En verano muchos amigos venían a nuestra alberca, él venía en ocasiones ya que prefería estar con chicos de su edad, pero cuando venía, con mucho cuidado miraba esa espalda y me imaginaba cómo bajaría besando y lamiendo hasta llegar a sus dos hermosos y apetecibles montes, no tenía mucho bello en las axilas y en el pecho nada, en las piernas muy poco, y como estaba muy quemado por el sol, me lo imaginaba desnudo, ese culito blanco, cerrado y duro, me dejaba a mil.

Con mi pareja vivimos muchos años alquilando en el centro de la capital, ruido, ajetreo, contaminación y sobre todo un apartamento no da mucho espacio para el esparcimiento y el relajo, así que nos fuimos a las afuera de la ciudad, a un lote de viviendas con bastante espacio entre casa y casa. Fue en uno de los costados a los que un día llegó una familia con dos niños, uno de ellos mayor, hijo de ella del primer matrimonio y el otro menor y del matrimonio actual.

Nosotros debimos haber llegado 5 días antes, yo estaba de vacaciones y vi el camión de mudanza, no le di mayor importancia, cuando estaba regando el jardín delantero un niño por la reja, me saluda, con un “hola, me llamo Aarón, vamos a hacer vecinos”, conversamos todo lo que puedes conversar con un niño a esa edad y se fue, debe haber tenido unos 5 años aproximadamente.

Así pasaron los años y como todos éramos extranjeros empezamos a compartir cumpleaños, navidades, y todas las fiestas, pasaron 10 años y los lazos se fueron afiatando, Aarón de adolescente se hizo más retraído, y muy observador, a veces conversábamos temas de adultos o bromas entre adultos y él solo sonreía, entendía todo los temas, más allá de su escaso nivel de conversación (“ah?”, “ya”, “si”, “no”) con nosotros.

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No le prestaba mayor atención, pero fue mi pareja quien empezó a decirme “mírale el culo, lo tiene igual a su mamá”, en efecto la madre tiene un culo descomunal, debe haber sido hermoso en algún momento de su vida, pero con el sobrepeso que actualmente tiene, es realmente enorme y poco atractivo, pero mi pareja insistía en el culo de Aarón, hasta que empecé a prestarle la atención que se merecía, es realmente hermoso, redondo, una raya que se comía todo lo que se ponía.

Cuando caminaba parecía que el culito se le quería escapar, definitivamente hecho a mano, Aarón se había convertido en un muchacho muy lindo, era de 1.70 mts, lampiño, moreno, de labios carnosos, y un aroma que no era de hombre ni de niño, unas tetillas que se marcaban con la remera, y unos bellos ojos cafés con unas pestañas largas.

En verano venían a nuestra alberca, él venía en ocasiones ya que prefería estar con chicos de su edad, pero cuando venía, con mucho cuidado miraba esa espalda e imaginaba cómo bajaría besando y lamiendo hasta llegar a sus dos hermosos y apetecibles montes; no tenía mucho bello en las axilas y el pecho nada, en las piernas muy poco, y como estaba muy quemado por el sol, me lo imaginaba desnudo, ese culito blanco, cerrado y duro que me dejaba a mil.

No podía observarle mucho por el cuidado obvio, y para mayor suplicio tomaba sol de espalda, con la cara hacía abajo, era todo un espectáculo ver esa redondez, sus brazos, espalda, piernas, como le besaría la nuca, el cuello, pero nada podría hacer, a lo que más aspiraba era a fantasear que ese culo era mío, nada más, o por lo menos eso pensaba yo.

Yo tengo un negocio cerca de la casa, y recibí una llamada de mi vecina muy acongojada que el menor estaba medio enfermo y si podía “dejarme” a Aarón para cuidarlo, mientras llevaba al otro a urgencia, hasta ese momento además de mirarlo no creía que pasaría nada más, así que estuvo acompañándome en el negocio donde conversó muy poco, pero pude mirarlo más detenidamente, sus labios gruesos y bien marcados, su espalda ya de joven, y sus brazos, sus tetillas me dejo loco.

Luego de la jornada nos fuimos juntos a casa, ya el menor estaba mucho mejor, su mamá me agradeció el gesto y por eso le dijo que debía ayudarme al día siguiente en agradecimiento ya que no quiso ir a la clínica, sus rezongos y quejas no le valieron de nada. Al día siguiente lo llame y nos fuimos a “trabajar”, venía con unos pantalones cortos que parece que eran más chicos que le asfixiaba el culito, una remera blanca ajustada de color claro, todo hacia resaltar su silueta y su color de piel.

Ese día solo lo miraba, como se movía ese culito, yo tenía la verga dura, hasta húmeda la sentía, hacía mucho calor, así que le dije que debía bañarse ya que estaba muy sucio para llevarlo en mi coche, primero se negó, despaché a todo mundo, y lo apuré con el tema del baño; ya cuando entró a las regaderas esperé unos minutos y entré haciéndome el boludo y lo vi, estaba de espalda, ni la mejor descripción podría traspasar los que realmente vi, estaba lavándose el cabello, así que tenía los dos brazos en alto, marcaba el contorno de la espalda hasta llegar a su culo, los muslos, pantorrillas, un adonis, no sé como lo haría pero tenía que ser mío, no me importo nada, el mundo entero se borró, era solo él, su culo y yo.

Me metí en la regadera de al lado, se asustó cuando me vio, no sabía si darme la espalda y seguir mostrando su culo o girarse y taparse la delantera, “¿qué pasa Aarón, porqué te tapas tanto si somos hombres?”.

Él no supo qué contestar y solo dijo un “si, es que me asusté”, estaba al lado de él, en bolas y quizá sería la primera y última vez que lo tendría solo para mi, así que debía pensar rápido, le dije, “Aarón qué tienes en la espalda, está toda marcada, tu mamá me mata si le pasa algo a su bebe”, sonrió con esos labios hermosos, y me dijo que no tenía nada, “¿como que nada?, tú no te ves, pero está muy rojo, acércate para verte mejor”.

Dudó un poco, no sabía qué hacer, hasta que vino hacía mi, y me dio la espalda, hace rato que tenía la verga dura, seguro la había visto pero no dijo nada, seguí con el cuento de su espalda roja, salimos del agua, y le dije que se tirara en la banqueta que echarle crema en la espalda porque no podía “llevarlo” de esa manera. Él se tapó con una toalla y se acomodó, empecé a echarle crema, por fin podía tocarlo, su cuello era suave, seguí por los hombros, ninguno de los dos decía nada, seguí por la columna y los costados, solo sentía su respiración agitada, pero lo tenía sujeto firme.

Le quité la toalla y estaba a escasos 30 cms. de su culo, era terso, muy lampiño, de color blanco, una redondez sexy, sentía su respiración entrecortada cuando comencé a acariciarle donde comienzan los muslos, metí los dedos en esa área y le toqué los huevos, dio un suspiro, seguí masajeando los glúteos, por fin sería mío, los abrí y vi la bella flor, con el dedo índice comencé a acariciarle ese caverna de carne, su gemido era casi imperceptible, muy suavemente seguí acariciando, estaba muy apretado, cuando le metí la punta del dedo me dijo ”no”, hice como que no oí, aparte de eso, ni se movió.

Ya cuando estaba la mitad del dedo adentro, empecé a bombearlo con el dedo, en cada bombeo le metía más el dedo, solo abrió más la piernas, comencé a besarle el culo y donde le tenía el dedo metido, levantaba más el culito queriendo a con sus movimientos otra cosa que no fuera dedo, pero lo quería torturar así como él lo había hecho conmigo.

Le abrí todo el culo y lo lamí entero, lo mordía suavemente se contorsionaba de gusto, lo saboreaba, solo jadeaba, lo volteé, lo miré a los ojos y le di un beso, le mordí los labios, salió un poco de sangre de su labio, mi legua entró a toda su boca, le besé el cuello, y sus tetillas, una con la mano y la otra se la mordía, jadeaba más y más rápido, quería que sufriera por mi verga, así como yo sufrí por su culo, puse mi verga en su boca, mientras comencé a lamerme su verga, quería lamérmela pero Aarón estaba a punto del orgasmo, nunca se la habían mamado como me enteré luego, no quería que se fuera.

Nuevamente busqué su culo y comencé a besárselo, acomodé mi verga y se la metí en la boca, como no sabía lamerla la bombee hasta que lo hizo solo, no sé si fue la calentura o realmente fue la mejor mamada que me han dado.

Le metí un dedo en el culo, sus quejas fueron menores, luego dos, no sé si diría algo, porque cada vez le metía la verga más adentro de su boca, al meterle completo el segundo dedo ya sabía que estaba listo, me levanté, él seguía recostado, quería verlo y retener para siempre esa imagen en mí, sudado, jadeando y mirándome como diciendo que dejáramos todo hasta ese punto, lo besé y le dije al oído “quiero ese culito para mi, para nadie más”, me iba a decir algo, no lo dejé hablar pues le di otro beso que rompí nuevamente el labio.

Como estábamos en el banquillo de las duchas, al voltearlo quedó con las piernas abiertas con su ojete diciéndome que estaba listo, le puse crema de la misma que le coloqué en la espalda, me acomodé tras de él, y me decía que no siguiera, le metí la punta de mi verga y dio un salto, pero le fallo el cálculo, en el salto levantó el culo y más le entró mi verga, se quejaba mucho, creo que hasta ese momento de dolor, ya la tenía comida hasta la mitad.

Le dije que se calmara que faltaba poco, y comencé a bombearle, se quejaba, decía “sácamela que me duele, sácamela por favor, sácamela”, sus lagrimas salieron, cuando por fin la tuvo toda adentro, unos gritos ahogados salieron de su boquita, ya encima de él le besé y inicié apretarle las tetillas, sus quejas del dolor pasaron al gozo, lo sentí porque comenzó a moverse empujando el culo hacía arriba pidiendo más verga, cuando ya estuve seguro que no se me escaparía por el dolor, lo senté en mis piernas sin sacarle la verga, le abrí sus piernas, toqué su ano y con los dedos sentí como se había dilatado y mi verga entraba y salía, tomé su mano y le hice tocar, le dije al oído “viste que entró todo, ¿te gusta?”.

Un ahogado sí salio, empecé a correlo, mientras lo hacía él mismo empujaba hacía abajo y se habría más el culo, así entraba más, sus jadeos subieron el tono hasta que me di cuenta que acabaría, pero quería que llegáramos juntos así seguí bombeando y sentí en mi mano un líquido caliente que me chorreaba, lo sujeté con fuerza y acabé dentro de él, para mi fueron litros que eyaculé.

Aarón jadeaba más lento, lo acaricié completo quería sentir su olor, su suavidad de la piel, estar seguro que no era un sueño, me miró y me dio un beso como de gracias.

Me contó que era su primera vez, ni con nenas anteriormente, que hasta ese momento pensaba que le gustaban las nenas, pero ahora lo único seguro que le había gustado conmigo, que quería seguir, que no le contaría a nadie, pero en eso mintió, le contó a su mejor amigo quien vino a pedir explicaciones pero quería algo más.

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