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Pajeándome con mi amigo

Estaba en casa sentado con mi mejor amigo, estábamos aburridos (no había nadie en la casa) y pusimos uan porno de las que yo tenía guardadas en mi celular. Rápidamente comencé a excitarme y le propuse masturbarnos, así como cuates.

Él, medio con timidez lo aceptó, yo saqué mi verga y comencé a sobármela. Por consiguiente, él hizo lo mismo, no podía creer qué bien dotado que estaba mi amigo, tenía una hermosa y gruesa verga de como 18 cm de largo y 6 de ancho, y no pude evitarlo y me le quedé mirando la verga, a lo que él sonrrió, le comenté de su descomunal tamaño, lo que alimentó su ego.

Al rato nos estábamos sobando (yo no conseguí dejar de mirar ese pedazo) y se termina el vídeo, y él sin pensarlo, soltó su verga para poner otro vídeo. Su miembro quedó tan cerca de mi mano que no me aguanté, lo tomé firmemente y comensé a pajearlo. Él sorprendido, me miró y yo me dije qué extraño se siente. Él, sin decir palabra, se dejó seguir tocando.

LO MÁS RECIENTE

Puso otro video pero ya ninguno lo veía, yo por estar dedicado a tocar su verga y él por tener los ojos cerrados mientras disfrutaba de lo que yo hacia, dejando escapar de vez en vez ligeros gemidos varoniles qué no sé por qué me estaban cachondeando increíblemente rápido.

Luego, con más confianza y más animado, comencé a acariciarle los huevos con mi otra mano. Él no dejaba de mirarme sorprendido pero sin ganas de que parara, solo hacia muer as y sonrisas de cabrón, como haciéndome saber que el que mandaba era él. Estuve sobandole la verga como por quince minutos, pero yo no quería quedarme en eso, quería probar esos 18 centímetros de mi amigo, saborear su olor y sentir esos pelos en mi nariz.

De un momento a otro decidí que ya no podía esperar, no me aguanté y le dije «me muero por chupármela» y él me miró con cara de desprecio y exclamó » no podés ser tan puto», y yo le dijo que no, no me importó lo que dijo, es más, creo que ni oí lo que me dijo y yo solo me metí su hermosa y gran verga en la boca de un solo golpe, a lo que él gimió mientras con sus dos manos en mi nuca obligaba a mi garganta a recibir ese tremendo trozo de sabor irresistible.

Entonces él se recostó en la silla con cara de placer, mientras yo metía y sacaba su apetitoso miembro de mi boca, chupaba su glande, lamía toda su piel y luego me lo metía de nuevo todo en la boca, y así repetidamente.

Luego comencé a chupar sus huevos, él gemía de placer sin decir ninguna palabra, comenzó a acariciarme la espalda y a tocarme el pene en señal de cariño, mientras yo no paraba de mamarle la verga.

Estuvimos así como otro 15 minutos, hasta que comencé a masturbarlo y logré hacerlo acabar en mi boca, mientras él trataba de sacarse de mi boca por lo sensible qué acabó su cabeza, pero no lo dejé y me tragué toda su esperma caliente. No dijimos nada, solo se paró y se subió la ropa mientras me sonreía. Al otro día de mañana (se quedó a dormir en casa) intenté volverlo a repetir, pero él bruscamente me apartó y se fue. Me dijo que él no era así y hasta la fecha no lo he podido repetir, pero sé que algún día lo repetiré, y lo espero con ansias.

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