Esta es una historia real, tan real que me paso a mí en persona. Todo ocurrió en el cumpleaños de uno de mis sobrinos, Kevin, el cual iba a cumplir 5 años de edad, mi corazón latía de felicidad porque mi pequeño cumplía un año mas de vida y mi cuerpo por haber tenido un año mas en mi vida…

Con mi cuñado le habíamos organizado lo mejor posible la fiesta al pequeño de la familia, ya el simple hecho de verlo sonreír y pasar un buen rato agradable junto a sus amiguitos era una gran satisfacción.

Como hacia ya un tiempo el niño quería una fiesta en un pelotero y castillos inflables decidimos cumplirle su deseo, todo era por el mas dulce y joven de la familia, la cual estaba completamente feliz por el nuevo año que estaba por recibirlo…

Había torta, invitados, globos, comida, música, juegos pero hacia falta algo de lo cual no habíamos planeado… el payaso.

Por suerte la casa de juegos donde decidimos hacer el cumpleaños contaba con la posibilidad de añadir al payaso a la fiesta, lo cual sin dudar aceptamos, esta fiesta tenia que ser la mejor que hubiera tenido el pequeñín, o al menos hasta que cumpliera 18, quisiera un auto, se mudara solo y viviera de fiesta en fiesta y de cama en cama, pero ahora partamos de la idea que tenia 5, vivía con nosotros y faltaría muchísimo para que huyera de nuestros brazos y dejarlo experimentar el mundo por si mismo…

   La fiesta estaba transcurriendo con toda normalidad, lentamente comenzaban a caer los invitados y en menos de 1 hora la fiesta había dado inicio con toda la fuerza y energía que esta amerita…

    Llegó el momento de la torta y todos reunidos a la mesa para cantar el feliz cumpleaños a una pequeña y maravillosa persona, creo que estaba por llorar al ver en su carita dulce y angelical la emoción y la sensibilidad con que recibía su nuevo año de vida…

Luego llego el payaso, persona que no conocía personalmente hasta que lo vi ante los niños… tenia mucha gracia y simpatía, talento, hacia reír bastante a grandes y chicos con sus bromas y juegos y tenia un culo precioso…

   Terminado su acto mi cuñado actuó como un mago con trucos de los más diversos, sabia como entretener a los niños y le faltaban dos materias para recibirse de David Cooperfield…

 Pero mi vejiga no daba mas y decidí ir directamente al baño a vaciar mis 5 gaseosas y mis 2 cervezas, las luces estaban apagadas, al encenderlas descubrí al payaso cambiándose con los pantalones por el suelo, sin ropa interior y dándome la espalda, mostrando ese precioso culo macizo apuntándome con ansias…

– Perdón, no sabia que estaba ocupado – dije con toda vergüenza y sonrojado

– No hay problema, ya estaba por terminar de vestirme – me dijo con toda tranquilidad, me dio la mano y se presento, su nombre era Ezequiel…

Yo aun así conservaba cierto nerviosismo luego de haber tenido el placer de ver ese culo respingón al natural, como esperando que alguien le diera una mordida y se lo acabara todo…

  Fui directamente al urinal que estaba junto a el, me descargue como nunca, pero puede observar por un espejo que el payaso miraba por encima de mi hombro, como intentando llegar a un punto determinado, como si su vista quisiera posarse sola y exclusivamente en mi pene…

  Hasta que uno de sus comentarios me hizo estremecer y excitar hasta el ultimo de mis pelos…

– Que larga que la tenes, esta durita y todo, se ve re gruesa –    

Era mas que obvio que el payaso era de los míos, y tenia que aprovechar esta oportunidad que se me había presentado…

 Sin subirme siquiera el cierre ni haber guardado mi miembro dentro del pantalón me di vuelta hacia él y la masajeaba como haciéndome una paja…

   El solo se relamía y la miraba, hasta que le dije:

– Por que la miras tanto?? Que?? Acaso te gusta?? – con tono irónico

– Puedo?? – fue lo único que respondió, luego de eso se arrodillo y comenzó a pasar la lengua por la cabeza de mi pene como una serpiente enroscada en un palo, un palo de 19 x 5…

  A medida que pasaba su lengua empezaba como a soltarme un poco, a dejar salir mis ganas de cogérmelo como una bestia salvaje y convertirlo en mi presa, me lo iba a comer en breve…

  Fue en ese momento que empezó lo verdaderamente bueno, cabeceaba con mayor rapidez y agresividad, parecía una maquina de coser que subía y bajaba sin descanso alguno, su intención era conseguir mi aceite espeso, mi gasolina blanca, en castellano, me mamaba con el único fin de ensuciarse con mi semen caliente…

  No aguante mas las ganas de estar lejos de su hoyo, así que lo agarre, lo puse de espaldas y contra el espejo, le empecé a dar bomba de una manera salvaje, zamarreaba su culo como hice con pocos, le di para que tuviera al payaso mal cogido ese, pero en esta oportunidad iba a estar mas que bien cogido, cogidísimo, iba a toser semen durante días de tanto que le iba a dar…

   Su cara estaba contra el espejo y me veía como le daba masa incesantemente hasta dejarlo casi por completo sin hablar y sin respiración, mi satisfacción estaba en uno de sus niveles más altos, al igual que mi miembro.

  Parecíamos animales salvajes fornicando sin asco, vergüenza o localización, solo estábamos haciendo lo que nuestros instintos pedían hacer y con la intensidad que ambos requeríamos, el deseo era mucho y el tiempo poco, así que con cada penetrada aprovechábamos como si fuera la ultima y la gozábamos como la primera…

  Era una bestialidad la manera en que le daba sin egoísmo alguno mi pija para salir como un libro abierto y pelado su culo casi virgen, era el payaso mas afortunado que conozco, obtuvo mi paquete sorpresa sin siquiera ser su cumpleaños, y encima le hice la fiestita gratis…

  Mientras los niños afuera disfrutaban de la actuación de un mago, yo disfrutaba de la participación del payaso en el baño, yo era un mago… se la hice aparecer y desaparecer en el acto, era una rutina sin descanso…

   Gemía como un animal en celo, como una perra insaciable, prácticamente gritaba del dolor y la desesperación y disfrutaba del gozo y la satisfacción de tener mi carne en cuerpo, en época de guerra cualquier hoyo es trinchera… y estábamos a mitad de un bombardeo seminal en la que el era Japón y yo tenia la bomba de Hiroshima en mis manos,  o más bien, entre mis piernas…

   Luego de unos instantes empezó a fluir una deliciosa sensación por la punta de mi pene, como si algo quisiera salir a la luz luego de un largo aprisionamiento… lo regué con la crema que el tanto quería, que tanto esperaba, que tanto deseaba…

   Yo solo vi mi cara frente al espejo al expulsar mi alivio salado, sentía como una lagrima escurría mi ojo derecho, era demasiada de golpe, creo que ni con 20 pajas habré eliminado lo que elimine en esa ocasión…

   Sin mas que esperar fuimos hasta uno de los baños y cerro la puerta de golpe dejando oír un estruendo fuerte, lo que creí que llamaría la atención de alguno de los presentes. Por suerte el baño estaba bajando una escalera hacia un subsuelo y entre la música, los gritos de los niños y su euforia podríamos estar 10 horas sin que nadie no escuchara siquiera gritar…

   Me sentó sobre el inodoro y se monto nuevamente en mi pene como si fuera su único medio de transporte que lo llevaría a ver las estrellas, aun, con el techo sobre nosotros…

   Gemía, pedía y exigía, cada vez se volvía mas rudo, mas violento, mas excitante y comenzaba a tomar el color de una película pornográfica, todo sucedía de una manera en la que nunca antes eme encontré, cogiendo con un payaso…

   Saltaba prácticamente sobre mi miembro, lo hacia suyo como solo pocos lo habían hecho hasta ese momento, su ano estaba cada vez mas dilatado y empezaba a tomar dimensiones bastante amplias, eso me excitaba mas todavía…

   Luego de 4 largas y bien aprovechadas horas mi pija latía como un corazón extremadamente agitado, la cabeza de la misma estaba roja por no decir morada, y las piernas me temblaban como si hubiera caminado 200 Km a mitad de la montaña, pero el montado fue otro…

   Nos vestimos, nos besamos unos minutos, nos tocamos por ultima vez< y tuve que decir adiós a ese insaciable y goloso ano que pedía por mas de mi espesa crema blanca para sabor izar sus noches de soledad…

   Luego de eso volví a la fiesta con mi familia, mientras le payaso se despedía por la puerta de atrás y caminando chueco luego de tan tremenda arremetida, luego de eso no volví a verlo, pero cada vez que alguno de mis sobrinos cumplía años yo quería hacerlo en el lugar donde conocí al payaso mas frenético y sediento de sexo que haya conocido en mucho tiempo…

   Ya su mirada con la mía estaba saciándose, su piel rozando con mi piel y sofocándose y en la noche lo imaginaba devorándome, atrapándome, provocándome, era lo que noche tras noche recoraba con melancolia al pensar que esa noche fue una noce en la que todos fuimos felices

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