La Guacherna es sin lugar a dudas uno de los más bellos desfiles del Carnaval de Barranquilla, en él desfilan cerca de 100 comparsas y cumbiambas, al compas de flautas de millo, papayeras y agrupaciones musicales.
Este año cerca de 400 mil personas tuvimos la oportunidad de presenciar este acto. Pues bien, esa noche, con un pequeño grupo de muchachos de la fundación donde laboro, contemplabamos el imponente acto. De pronto un chico que hacía parte de la comparsas «Las Marimondas» del barrio Abajo, se acercó a nosotros:
– Me regalan una bolsita de agua? – Con gusto, le contesté. – Otra para mi amigo?
Al entregarle las bolsas de agua apreté su mano y le sonreí, él me devolvió la sonrisa. Hacia las 12 de la noche terminó el desfile, mis pupilos se marcharon a sus casas y yo a mi apartamento. Una cuadra antes de llegar, vi a dos chicos que orinaban en un árbol.
– Muchachos, este sitio no es para hacer eso. «Y a usted qué» me respondieron. Ahí vi que era uno de los chicos a quien le había dado el agua, inmediatamente me reconoció y trató de disculparse.
Me dijo que vivían a las afuera de la ciudad y que no tenían dinero para el transporte. –Si deseas, tú y tu amigo pueden quedarse en mi casa– le dije, a lo que él me preguntó si era real lo que le decía. Yo tengo un pacto con los vigilantes del edificio donde resido, por mi seguridad, que siempre que yo llegué con alguien, con algun chico, que lo cateen. Así lo hizo.
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Una vez en el ascensor, lo tomé de la mano y le di un beso en ella. Me sonrió. El otro chico más audaz me dió un beso en la boca, me daba gusto que los tres traíamos la misma vibra y sabíamos a lo que íbamos. Me gusta ir así de directo y que ellos lo hubieran entendido a la primera y sin necesidad de andar por las ramas. Eran dos niñatos lindos que serían mi cena ese día.
Ya dentro del inmueble les pregunté que si tenían hambre, me dijeron que sí. Les servi unos nougues de pollo y sumo de frutas, y rápidamente consumieron todo. Estaban algo tomados y eso los hacia desenvolverse sin inibiciones.
Los llevé pues a mi alcoba y les pedí que se desnudaran, yo era el dueño, el amo y ellos iban a obedecerme, así que lo hicieron poco a poco, cuando estaban en calzoncillos les pedí que pararan paea poder verlos, eran unos yogurines deliciosos, delgados con algo de abs marcados, velludos de las piernas y con pancita. Uno llevaba bóxer de los flojos y el otro un calzón blanco CK qué me excitó de inmediato, sobre todo al ver la sombra qué se notaba bajo ese calzón. Luego de verlos muy bien y sabrosearlos hasta que quise les pedí que me desnudaran a mi.
Fue muy placentero sentir las manos de esos chicos mientras me despojaban de mis ropas. Me senté en la cama y acercando a los pelaos empezamos a acariciarnos y besarnos. Uno de ellos tomo mi pene y empezó a mamarlo, qué placer era tanto placer, muy grande lo que sentía que casi grito. El otro muchacho empezó a besarme. Nos acostamos los 3 en la cama y le pedí, a quien en el desfile le habia entregado el agua, que se dejara penetrar por mi. Besé su culo y a horcadas montandome sobre él, lo penetré totalmente, gemía de placer, el otro chico solo observaba.
Después de eyacular dentro de su culo, bebí mi semen en esa copa amorosa. Mos quedamos dormidos. Muy entrada la mañana desperté, a mi lado estaban esas 2 hermosas marimondas. Les preparé un delicioso desayuno y despertándolos los invité a la mesa. Y volvimos a la cama, no recuerdo cuántas veces repetimos el acto de amor, solo que a ambos los penetré, sus hermosos culos habían sido perforados por ellos mismos, ambos tenían relaciones entre si, pero nunca habían sido penetrados, ni penetrado a alguien diferente…. y yo me les entregué.
Mi culo fue de ellos. Hoy están en la Fundación, fueron mí compañía en casi todos los actos del Carnaval del 2008, los fines de semana lo comparten conmigo, y de verdad que junto a ellos, soy feliz.
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