Uno de mis maestros
Me sentía cautivo de esos encantos y esclavo de sus atributos, mientras me daba algo que me encantaba pensaba por dentro: «qué bien que lo hace, qué bien que me coge, qué larga que la tiene, qué duro que se siente, lo amo”
Relatos eróticos gay en español
Me sentía cautivo de esos encantos y esclavo de sus atributos, mientras me daba algo que me encantaba pensaba por dentro: «qué bien que lo hace, qué bien que me coge, qué larga que la tiene, qué duro que se siente, lo amo”
Eran más altos que yo, rondando el metro ochenta, y los tres vestían con bermudas, algo bastante común en aquella época del año en La Paz (Mendoza). Uno de ellos abrió el maletero y sacó una gran toalla que extendió en el suelo, pidiéndome que me acercase para comenzar con el juego.
Lo mire y le dije que quería continuar pero quería que pusiera su pene en mi culo el obviamente acepto y me gire me incline el escupió en mi culo y llevo su pene a mi culo sentí como entraba suavemente la sensación era deliciosa.
Y nos pusimos a ello, mi padre se puso a chuparme la polla, me estiraba bien la piel para que el capullo quedara terso para después subir el pellejo hasta taparlo y adentrar la lengua y chupar la punta con el glande tapado.
Me quede quieto y se acerca a mi me da un beso en la boca y lo primero que pensé, «como puede hacer eso si tiene hijos y esposa» Inocente al fin.
Apoyó la cabezota de su pija en el pocito y aflojando sus manos, me dejaba caer un poquito, yo apretaba las piernas con fuerza a su cintura pero igual me iba ensartando en el hermoso sable.
Corrí al baño y al abrir la puerta vi a tío Roberto orinar; me sorprendí porque me detuve unos segundos a ver su miembro colgando y vaya que aunque no estaba erecto, se veía MONUMENTAL. Reaccioné apenado diciéndole “Ay, tío disculpe”.
Llegamos a su casa, seguía besándolo, y él me tocaba de una manera tan suave, me decía cosas tan hermosas, era algo muy distinto a la vida que había tenido con Armando, pero es que no era mi culpa, era solo que conocía otra vida.
Se puso de espaldas y se agachó a propósito para que viera sus nalgas ricas, grandes ahí frente a mi. Puso un video y se puso a mi lado, se recostó y entonces ambos viendo la tv comenzamos a decir lo ricas que se veían las chicas y lo grandes que tenían las tetas.
De sus besos luego fue bajando y sin más comenzó a mamar mi pene como nadie lo había hecho jamás, me sentó en el sillón y siguió mamando cuando de repente sentí su lengua en mi ano… fue una sensación maravillosa.