Hacia varios días que estábamos peleados, para amigarnos planeamos un viaje con mi novio a la ciudad de Chascomus. Llegamos al hotel previamente reservado e inmediatamente decidimos ducharnos porque durante el viaje sufrimos mucho calor.

Me despojé de la ropa y abrí la ducha; él por su parte me pidió para ducharnos juntos, a lo que acepté gustoso, al verlo junto a mi tan alto, delgado y con esa hermosa verga colgando flácida entre sus piernas me calentó sobremanera.

El agua fresca corría sobre nuestros cuerpos. Estiré mis brazos para alcanzar a rodear su cuerpo, ya que soy bastante más bajo y le pedí un beso. Nos besamos apasionadamente como para reconciliarnos.

Él con sus manos me rodeó primero la cintura, luego las bajó hasta mis glúteos y me despegó del piso pidiéndome que rodeara su cintura con mis piernas. Así lo hice, entonces mi culito quedó expuesto a su verga que se encontraba parada y a punto.

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Sentí el calor del glande rozándome las nalgas. Me volví loco, le besaba el cuello y las orejas. Luis puso el dedo en forma de gancho e introduciéndomelo en el agujerito intentaba levantarme más alto, en principio no me agradó, pero así consiguió agrandarlo un poco.

Apoyó la cabezota de su pija en el pocito y aflojando sus manos, me dejaba caer un poquito, yo apretaba las piernas con fuerza a su cintura pero igual me iba ensartando en el hermoso sable. Cuando ya la había colocado toda comenzó a caminar conmigo en andas y penetrado hasta los huevos y empapados así me volcó en la cama.

Él siempre encima de mi sin sacarla bombeó con fuerza, cada vez más profundo, separándome los glúteos para ir al máximo. Acabé rápido, mojándome el vientre y el de él. Lo sentí venirse, su miembro latía y mi culito era todo suyo en una entrega total. Su semen comenzó a brotar aún teniéndola adentro y corría por mi raja hasta mojarme la espalda.

Nos besamos muchas veces más y fuimos nuevamente a ducharnos. Con el mini jabón del hotel me froté las piernas, la ingle, la cola, entonces noté lo dilatado que estaba mi ano, entraban dos dedos sin dificultad. Dejé correr mucha agua fría sobre mi espalda y fue recobrando su estado normal.

Luis se jabonaba las pelotas y el vientre, su pija flácida colgaba como si fuera de trapo. Me pidió que le jabonara la espalda, deslicé el jabón por ese lomo hermoso, glúteos pequeños y firmes. Cuando terminé de hacerlo se dió vuelta y me lo agradeció con un beso. Entonces ví que su verga estaba comenzando a levantarse. Me invadió una sensación encontrada de lujuria y temor a que cogiera nuevamente mi culito en recuperación. Pero es mi novio y no podría negárselo.

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