, tomándome del pecho, mientras mis nalgas chocaban en su pelvis.

Terminamos agotados y cuando desperté ya no estaba. Somos de Managua y luego, les contaré nuestro inicio.

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