El recuerdo que tengo de Roberto, el esposo de mi tía materna Claudia), es que cuando visitaban mi casa y todo era tan solo un niño, me cargaba y me regalaba un yogur con cereales. Eso fue cambiando porque con el crecimiento me volví un poco apático y alejado de todos; me aburría estar en planes familiares, pero hay un plan familiar del cual no puedo faltar y es el cumpleaños de mi abuela materna, a quien todos veneramos.

Fue justamente en el cumpleaños pasado de la abuela, donde empecé a ver con otros ojos a mi tío político.

La fiesta estaba en su punto más elevado, ya habían cantado los mariachis, las mujeres de la familia bailando solas, otras tertuliando y los hombres presentes, hablando sobre fútbol europeo, excepto yo, porque no me gusta el fútbol.

Yo, estaba encargado de poner la música y había bebido unas cervezas, así que como es de esperarse, corrí al baño y al abrir la puerta vi a tío Roberto orinar; me sorprendí porque me detuve unos segundos a ver su miembro colgando y vaya que aunque no estaba erecto, se veía MONUMENTAL. Reaccioné apenado diciéndole “Ay, tío disculpe”.

Suspiré mientras recordaba esa imagen que acababa de anclarse en mi retina e inmediatamente en mi subconsciente. Roberto regresó a la ronda de machos a continuar bebiendo. Así que yo me encargué desde ese momento de llegar a la ronda para llevar cervezas, especialmente a él. El haberle visto el miembro colgando al esposo de mi tía, me hizo verlo con ojos carnales. Había pasado de ser para mí un hombre aburrido, a ser una meta para alcanzar, sin importar quien fuera.

Pasado un poco la media noche ya casi todos los asistentes a la fiesta se habían marchado, la ronda de los machos se había reducido a mi hermano y Roberto. Mi cuñada ordeñó a mi hermano irse a casa y ahí fue cuando decidí sentarme al lado de mi tío político.

Él me hizo un comentario referente a fútbol y yo le dije “tío, no me gusta el fútbol”. Me miró raro y me preguntó por la novia, a lo que respondí sin titubear que no tenía. Ahí hubo un silencio incómodo y aprovechando que tenía traguitos le dije “oiga, con todo eso castiga a tía Claudia?” Roberto se echó a reír y no dijo más nada. En ese momento mi tía se despidió y se fueron; pero desde ahí empezaría a maquinar mi plan para tentar al tío pollón.

Transcurrieron unos días y yo no hallaba la manera de propiciar una tentación, hasta que un foco 💡 se me encendió. Revisé mi archivo de fotos que tengo en lencería pensé en enviar a propósito una de esas fotos en las que, por detrás parezco una chica tierna y luego cuando él respondiera fingir que me había equivocado de destinatario.

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Así lo hice un domingo por la mañana, sabiendo que tía (como es cristiana) estaba en su lugar de reunión; pero antes de contarles cómo reaccionó él, debo confesarles que, lo que me motivó a tentarlo, fue haberme enterado por una conversación de mi madre con mi tía Claudia, dónde justamente tía Claudia afirmaba que, por ser ella cristiana había cosas que no toleraba en el sexo y rotundamente afirmó que el sexo anal y oral no hacían parte de su inventario. No me pudo dar una mejor oportunidad tía Claudia.

Con esa información fue que tomé el valor e iniciativa de “dañarle la cabeza» a mi tío político.

Bien. Seleccioné la foto que enviaría y lo llevé a la práctica. Envié la foto a su WhatsApp, pero no respondió de inmediato. Al transcurrir unos 15 minutos respondió diciendo “UY, QUÉ RICO ¿QUIÉN ES ESA LEITA? Presenta.”

Sonreí mordiéndome los labios y fingí vergüenza diciéndole “Ay tío, disculpe, eso no era para usted”. Él solo insistía preguntando quién era la “chica” de la foto. Le dije que iba a decirle, pero por favor no dijera nada a nadie, porque era delicado. Él me dijo que quedara tranquilo.

Le confesé que la de la foto, no era una chica, que era yo. Respondió riéndose y diciendo “ponte serio, dime quién es la nenita de nalgas ricas”. Repetí diciendo que no era chica, que era yo.

—O sea, ¿que tú eres marica?— preguntó él. Yo, con un emoji de sonrojado le dije que sí.

Roberto me dejó en visto y yo pensé lo peor. Se me venía a la cabeza que podría decirle a mi tía y por ende todo mundo se enteraría de mi condición y peor, por usar lencería. La cobardía se apoderó de mí, pero habían transcurrido unos 10minutos y le envié un emoji del miquito tapándose la boca (🙊) .

Él retomó la conversación y se excusó diciendo que atendía una llamada. Me dijo “que seas marica, bueno,¿qué se va a hacer? Pero que tú seas el de la foto, esa no te la creo, ahí veo un cuerpo de mujer, además ¿esa ropa de quién es si realmente eres tú?” Le dije que entendía su incredulidad, pero que yo podía comprobar que sí era el de la foto culo.

—¿Me lo puedes comprobar? — preguntó y añadió , pues ponme la videollamada y te pones esa misma ropita pa’ ver si es verdad que tienes ese culo.

Me entró un susto y a la vez emoción al leer eso, así que corrí a buscar esa lencería que tengo bajo llave y procedí a iniciar videollamada por WhatsApp.
Yo estaba de espaldas, con medía ligero negras, un hilo puesto y un brasier (sostén). Aprovechando esa posición, empecé a mover sutilmente mi culo, pero muy sexy, bajando lentamente… abría mis nalgas y volteaba a ver a raticos y él estaba atento, muy serio y sin espabilarse. Finalizó la llamada abruptamente y me escribió por chat preguntando qué me había hecho que tenía ese culo tan rico.

Cuando de repente… me sorprende con una foto de su miembro bien erecto con un encabezado que decía ”mira cómo me puso tu culo. ¿Cómo hago pa’ verlo en vivo?” Añadió proponiendo que llegara a su casa, aprovechando mi tía estaba en la iglesia.

Me entró una mezcla entre sorpresa y me sentía medio realizado. Al parecer ya tenía a punto de hacer caer al hombre que hacía unos días atrás lo había visto orinar y el hombre que me cargaba cuando yo era un pequeño niño.

Llegué a casa de Roberto, abajo estaba yo armado con mi lencería puesta. Al llegar a casa , él estaba esperándome en el balcón sin camisa y me hizo seña que la puerta estaba abierta, que entrará. Subía esas escaleras y las piernas me temblaban. Yo no sabía qué decir, solo dije “buenas” y él se aseguró que no hubiese nadie por ahí. Dijo “bueno, vamos a ver lo que me mostraste”.

Se sentó borde de cama y yo volteé para darle la espalda y poder bajarme el pantalón lentamente…
Se alcanzó mirar mi hilo dental y escuchaba cómo decía en voz baja “uiiish, qué rico jopo tienes, hey “ mientras me lo acariciaba con sus manos abiertas en forma circular. El corazón me latía a mil , pero sentía una adrenalina muy rica. Yo volteé a verlo y tenía su bóxer soplado, lo tenía a un lado y le dije “¿Puedo tocar?” A lo que él dijo mientras tomó mi mano derecha y la llevó hasta su bóxer diciendo “mira, toca, siéntela”.

El impulso me llevó a sacarla por un lado de su bóxer y empecé a hacer sexo oral de una manera emocionante, con entrega, con ganas… me decía que no le agarrara su miembro con las manos , que me la llevara hasta el fondo solo con la boca. A ratos metía su dedo por mi ano, lubricando con saliva. Recuerdo ese momento y me dan ganas de salir ya mismo a buscarlo.

Allí intentó penetrarme, pero la verdad fue doloroso, sangré y como no tenía lubricación, fue dolorosamente rico. No nos concentramos bien. Pero desde ahí empezamos a escaparnos para atenderlo de la manera cómo tía no lo atiende.

Él sabe que en mí tiene a su perra, a la que somete, le da duro y aguanta con toda esa fuerza que me embiste.
Mientras tanto, aparentemente para ojos de los demás, ni nos hablamos. Pero cuando me ve, sé que dice en su mente “ahí va mi puta”.

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