Soy de la idea que cuando la oportunidad se presenta, hay que aprovecharla.
Mi vida transcurría tranquila , todo dentro de lo normal, de la casa al trabajo, del trabajo a la casa, casado hace años, con una mujer normal, con sexo normal, toda una rutina. Pero el destino se encargo de hacer de esa semana, algo completamente distinto.

Mi compañero de trabajo se tenía que operar y de la casa matriz, tuvieron que mandar obligadamente un reemplazo a ocupar su puesto y fue a si como llegó Sebastián a trabajar en el escritorio del lado. Era un joven recién egresado de la universidad, con 24 años, de tés muy blanca, pelo rubio, hermosos ojos verdes.

No era muy alto de estatura, más bien bajo y algo gordito. Era muy sociable, conversador y desde un principio, por su forma de vestir, su voz muy suave, su forma de comportarse, me dio un indicio que no era 100% hetero.

Aprendió el trabajo muy rápido y prácticamente ni me molestaba. Una que otra consulta de vez en cuando y nada más. Obviamente conversamos mucho de nuestras vidas, mi vida de casado, la vida de soltero de él, con novia que diariamente lo llamaba.

Era muy distinto a mi compañero de trabajo, un cuarentón como yo. Colocaba otro tipo de música , cantaba , andaba siempre alegre , conversaba con todos. Sus gestos no eran amanerados, pero si muy finos, lo que corroboraba más mis dudas.

Nunca me han atraído los hombres, para nada, pero algo tenia este joven que me provocaba mirarlo, aparte que era muy culón, se le notaba un culo redondo y carnoso a través del pantalón. En mi computador veía videos porno regularmente, pero rara vez miraba algún video gay y si lo veía era más por los travestis, sin embargo estando él en el escritorio del frente, como el no podía ver mi pantalla, coloque unos de hombre maduros con jóvenes y si sentí algo de excitación.

Comencé a imaginarlo como se vería desnudo, como dije tenía un culo grande, redondo, y me lo imaginaba en cuatro patas sobre una cama, ofreciéndome ese blanco y redondo culo y la idea era muy atrayente, algo nuevo, completamente diferente, excitante.

Día miércoles y mi mujer me avisa que había fallecido un tío de ella en el sur y que viajaría de inmediato con mi suegra, dejándome solo hasta el fin de semana. Todo se fue confabulando perfectamente, era el destino. Un tipo que no vería nunca más , que estaba quedándose en una pensión , lejos de su ciudad , yo solo en casa, ya que de hacer algo, me daba vergüenza ir a un motel con un hombre y que alguien me viera entrar.

Ese día no me animé hacer nada, me dio miedo y a último minuto me arrepentí. Pero en las conversaciones que tuvimos ese día, me contó que se aburría mucho en la pensión, que estaba solo, que había salido a tomarse una cerveza y luego había vuelto a ver televisión y acostarse temprano.

LO MÁS RECIENTE

Al otro día, con mayor ímpetu me coloque a ver videos gay, buscando a tipos parecidos a el, bajos y gorditos, gozando siendo enculados , aumentando mucho mas mi libido. Era una oportunidad que no podría dejar pasar. Tenía el lugar, estaba solo, hasta si un vecino me veía entrar con él , no le parecería raro y de verdad tenía ganas de probar algo distinto, a si que casi terminando nuestra jornada , le dije que lo invitaba a mi casa a tomarnos unas cervezas. Me agradeció y me dijo que ningún problema, que era material dispuesto.

Llegó la hora de la salida, nos fuimos en mi auto y al poco rato ya estábamos en casa. Me decía que le encantaba nuestra ciudad, completamente diferente a la ajetreada capital, que acá era todo más tranquilo. Atrás de mi casa tengo una pequeña terraza, con vista al patio, no muy grande, pero el quedo fascinado, ya que vivía en departamento.

Ya había comprado una gran cantidad de cervezas y sentados en la terraza, nos colocamos a beberlas una tras otra. Yo la verdad tomaba más de la cuenta, ya que necesitaba el valor que da el alcohol para hacer lo que me proponía.
Al poco rato me dan ganas de orinar y claro, como estaba en el patio, como habitualmente lo hago, no entré a la casa, si no que me dirigí a uno de los árboles, diciéndole a mi compañero que esa era otra de las ventajas de tener patio y que así aprovechaba de regar el árbol. El se rió diciéndome que de el balcón de su edificio no podía hacerlo. Me preocupé de sacar lo más posible mi verga y colocarme de lado, para que el me la viera, mirando hacia abajo para no cohibirlo. Noté su mirada.

Seguimos conversando y fue él, el que ahora quería orinar. Me dijo si ocupaba el baño o regaba el arbolito y obviamente le dije que en el árbol. Caminó hasta él, se desabrochó el pantalón ante mi expectante mirada y demorándose un poco en orinar, apenas alcance a divisar una pequeña verga, pero que de todas formas me excito.

Comenzamos hablar de sus salidas en la capital, de la vida bohemia y se explayó contándome de sus salidas a discos, pub , etc. Yo lo escuchaba atentamente, mirándolo directo a sus ojos verdes ya imaginándolo como lo colocaría. Las latas de cervezas vacías se seguían acumulando y ya tenía que volver a orinar. Disimuladamente antes de hacerlo me toque para que se me parara y lo conseguí. No estaba en su máximo esplendor, pero si algo dura y comparada con la de el, mucho más grande. Me excuse con el que eso era lo malo de la cerveza, que había que hacerle espacio a las siguientes y caminé hasta el árbol, donde la saque al aire y la deje un rato ahí, para que me la mirara y luego de orinar , la sacudí muchas veces , viendo como su mirada estaba pegada hacia mí.

Al volver a sentarme , lo noté algo distinto, mas risueño, mas coqueto. Se notaba que yo no le era indiferente y sus gestos fueron más amanerados aun, dándome más seguridad que iba por un buen camino. Comenzamos hablar de moteles, de la gran cantidad que había en la capital contra los 3 o 4 que había en mi pequeña ciudad. Algunas anécdotas de ellos etc, hasta que me dijo que iba a regar el arbolito.

Dejé que avanzara y me fui detrás de el. El ya la tenía afuera, esperando que saliera el chorro, cuando me coloqué a su lado. Se sintió algo incómodo y lo relaje bromeando que por falta de agua, no se secaría el árbol. Se rió. Saqué la mía, me sentía orgulloso, mucho más grande que la de él. Su vista pegada en mi verga y yo en la de él. No decía nada, ni tampoco orinaba. Cortó el hielo diciendo que su verga se había ofuscado al ver la mía tan grande y la de el tan pequeña. Nos reímos , realmente era muy chica, unos tres dedos cuando mucho, pero me gusto verla de cerca.

Nuevamente sentados, le pregunté si era verdad que en la capital habían discos para gay y me dijo que si , que él había ido a una , para ver cómo era. Lo escuche con atención y ya algo ebrio, le pregunté directamente, si él había estado alguna vez con un hombre. Pensé que se urgiría, pero no, abiertamente me dijo que él era bisexual, que le atraían tanto las mujeres como los hombres. Me miraba directamente a los ojos, como insinuándose y ya entregado, le dije que a mí siempre me había dado curiosidad estar con un hombre y sonriendo, me dijo que yo le parecía atractivo.

Dejo la cerveza en la mesa y se sentó a mi lado. Mirándome a los ojos me colocó su mano sobre mi pierna, diciéndome que sabia lo que yo quería y que él era muy reservado, que no me preocupara. Me deje querer, Sebastián se encargo de romper el hielo, luego de acariciármela por encima del pantalón , me lo desabrochó y metió su mano en busca de mi verga. Yo coopere soltándome la correa y el termino de sacarla. Me la tomo con su mano y me dijo que desde que me la vio, ya se la imaginaba dentro de su boca. Bajó su cabeza y muy suavemente comenzó a degustarla.

Colocó uno de los cojines en el piso, mientras yo me baje los pantalones hasta los tobillos. Me pasó otra cerveza y me dijo que me relajara, que nadie nos apuraba , que no me preocupara por el , que solo disfrutara y así lo hice. Era realmente una putita profesional. Lentamente me masturbaba y me pasaba la lengua de principio a fin. Me chupaba los huevos, mientras yo con una cerveza en la mano y un cigarro en la otra me dejaba.

Estuvo mucho rato en esa posición , devorándose mi verga. Hacía mucho tiempo que no me daban una mamada tan profesional. La tomaba desde la base y se la pasaba por el rostro, mirándome con sus ojos verdes hermosos, preguntándome si me gustaba y yo asintiendo.

Terminamos en mi cuarto, nos desvestimos mutuamente. Tenía el culo como de mujer , gordo, parado, muy blanco, apegándolo a mi , juntando nuestras vergas , se lo apreté con fuerza. Su verga parada era más pequeña que la mía en estado de reposo. Me hizo acostarme de espaldas y continuó chupándome, diciéndome lo mucho que le gustaba hacerlo. Luego de eso, se monto arriba mío, me agarró la verga y la colocó a la entrada de su ano. Me dijo que no me moviera, que la tenía demasiado grande , que solo me quedara quieto, que el haría todo.

Con sus manos abrió sus ricas nalgas y fue ejerciendo presión. Pero mi verga no entraba , se notaba algo de dolor en su rostro, ansioso de tenerla adentro. Me preguntó si podía ocupar un poco de la crema del velador de mi mujer y obviamente le dije que sí. Hecho un buen poco en sus dedos y se lo esparció por el ano. Luego vació un poco en mi verga y la esparció con mucha delicadeza. Todos sus movimientos eran muy suaves, muy femeninos. Nuevamente intentó y esta vez sí consiguió meterla un poco, pidiéndome que no me moviera, hasta que poco a poco se fue enterrando mas y mas hasta que ya el culo del jovencito se llenó por completo.

Comenzó a moverse muy suavemente, gimiendo de placer, con una voz más suave aun. Ya al poco rato, su culo era completamente mío. Le agarraba su nalgas y se las apretaba con fuerza, mientras el gemía como una verdadera mujer. Era muy excitante, jamás pensé que podía llegar a gozar tanto.
Al rato lo cambie de posición, lo coloqué en cuatro patas sobre mi cama, tal cual como me lo había imaginado.

Tenía un culo exquisito, era como tener a una mujer gordita culona, ni si quiera se le veía el pene y apuntando mi verga a su ojete lo penetré con fuerza, enterrándosela hasta el fondo, sacándole fuertes gemidos femeninos que mas me excitaban.

Le manoseaba el culo, me encantaba, carnoso, muy blanco que amortiguaba perfectamente mis embestidas. Ya caliente como soy, me entregue por completo a la pasión del momento, me salí de él y le metí la cara entre sus ricas nalgas, chupándole el ojete, cosa que el encantó. Lo movía de lado a lado, apretándolo contra mi cara, quejándose del placer que le daba mi boca.

Lo di vuelta y le levanté las piernas. Lo volví a penetrar, mirando su diminuto pene. Se lo tome con mis dedos y comencé a frotárselo mientras lo penetraba, era extraña la sensación de tener un pene en mis manos, uno que no fuera mío. Le tocaba sus bolas, eso sí bastante grandes, era excitante , muy morboso.
Saque mi verga y la junté con la de el. Mi tamaño era casi el triple.  Alentado por la calentura, llevé mi boca hacia su sexo y me la metí en la boca, chupándosela como pensé que más le gustaría.

Aguantó muy poco, me hizo salir por que de seguir acabaría, pero yo quería probar todo y no me detuve, con más ímpetu seguí succionando ese pequeño miembro , hasta que no aguantó más y sentí su semen inundar mi boca. Ni siquiera lo pensé y lo tragué, era amargo, pero no me desagrado su sabor.
Me monté sobre él, con sus piernas abiertas y lo volví a penetrar. Había pensado en no besarlo, no estaba dentro de mis planes, pero estaba tan excitado con su sabor en mi boca, que no me di cuenta, cuando nos fundimos en un apasionado beso. Besaba muy bien y más me excitaron sus besos. Le agarre las nalgas fuertemente y mientras nos besábamos, mi verga se perdía dentro de su cuerpo, una y otra vez.

Rodábamos por la cama, me lo cogí de lado, nuevamente el de boca y yo sobre su espalda. Sus quejidos femeninos no cesaban , me pedía mas y mas. Me acosté de espalda y se devoró mi verga, pidiéndome que yo también le soltara la leche en su boca, que la quería.

Soy muy duro de acabar, puedo durar mucho rato, pero a mi edad me cuesta conseguir una nueva erección, por lo que me aguanté como pude para seguir cogiéndomelo. Le pedí que hiciéramos un 69 y de inmediato adoptó la posición, colocándose sobre mí. Sus nalgas en mi cara, su pequeña verga en mi boca, mientras él se engullía la mía. Era muy rico sentir su sexo en mi boca nuevamente, que con tantas chupadas que le di, volvió a pararse. Rodamos y quedé yo sobre él. En eso siento que su boca que estaba en mis bolas, sube un poco más y sentí su lengua en mi ano. Me encantó, el continuó jugando con su lengua en esa parte virgen de mi cuerpo, haciéndome sentir muy rico y como una maraca en celo, yo mismo me abrí las nalgas para que llegara más adentro, sentándome sobre su cara.

Con uno de sus dedos comenzó a jugar con mi ojete y dejé que me lo metiera. Algo me dolía, pero era soportable, más que nada incómodo , pero rico a la vez. Ya entregado a todo, queriendo experimentar, le pedí que me penetrara, quería saber que era lo que se sentía y que mejor para empezar con un pene tan pequeño. 

Me coloque de boca sobre la cama y Sebastián se subió arriba mío. Luego de comerme el culo con su boca, me coloco un poco de crema y se acostó sobre mí, llevando su pene a mi ano. La verdad, no costo nada que me entrara y de inmediato comencé a sentir delicioso. Pero quería mas, así que me coloque en cuatro patas yo solo, y él , agarrándome de las caderas , me penetró por detrás. Fue delicioso , se me salían solos los gemidos y el , moviéndose rítmicamente introduciendo su pequeño pene en mi culo. 

Me gustó y mucho. Me deje penetrar un buen rato, para luego cambiar de posición y penetrarlo yo a él. Agarrado a sus caderas, me volví loco penetrándolo con mucha fuerza , haciéndolo que gritara, enterrándosela bruscamente , hasta que no me pude aguantar más y dándole con todo, comencé a descargarme dentro de ese exquisito culo.

Quedamos rendidos, botados desnudos sobre la cama , recuperando el aire . Con su mano acariciando mi flácida verga , diciéndome lo mucho que había disfrutado. Al rato se levanta y va a buscar dos cervezas , caminando desnudo con toda confianza.

Ya había oscurecido, me dijo que ya era hora de marcharse, pero como yo estaba solo, y su presencia no me molestaba para nada , al contrario, lo invite a quedarse.

Esa noche cogimos dos veces más, haciendo de todo. Su culo fue completamente mío y el mío, algo de el. Nos despertamos en la mañana, nos duchamos y nos fuimos a trabajar. A media mañana, le hice chuparme la verga en la oficina y ya en la tarde, apenas salimos, nuevamente nos fuimos a mi casa a coger como animales.

Era la última noche que pasaríamos juntos y la disfruté a más no poder. Me lo cogí hasta que no me dieron las fuerzas, entregándole mi culo en reiteradas ocasiones, para disfrutar su verga, ya como despedida.

Al otro día se fue temprano, limpie la casa, en especial el cuarto que estaba pasado a cigarrillos , ya que fumábamos ahí y mi señora no me deja hacerlo en la habitación. Recogí un montón de latas de cervezas vacías y colillas de cigarro, preocupándome de borrar cualquier evidencia, incluso cambiando las sabanas, que era lo único que a ella podría haberle llamado la atención, ya que yo, nunca lo hacía.

Cuando mi señora llegó, no había ningún indicio que hubiese estado acompañado en su ausencia.

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