Hola, soy Lucas y me considero heterosexual. Es la primera vez que escribo y me animé porque cada noche me aviento tres o cuatro relatos de esta página y me encantan. Hoy quiero contarles lo que me paso. Tengo 19 años, aunque me dicen que me veo de 17; físicamente soy delgado y de piel clara.

Actualmente vivo en Cancún, México, pero soy de Veracruz y pues mi primera experiencia gay sucedió aquí hace 1 año. Tras terminar la prepa opté por venirme a vivir con unos tíos en Cancún. La primera semana fue muy aburrida para mi, no sabía qué hacer, no conocía a nadie y pues mis tíos trabajaban todo el día y yo me quedaba solo en casa.

Un dia se me ocurrió salir a caminar y pasé cerca de un ciber café, esos lugares que aún existen en donde rentan computadoras. Se me hizo raro encontrar uno y como no tenía nada mejor que hacer entré y pedí una compu; el encargado me preguntó qué si quería las de afuera o las privadas. Fue en ese momento que pasó por mi cabeza ver algunas películas porno, o algo así, lo que me llevó a pedir una y cabina privada.

Cuando entré vi que algunas de las cabinas estaban cerradas, pero otras estaban abiertas y pude ver a algunos chavos y señores viendo porno gay; eso me sacó mucho de onda, pero pues fui hacia mi cabina y no pensé en más.

Ya ahí cerré la puerta y abrí una página porno. De pronto tocaron la puerta, cerré la página y abrí pensando que era el encargado, pero cual fue mi sospresa que en realidad era un señor como de 37 años que de buenas a primeras me dijo que si me la mamaba, así nadamas, de la nada. Obvio eso me dejó helado y lo único que se me ocurrió fue cerrar la cabina y esperar a que se fuera para salir.

Después de un rato abrí la puerta y observé cómo el señor abría unas cortinas que están junto al baño y se metía a lo que parecía otra parte del local. De igual manera otro chavo salía del mismo lugar, él era más joven, como de algunos 25 años, con un cuerpo marcado, piel clara y ojos color miel. Éste se percató que yo estaba viendo y se sonrió mientras se dirigía a mi, a lo que yo nuevament cerré la puerta y esperé un momento para salir. Llegué a la casa de mis tíos pensando e imaginando lo que pasaba ahí, tanto que me dio curiosidad y regresé no una, sino muchas veces más, y siempre me encontraba con el mismo chavo, él siempre me sonreía pero yo solo agachaba la mirada.

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Cada que iba me daban más ganas de saber qué había tras de esas cortinas. No fue sino hasta que un día llegué ya muy dcidido a descubrirlo, y cuando entré no podía creer lo que veía, eran todos hombres, unos 8 acariciandose y haciéndose sexo oral entre ellos. No sé por qué pero sentí cómo me excitaban al verlos y mi pene despertaba. De hecho algo dentro de mi quería seguir viendo más, insisto, todo eso me estaba poniendo al 100.

Todo eso era confuso, era como otra parte d mi que me tenía ahí viendo a un montón de machos comiéndose entre ellos, era de verdad una sensacion rara. En ese momento más de uno me tomó de la cintura invitándome a particiapar en esa orgia a lo que yo los rechazaba.

De pronto entró el chavo de la sonrisa y fue él quien me jaló hacia su lado y me susurró al oído «eres nuevo aquí, verdad? no te había visto hasta hace unos días… sabes este lugar no es para ti,mejor ven, sígueme».

Yo no sabía qué hacer, pero me tomó de la mano y me llevó hasta el baño… ya estando allí cerró la puerta y me dijo: «me llamo Alex, y tú?» Yo respondí que Lucas. Él me preguntó si ya antes había estado con otro hombre a lo que nuevamente respondí que no. Apenas y podía contestar pues me temblaba todo el cuerpo. Cuando me tomo del brazo sonrió y me dijo, «estás temblando y no dejas de sudar».

El corazón se me salía del pecho, no sabía que me pasaba. De pronto sentí su mano sobandome el pene sobre el pans, las piernas me temblaban, quise salir pero me detuvo diciendo «yo no como, y no te haría nada que tú no quieras, solo deja probar y si te gusta sigo». Terminando de decir esto empezó a besarme el cuello, me quitó la playera y me pasó su lengua por mis pezones. Esto fue realmente exitante, no podía creer lo que hacía, un hombre me estaba acariciando, lamiendo y mordiendo mientras me hacía una puñeta.

Todo eso se sentía tan bien, nunca había sentido esta sensación, ni aún cuando tuve mi primera vez con mi novia de la prepa. Poco a poco empezó a bajar por mi abdomen hasta llegar a mi ombligo, casi inconsciente le pedía que me la mamara y el casi adivinando se llevó mi pene a su boca. Rayos, era la mamada más buena que me estaba dando, creo era experto en eso, esa lengua hacía maravillas. Estaba por venirme cuando paró y me dijo «te invito a mi depa, vivo solo y seguimos allí».

Estaba tan caliente que acepté, no me importó no conocerlo tomamos un taxi y llegamos a su depa, en el tercer piso y luego, luego intentó besarme pero lo rechacé y le dije que besos no. No hay problema, respondio. Comenzó a desvestirme y ahora sus caricias eran más delicadas, eso me tenía muy prendido.

Recorrió todo mi cuerpo con esa boca y esa lengua qué bajaba y subia provocando suspiros de placer en mi; lamía mi pene, mis testiculos, de pronto me besaba mi espalda hasta llegar a mi trasero. Ahí sentí sus manos abriendome las nalgas y su lengua lamiendo mi colita, sentí como si una descarga eléctrica recorriera todo mi cuerpo, traté que parara pero él no me lo permitió y seguía comiéndose mis nalgas, en realidad nunca pensé se sintiera tan bien. Llegó el momento que no aguanté más y le dije que lo quería penetrar, tenía un trasero riquísimo y él aceptó así que sacó un condón, me lo puso y se puso lubricante en esa colita.

Mientras tanto yo no me creía estar a punto de comerme el culo de un hombre. El sentir mi pene entrando a esa colita poco a poco era realmente increíble, la sensación que tenía al sentir como me apretaba el pene con esa colita qué era lo máximo y poco a poco se fue ensartando y aunque se quejaba de placer o dolor no sé pero me ponía más y más caliente, cambiamos d posicion como quizo. Le puse los pies en mis hombros y me agradaba ver como entraba y salía de él al tiempo que se masturbana. Hasta que no aguanté más y me vine en su pecho, terminando yo comenzó a derramarse sobre él mismo, fue algo nuevo con miedo pero rico de verdad.

Nos dimos una ducha y nos acostamos un rato en la cama y me abrazó con una ternura que me gustó. Me dijo que le había gustado mucho y que quería repetirlo, que tal vez más después lo dejaba probar mis labios. Me dio su número y yo el mío nos mandabamos mensajes y en sus descansos nos veíamos en su depa y si llegó el momento en que no me resistí más a probar sus besos. Creo que llegué a quererlo. Espero y algún día lo vuelva a ver.

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