🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Había terminado el periodo escolar y con ello llegaron las esperadas vacaciones de verano, así que me fui de viaje a la casa de mis tíos. Las nueve hora de viaje se me hicieron eternas, pero ya estaba en casa de los tíos y disfrutando junto a mis primos.

En las mañanas ayudaba atender en el negocio de la familia; luego mi tío me pidió ir hacer un trámite al banco y al entrar el guardia me saluda y me dice como está el santiaguinos.

– Me confunde le digo, yo no soy de Santiago.

Solo me mira y se sonríe, era un tipo alto delgado de una sonrisa perfecta. Durante los días siguiente al ir al banco me volvía a decir – hola santiaguino- pero ya no le daba importancia.

En las tardes siempre salía con mi primo Francisco a dar vueltas y conversábamos con sus amigos, pero un día me quedé solo ya que tuvo que viajar para matricularse en la universidad, así que salí solo y me encontré con el guardia quien me saludó y ahí supe que se llamaba Luis (con mi primo le decíamos el doberman).

El tipo resultó muy agradable y me invitó a caminar. Luego me dijo si lo acompañaba a la casa donde rentaba una habitación y lo acompañe, me invitó un café y conversamos por largo rato, me contó que llevaba tres meses trabajando en ese banco y que era del sur.

De pronto se quedó en silencio, tomó la taza que yo tenía en las manos y la dejó sobre una pequeña mesa, me queda mirando y sentí un hormigueo en mi estómago, me sonríe y se acerca y me besa.

Comenzamos a besarnos apasionadamente, me quita la camisa y comienza a chuparme las tetilla, me pone a 1000 ya solo quería ser de él. Comienzo a tocarle su verga que estaba que quería escapar del pantalón. Bajó su cremallera y la sacó, era de unos 18 cm muy blanca y cabezona, ya quería sentirla en mi boca. Me la comí feliz mientras que él cerraba sus ojos y disfrutaba mi mamada.

– Que rico lo haces santiaguinos.
– mmm te gusta?
– Si, dale, dale es toda tuya.

Luego de un rato me invita a su cama y nos desnudamos, comenzamos a besarnos y acariciarnos, se sube sobre mi y me encantó sentir todo su cuerpo sobre mí, su calor y el rico olor que su cuerpo emanaba. Después me toma de las piernas y me levanta él de rodilla llevando mi culo a su boca y comienza a comérselo dándome mucho placer, yo solo gemía deseándolo tenerlo dentro de mí.

Él mide 1,80 y yo 1,63 así que me tomaba como si nada.

Después me pone un almohada en la cintura con mis piernas en sus hombros y comienza a meterla muy suave, yo doy un grito de dolor con esa embestida pero él me tranquiliza, y se queda quieto un rato hasta que ya el dolor pasa y comienza a darme duro.

Yo lo disfruto, él me besa y de pronto me dice «no quiero acabar todavía, no te muevas». Lo saca y me sube sobre él para besarnos.

– Quiero darte mi leche en tu boca para que nunca me olvides
-No podría olvidarte, eres muy rico — le dije.
– Ja ja ja, solo quiero que disfrutemos los dos.
– Soy tuyo en este momento, haz lo que quieras.
– Chupala y saca toda tu leche.

Comienzo a chupársela hasta que siento que se viene llenando toda mi boca .

– No te la tragues – me dice y comienza a besarme y empujando con su lengua todo su semen a mi garganta.

– Te gusto santiaguino- me dice.
– Me encantó
– Ahora te toca a ti — y comienza a masturbarme hasta hacerme acabar sobre mi estómago. – Vamos a ducharnos ahora- me invita.

Nos duchamos y luego nos vestimos ya tenía que volver a casa, antes de salir nos dimos un largo beso y me fue a dejar. Los días siguiente lo veía en el banco pero no se presentó otra oportunidad y se terminaron mis vacaciones pero el recuerdo de Luis quedó en mi.

Al año siguiente volví donde los tíos pero él ya no estaba en ese trabajo y nunca más lo volví a ver.

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