Era viernes por la noche, temprano y la noche era fresca; lo suficientemente agradable para un viaje por South Street a pie. A Brian le encantaba ir por ese lugar, pero casi siempre era mucho mejor cuando estaba solo. A veces, caminaba un poco y luego se acercaba hasta el sendero pavimentado frente al río y se sentaba allí un rato.

En cambio, esa noche estaba pensando en detenerse en un bar para tomar unas copas antes de subir a la línea Downtown-Market para volver a casa.

Paró en algunos lugares, la mayoría de ellos estaban «llenos». Después de tres bares diferentes, todos tan llenos de gente que no podía encontrar un asiento, Brian fue hacia la calle 15 y entró en un lugar llamado Happy’s.

En este punto, el muchacho solo quería un asiento y una bebida, así que ignoró a la multitud y se dirigió a la barra. Se sentó y una chica se le acercó con una bonita sonrisa en el rostro.
«Como puedo ayudarte?»
«No hay problema,» dijo ella

Regresó unos momentos después y le entregó la cerveza. Pagando, luego dio un sorbo y saboreó la bebida fría en el mostrador y mirándola fijamente.
Brian no estaba tan seguro de lo que ella quería decir con «un lugar como este», y se rió entre dientes tomando otro trago de cerveza.
«Qué quieres decir?» preguntó.
«Un bar gay,» respondió ella de una manera muy indiferente. «Te diste cuenta de que este era un bar gay… o no?»

El muchacho pensó que estaba bromeando al principio. Tenía que estar bromeando. Pero cuando miró a su alrededor, de repente lo vió como si hubiera estado ciego.

Prácticamente no había mujeres allí, las que eran mujeres se parecían a la típica lesbiana masculina. Todos los hombres eran lo suficientemente extravagantes como para decir que eran homosexuales, o aún lo delataban por el hecho de que estaban bailando con otros hombres. Algunos incluso se estaban besando; “cómo he podido ser tan estúpido?” pensó Brian.

«Así que es un bar gay,» dijo riendo nerviosamente.
«No,» respondió riendo más fuerte ahora. «Está bien; ya estoy aquí. También podría quedarme un poco y terminar mi cerveza.»

Ella sonrió notando que casi había terminado y fue a por otra cerveza, poniéndola frente a Brian. Buscando en su bolsillo la cartera, pero ella negó con la cabeza y le indicó que la guardara. «Va por mi cuenta,» dijo alegremente.
«No muchos hombres heterosexuales estarían tan tranquilos en una situación como esta. Tengo que respetar eso de ti, así que guarda tu cartera. Yo invito esta.»

Comenzaron una linda conversación. Supo que su nombre era Michelle, había estado trabajando allí unos cinco años y ahora tenía treinta años. También era lesbiana y estaba saliendo con una mujer mayor que en realidad era pariente del dueño del club. Al parecer, así fue como consiguió el trabajo en primer lugar. Diciéndole su nombre y que tenía veintiocho años, Brian deslizó que estaba soltero… y muy solo.

Hablaron sobre relaciones pasadas y se escucharon mutuamente y, antes de darse cuenta, Brian había estado allí bebiendo y hablando con ella durante más de una hora; eran casi las 11:30 de la noche.

Había tomado al menos cinco cervezas, pero estaba de maravilla, lo cual estaba bien. De todos modos, no estaba buscando realmente emborracharse.
«Vuelvo enseguida,» dijo Brian levantándose y estirándose, «Tengo que ir a aliviar la vejiga,» añadió.

Ella se rió mientras se alejaba y se dirigía al baño de hombres. Regresó solo cinco minutos después y se volvió a sentar para notar una especie de expresión nerviosa en el rostro de Michelle.
«Estás bien?» preguntó preocupado.
«Sí,» se rió ella levemente. «Sin embargo, es posible que prefieras irte a casa.»
«No, la noche aún es joven y me estoy divirtiendo.»
«Está bien,» dijo acercándose. «Entonces probablemente debería advertirte antes de que lo descubras por ti mismo. Mira a esos dos tios de allí.»

Michelle señaló más allá de él y Brian se volvió ligeramente para seguir la dirección en la que estaba señalando; al otro lado del lugar, pudo ver a dos hombres de su edad. Uno de ellos vestía una camiseta blanca y jeans ajustados. Tenía el pelo rubio que le llegaba hasta los ojos y una gran sonrisa.

El otro tenía el pelo castaño corto y puntiagudo y vestía una camiseta negra que decía «Bésame, estoy cachondo» y jeans grises.
«Qué hay con ellos?» preguntó Brian sin ver nada que los destacara, excepto que obviamente no eran tímidos acerca de sus sexualidades.

«El rubio es James y el chico de cabello castaño es Chris. Son asiduos de este club, y tienen una especie de… historial, supongo que se puede decir,» comentó Michelle.

«Historial, eh? Qué quieres decir con eso?»
«Bueno, ya sabes,» dijo abriendo una cerveza fresca y entregándosela. «James y Chris… son una pareja. Sin embargo, no son exactamente novios, son más como follamigos. Son muy abiertos sexualmente y les gusta invitar a otras personas a veces. Principalmente hombres heterosexuales como tú que entran aquí a cada tanto.»

Brian se rió, sin tomarla realmente en serio a pesar de la expresión de sinceridad en su rostro.
«Vamos,» dijo. «Qué tio hetero… además de mí… entraría aquí de buena gana?»

«La gente curiosa a veces está aquí solo para divertirse con sus amigos, a veces vienen en grandes grupos… a veces se pierden como tú,» se rió Michelle. «El punto es… James y Chris tienen el hábito de seducir a la mayoría de estos tios heteros. Parece funcionar siempre, lo creas o no. Ahora no estoy dudando de tu sexualidad o de tu confianza en ella, pero te lo digo, usan cualquier truco, son muy buenos para ponerse en la piel de los heteros,» detalló la mujer.
Todavía no estaba tomando a Michelle en serio y se rió de ella tomando un trago de su cerveza. Ella entendió y suspiró derrotada, cambiando de tema, pero se dio cuenta de que seguía mirando a James y Chris como si esperara que no hiciesen su movida.

Finalmente, Michelle levantó la cabeza, abrió los ojos un poco y suspiró mirándole unos segundos después.

«Vale, prepárate para que vengan aquí ahora,» le advirtió. Brian rió y no le prestó atención hasta que sintió una mano en su hombro y se dio vuelta para mirar a los ojos azules del rubio que se llamaba James.
Mirando a Michelle, ella le dedicó una mirada que significaba “Cuidad vuestras palabras” pero Brian se encogió de hombros y ella se dedicó a atender a otros clientes por el momento.

«Mi nombre es Brian,» dijo presentándose. Estrecharon manos y James le sonrió a su amigo.
«Este es mi amigo Chris.»
«Encantado de conoceros,» respondió Brian estrechando la mano de Chris también. James sacó un taburete de la barra al lado izquierdo y se sentó mientras Chris se sentaba en el otro taburete a la derecha, quedando Brian en el medio.
«Así que dime,» dijo James, «qué hace alguien como tú en un lugar como este, solo?»

«Oh… en realidad no me di cuenta de que este era un club gay hasta después de que entré. Solo estaba buscando un lugar para tomar unas birras.»
«Así que eres un chico hetero?» preguntó Chris. Michelle miró a Brian como para decírselo con los ojos, de que no diese demasiada información. En parte queriendo demostrarle que estaba siendo demasiado paranoica, el joven sonrió y asintió.
«Sí, hetero al 100%.»
«Impresionante, impresionante,» dijo James sonriendo.
«Tienes novia? Apuesto a que las chicas deben estar enamoradas de alguien tan guapo como tú,» preguntó Chris.
«No actualmente,» admitió Brian. «Terminamos hace unos meses. He estado soltero desde entonces, realmente por elección. No estoy listo para atarme de nuevo.»

Siguieron hablando durante unos minutos y, sinceramente, a Brian todo le parecía completamente normal. No pudo ver nada en ninguno de esos dos hombres que le dijese que todo lo que Michelle había dicho era cierto. Tal vez ella solo había estado jugando con él, tratando de asustarle un poco.

Pronto se dio cuenta de lo juguetón que parecía James y de cómo seguía coqueteando con él de forma bastante obvia. También se percató de que Chris no parecía molesto por eso en absoluto. De hecho, lució la misma sonrisa brillante durante toda la conversación.
Justo cuando Brian comenzó a pensar que Michelle estaba loca, la situación comenzó a cambiar.

«Entonces,» dijo James. «Michelle te ha hablado de Chris y de mí?»
Mirando a Michelle, que ahora estaba apoyada contra el mostrador sonriendo y tomando un sorbo de su propia cerveza, no contestó al momento.
«Qué quieres decir?» le preguntó Brian al cabo de unos segundos.

No quería decir directamente que sí porque no estaba tratando de hacerlos enojar con ella ni nada por el estilo; así que actuó tan despistado como pudo.
«Sobre nuestro historial,» dijo Chris.

Miró a Michelle de nuevo y ella puso los ojos en blanco y le miró como diciendo que no le importaba su respuesta.
«Oh, ese historial… sí, puede que haya mencionado algo al respecto,» comentó Brian.

«Oh bien…» dijo James. «Entonces sabes que nos gustan bastante los chicos heterosexuales como tú. Y todavía pareces estar tan cómodo con nosotros.»
«No soy un idiota,» respondió Brian en tono jovial. «Me siento completamente cómodo con mi sexualidad. Así que mientras no tenga nada de qué preocuparme, por qué tendría problemas para pasar el rato con ustedes dos y hablar como amigos? Si tuviera un problema con algo de esto, hubiese dejado este club antes de que ustedes dos siquiera me vieran aquí.»
«Vale, puedo ver que no eres como la mayoría de los chicos heterosexuales,» dijo Chris.
«Qué quieres decir?»

«Siempre podemos convencerlos,» aseguró James con confianza. «Pero suelen ser groseros e ignorantes hasta que terminamos ligando,» se rió. Brian rió entre dientes y negó con la cabeza esperando que esa conversación fuese en otra dirección… sin más coqueteos tan descarados.
«Entonces, alguna vez has estado con un chico antes?» preguntó James. Brian supuso que sus esperanzas de que se apartaran de ese tema no serían respondidas en el corto plazo.

A pesar de cierta incomodidad, a Brian le sorprendió lo tranquilo que estaba en esa conversación, no estaba irritado ni nada. De hecho, casi encontraba todo bastante divertido, y fue por su falta de carácter en refrenarlos por lo que James y Chris siguieron coqueteando, haciendo movimientos e insinuando ideas algo cachondas al azar cada pocos minutos más o menos. Michelle simplemente se quedó sacudiendo la cabeza y riendo silenciosamente también. Sin embargo, parecía saber todo el tiempo a dónde iba eso.

«A ver, cómo sabes que no te interesan los hombres si nunca has estado con uno?» preguntó Chris unos minutos después.

«Mira, se parece mucho a los vegetales,» insinuó James. «Nunca sabrás si te gustarán, hasta que los pruebas. Probar una polla es igual… así que sé bueno y prueba una… o mejor dicho, probad la mía,» soltó James al final con descaro.
Chris se echó a reír y James se quedó allí sentado, sonriéndole a Brian todo el tiempo y, sinceramente este no pudo evitar reírse; aquel par parecía que no se iba a rendir nunca.

«Ustedes son realmente agradables,» dijo Brian finalmente. «Pero realmente no estoy interesado; no me importaría ser amigos ni nada, pero en lo que respecta a mi sexualidad, soy estrictamente hetero.»

«Oh, vamos,» James continuó presionando. «Solo danos una oportunidad; te garantizo que no te decepcionarás. Conozco al menos a otros diez tios que solían decir que eran heterosexuales antes de conocernos, y todos pueden respaldar mi palabra.»

Brian suspiró y negó con la cabeza. «Mira… realmente no estoy…»
«Mira, solo una oportunidad es todo lo que pedimos. Te diré una cosa; qué tal si te hacemos una apuesta?»
«Una apuesta?» le preguntó Brian confundido.
«Sí… una apuesta,» dijo James. «Te apuesto… que puedo hacer que te empalmes.»
Brian volvió a reír y asintió, pensando seriamente que ahora estaban realmente locos. No había forma de que pudieran hablar en serio en lo más mínimo. La situación se le estaba escapando de las manos.
«Bueno, espera ahora, ya llegaremos a eso,» dijo Chris.

«Aquí están las reglas; este es un juego que jugamos de vez en cuando con tios que realmente juran que no le van los tios. Las reglas son las siguientes, James tiene tres minutos para hacer lo que quiera para ponértela dura. Si él gana, tienes que venir a casa con nosotros y poner el culo. Si por casualidad ganas, entonces no pasara nada y te dejamos en paz. O podríamos ser amigos y venir con nosotros de todos modos.»

Esa tenía que ser la idea más estúpida que había escuchado en toda su jodida vida y, sin embargo, Brian podía notar cuán serios estaban ambos al respecto con solo mirarlos.

No estaban bromeando en absoluto y le sorprendió lo lejos que estaban dispuestos a llegar para follarle lo antes posible. No sabía por qué, tal vez era el impulso de demostrar que estaban equivocados, o tal vez era curiosidad, curiosidad de si realmente habían seducido o no a esos hombres heterosexuales y si lo habían hecho, entonces cómo.
Fuese lo que fuese, Brian no dudo un segundo en dar su respuesta sin siquiera pensar en ello de antemano.
«Vale.»

Michelle levantó la cabeza y saltó ante la respuesta de Brian, ella se sorprendió y Brian también lo estaba tras dar su respuesta. James y Chris sonrieron y James se puso de pie, tomándole de la mano.

«Sígueme,» dijo. «Salgamos y busquemos un lugar un poco más… privado.»
Deslizándose del taburete de la barra, Chris le dio a Michelle suficiente dinero para cubrir la cuenta de Brian. Ambos estaban tan confiados cuando lo llevaron a través de la barra hacia la salida. Michelle negó con la cabeza al ver que los tres se marchaban, y suspiró poniendo el dinero que Chris le había dejado en la caja registradora.

Cuando salieron, James los llevó a un callejón entre el club y otro edificio. Avanzaron hasta lo más profundo del callejón hasta que estuvieron lo suficientemente lejos de la vista como para que James… lo que sea que planeara hacer, lo hiciese sin ser visto. Empujando a Brian contra la pared, lo siguiente que este sintió fue a James frotándose contra él, mientras Chris se apoyaba contra la pared opuesta, mirándoles.

«Prepara el crono, Chris,» dijo James en voz baja. Al terminar la última frase, James se acercó y besó a Brian en los labios. El muchacho se sorprendió por lo suaves que eran sus labios contra los suyos, y su sorpresa fue mayor cuando sintió su lengua frotarse contra sus labios, rogando permiso para entrar en su boca.

Abriendo la boca para él, James deslizó su lengua dentro, entrelazándola con la de Brian y besándole apasionadamente. Mientras hacía eso, continuó frotando todo su cuerpo contra el de su nueva “víctima” y apretando su polla por encima del pantalón. Eventualmente rompió el beso y comenzó a lamer, chupar y morder el cuello de Brian.

«Mierda,» pensó Brian. James había encontrado su punto débil. Cualquiera podría excitarle besándole en el cuello, especialmente chupándole el cuello. Fue una erección instantánea para él, haciendo todo lo posible por ignorar las sensaciones que fluían en su cuerpo, pero James fue tan persistente al respecto que simplemente no fue tan fácil para Brian.

Deslizando sus manos por debajo de su camiseta, James comenzó a acariciar las tetillas de Brian mientras seguía chupando su cuello. Estaba seguro de que le iba a dejar una marca que probablemente sería imposible de ocultar.
Brian podía sentir su polla creciendo bajo su pantalón y comenzó a sentirse confundido y angustiado. 

Qué coño le estaba pasando? Por qué fue tan fácil para James? Estaba seguro de que era solo porque había encontrado su debilidad. Pero al mismo tiempo, no podía olvidar lo suaves que se sentían sus labios contra los suyos.

Tal vez no estaba tan seguro de su sexualidad como pensaba. Luego pasó. Lo dejó salir antes de que pudiese detenerse. Un suave y bajo gemido pero lo suficientemente fuerte como para ambos lo escuchasen, esto llamó la atención de ambos hombres tan pronto como salió de sus labios.

LO MÁS RECIENTE

LO MÁS RECIENTE


«Oh, escuchaste eso?» preguntó Chris. «Creo que le gusta.»
«Sí, estoy bastante seguro de eso,» asintió James.
Pero aparentemente James no había terminado, ya que seguía prácticamente arrasando con Brian.

Deslizó su camisa más arriba y se inclinó más cerca trazando su lengua alrededor de mi tetilla izquierda por unos segundos antes de morderla suavemente y luego chuparla por unos momentos. Luego cambió a la derecha y comenzó a lamer y chupar esa también, mientras seguía frotando la izquierda, que todavía estaba húmeda con su saliva.

El joven no paraba de retorcerse y dar pequeños saltos cada vez que sentía la succión de los labios de James alrededor de su tetilla. Brian estaba atrapado, había perdido. No tenía idea de cómo había perdido esa tonta apuesta que estaba tan seguro de que podía ganar, pero una parte de él se preguntaba si en algún lugar de su cabeza supo todo el tiempo que iba a perder. Tal vez fue por curiosidad, la cerveza, ambos… en ese momento ya no importaba en absoluto.

«Vale, vale, ya está bien,» murmuró Brian, cediendo y James se apartó con una sonrisa. Si continuaba, podía jurar que le haría correrse en sus pantalones sin tener que quitárselos.

«Seguro que ya no pareces muy hetero, Brian,» bromeó Chris. Suspirando derrotado; Brian sentía que él estaba en lo correcto. No es como si estuviera completamente fascinado con lo bien que se sentía. Pero podía admitir que no era en absoluto lo que esperaba. No había pensado ni por un momento que besarse con otro chico y que lograse disfrutar el contacto de sus labios se sintiese tan bien. 

Pero aun así, ahora lo tenían atrapado y Brian estaba empezando a arrepentirse de no haber escuchado a Michelle.
«Bueno, parece que ganamos,» dijo Chris. «Ahora… es hora de ir a nuestro lugar. Después de todo, tienes que cumplir tu parte del trato.»

Llegaron al apartamento veinte minutos después. Cuando entraron, Brian quedó impresionado. No era un lugar muy grande, solo un pequeño apartamento con una habitación, una cocina y una bonita sala. James y Brian fueron directamente a la cama mientras Chris fue a aliviar su vejiga y también a la cocina para preparar unos tragos.

Al entrar en la habitación, James empujó a Brian sobre el colchón y se quitó la camisa.

«Seguro que pareció gustarte cuando te besé,» dijo subiéndose a la cama. Se arrastró sobre Brian, con tanta ferocidad en sus ojos. Sus labios se encontraron con los de Brian, su lengua se deslizó en su boca y el joven correspondió el beso con igual pasión. Logró quitarle la camisa y empujando a Brian sobre la cama, James comenzó a deshacerse de la correa y pantalón de su “invitado”. 

Segundos después, su polla estaba libre y sus labios estaban envueltos alrededor de ella, chupándola como un campeón. Brian gimió, inclinando su cabeza hacia atrás y agarrando la cabecera de la cama con ambas manos mientras James chupaba su polla vigorosamente y pasaba sus manos por el pecho, apretando y tirando de sus tetillas. Mientras hacía eso, se tensó y comenzó a mover su cintura, empujando su polla profundamente en su garganta.

Mientras aquello seguía, Chris entró en la habitación y se echó a reír y dejó las bebidas en la mesa junto a la cama.
«No podías esperar para empezar sin mí, verdad James?»

Él no respondió, simplemente siguió chupando la polla de Brian.
«Bueno, ya que los dos se han quitado la ropa, no importa si me uno a ustedes.»
Se quitó la camisa, los zapatos y rápidamente comenzó a moverse hacia un lado de la cama para estar de pie junto a Brian.

«Vale, algo para que estés ocupado,» dijo Chris señalando su entrepierna. Brian entendió el punto con bastante facilidad. Nervioso, obedeció y comenzó a desabrochar el pantalón y estos cayeron sin más hasta los tobillos de Chris, que se deshizo de ellos rápidamente.

Su polla estaba justo encima de la cara de Brian, dura como una piedra, pero mientras la acariciaba, comenzó a ponerse más dura. Medía alrededor de 17 cms, pero cuanto más dura se ponía, más grande parecía hacerse.

Lo siguiente que supo Brian, Chris le tomó del pelo y tiró de él hacia su polla, empujándola hasta el fondo de su garganta. Al principio se atragantó un poco. Podía saborear y oler el aroma de su orina, después de todo, acababa de ir al baño. Sin embargo, Brian lo superó y también comenzó a chupar con mayor naturalidad, imitando a James.
«Mmm…» gimió Chris. «Chupapollas natural, estás seguro de que nunca has hecho esto antes?»

James se sacó la polla de Brian de su boca y se rió, viendo como Chris empujaba la suya dentro de la boca de su ligue.
«Ciertamente parece uno,» indicó James con una risita.
«Bueno, muévete Chris, yo también quiero.»

James se puso de pie junto a Chris, que se apartó, Brian pudo ver la polla de James, tal vez era del mismo tamaño que la de Chris, pero mucho más gruesa y con más venas.

Sentándose en su pecho, su polla quedó a centímetros de los labios de Brian y se deslizó hacia adelante metiéndola en mi boca. Chupó y se atragantó, haciendo los típicos ruidos de succión que solía escuchar de las chicas cuando habían chupado su rabo. Y Brian realmente lo estaba disfrutando, no podía creerlo, pero lo estaba disfrutando más de lo que llegó a pensar.

Finalmente, Chris lo sujetó de las piernas, dejando sus nalgas en el borde de la cama mientras James estaba sobre él todavía follándole la garganta. En tanto, Chris se agachó y Brian se sobresaltó de sorpresa cuando sintió algo húmedo en mi culo; era la lengua de Chris.

Enterrando su cara entre las nalgas de Brian, Chris le dio un beso negro como si estuviese comiendo el coño de una chica. Se sentía extraño muy extraño para Brian, pero las nuevas sensaciones eran increíbles, y al sentir un dedo abriéndose paso, gimió con la polla de James en su boca y su propia polla comenzaba a gotear líquido preseminal. Chris continuó y empezó a follarle el culo con los dedos al mismo tiempo que Brian seguía chupando la polla de James. Pronto, él supo lo que pasaría… Chris en unos minutos iba a tener su cipote enterrado hasta los huevos dentro de su culo y se preguntó cómo iba a reaccionar ante eso.

«Creo que estás listo,» comentó Chris y fue solo entonces cuando Brian se dio cuenta de que tenía tres dedos a fondo en su culo.

James volvió a sacar su polla y Brian jadeó por aire, la saliva le corría por el mentón. Se limpió con su mano y jadeó de nuevo cuando Chris sacó sus dedos de su culo y vertió un poco de lubricante. Estaba algo frío y lo frotó para asegurarse de que su ano estuviese preparado.

Aplicó una cantidad extra a su polla, acariciándola y frotándola a lo largo del tronco duro antes de sujetar las caderas de Brian y hacer que se apoyase sobre sus manos y rodillas. Brian podía sentir su polla dura pinchando mientras la frotaba contra la raja de su culo. James se sentó en una silla en la esquina de la habitación y comenzó a masturbarse y mirar.

Tensándose, Brian agarró las sábanas con fuerza al sentir la polla de Chris empujando en su apretado y hasta ese momento virgen ano, empujando hasta el fondo; gritó en una mezcla de dolor y placer.

Brian comenzó a gemir sin tapujos al sentir las largas y duras embestidas. Mordió su labio inferior, gruñendo cada vez que Chris empujaba más profundo. Dolió al principio, no pudo evitarlo; se sentía como si su culo se estaba partiendo en dos. Sin embargo, lentamente, comenzó a adaptarse a al tamaño de ese rabo, obviamente Chris había hecho un buen trabajo preparándole para eso.

Cuando empezó a incrementar su excitación, el dolor comenzó a disminuir y pronto pudo gemir con más fuerza y su polla comenzó a hincharse y a gotear líquido preseminal. Los ojos de Brian estaban borrosos, pero no de dolor físico o emocional. Sus gemidos comenzaron a cambiar a gritos de placer y pronto le suplicó que le follara con mayor frenesí.

Observando a James al otro lado de la habitación, mientras acariciaba su polla y él veía toda la acción. Chris se retiró de repente y se recostó en la cama, haciendo que Brian se sentase sobre su polla y se deslizó de nuevo en su culo para que le cabalgase.

Rebotando de arriba a abajo en su polla, el sonido de las nalgas de Brian chocando contra la pelvis de Chris hizo llenó la habitación, saturada por el aroma del sudor y sexo en el aire. James comenzó a gemir mientras continuaba masturbándose y, de repente, se puso de pie y se acercó a un lado de la cama.

Agarrándole de la cabeza, volvió a meter su polla en la boca de Brian. Solo pudo chupar durante unos dos minutos antes de que gritase de placer y disparase su carga por toda la cara de un cachondo Brian. Lamió sus labios, saboreando el semen salado, no era tan malo, pensó él. Chris estaba empezando a embestir con mayor vehemencia, y Brian podía sentir su polla hinchándose dentro de él.

Aquello era una señal inconfundible, ya sabía lo que venía; el inevitable orgasmo.

Momentos después de darse cuenta de ello, sintió como se clavaban las uñas de Chris en sus muslos y luego algo cálido y húmedo fluyó profundamente en sus entrañas mientras su polla comenzaba a palpitar. Ambos gritaron de placer cuando la propia polla de Brian comenzó a palpitar y varios chorros de lefa se depositaron en el pecho de Chris mientras este le llenaba con su leche.

Cuando terminaron, Brian se derrumbó sobre Chris y se quedaron así unos segundos antes de que Chris sacase su polla de su culo y Brian rodase y se acostase a su lado; tratando de recuperar el aliento. Sin embargo, todavía no había terminado, James ya estaba duro de nuevo y sabía lo que eso significaba.

Se subió a la cama detrás de él y Brian sentía su polla contra su culo, que todavía estaba bien abierto y goteando lefa de la corrida de Chris. Se deslizó dentro con facilidad ya que estaba tan abierto y comenzó a follarle duro. Estaban sudando, Brian temblaba y sus músculos se contraían involuntariamente cada vez que él embestía con toda su fuerza, bramando cual bestia salvaje.

James se retiró brevemente y acostándose, hizo que Brian se acostase sobre su pecho y vientre, luego levantó sus piernas y empujó su polla sin más. Esta fue una mejor posición para Brian, ya que podía sentir su polla palpitante estimulando su próstata y cada vez que lo hacía, su propio rabo se endurecía y su cuerpo entero gozaba la embriagante sensación.

En cinco minutos, James volvió a correrse, esta vez en el culo de Brian, su lefa se mezcló con la de Chris y se retiró una vez que hubo terminado y envolvió sus labios alrededor de la polla de Brian, chupando hasta la última gota del segundo orgasmo de Brian en la noche.

Cuando terminó, ambos colapsaron en la cama uno al lado del otro. Chris ya estaba medio dormido, exhausto. Todos estaban vencidos, Brian estaba apretujado entre los dos mirando al techo. No podía creerlo, Michelle había tenido razón todo el tiempo. Y ahora allí estaba, entre dos hombres homosexuales desnudos. Qué noche.

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