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Mi nombre es Cristopher, soy una persona discreta en lo que se refiere al sexo, o al menos eso pensaba yo. Tengo 23 años, soy moreno claro y como siempre he corrido tengo el vientre plano y las pantorrillas definidas. Lampiño y con algo de barba.

Soy encargado de un cibercafé y centro de copiado en mi ciudad, Colima y uno de tantos días en los que me encontraba trabajando como cualquier otro, sin nada extraño, recibí la visita de mi primo Javier.

A decir verdad, no me pareció fuera de lo normal, pues aunque nunca me visitaba no me extrañó ya que vivimos cerca. Él tiene 31 años, es una persona casada, con tres hijas, lo cual nunca me dio motivo para pensar nada malo.

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Aquella tarde, sin embargo, me dijo que si le invitaba a unos tragos, que el tema de la familia lo tenía muy agobiado y necesitaba distraerse un rato. Yo le dije que no había inconveniente para mí, pero el problema era que yo cerraba el negocio hasta las diez de la noche, a lo que respondió que me esperaría. 

Estuvo casi toda la tarde enfrente del cibercafé hablando con algunos amigos que pasaban por ahí hasta que cerré a las diez, como le había dicho. Como él se encontraba hablando con un amigo suyo decidí pasarlo y no decirle nada, pero fue él quien me habló y me integre a su conversación. Su amigo quería tomarse unas cervezas con él, yo le dije que fuera con su amigo pero él de inmediato me dejó ver que quería tomar las cervezas conmigo y no con él. 

Finalmente nos dirigimos los dos solos a donde dijo mi primo, pero en el trayecto hubo una parte del camino que estaba en total oscuridad por una construcción de un puente peatonal a medio terminar. Fue entonces cuando se acercó a mí y llevó su mano hasta mis nalgas. Yo me asombré por lo que hizo pero no dije nada ni hice nada, solo seguí caminando. Mi primo seguía acariciando mis nalgas con fuerza.

Cuando llegamos al lugar me dijo que me bajase los pantalones y lo hice casi sin decir nada. Él de inmediato se agachó y comenzó a lamer mis nalgas. Apartándolas, metió su lengua húmeda en mi culo, algo fascinante ya que otros lo habían hecho pero no de tal forma. Él me preguntaba si me gustaba pero yo no podía responder ya que la excitación era de tanta que no podía pronunciar palabra alguna.

Siguió un buen rato así y después me dijo que le bajara sus pantalones. Yo obedecía sin objetar nada, cuando de repente vi una enorme verga, medía unos 20 centímetros… también era muy gruesa. No me pude resistir ni un minuto más y me introduje su verga en la boca. Fue algo maravilloso sentir esa verga y el morbo de pensar que era la verga de mi primo me ponía mas caliente.

Después de unos minutos de estársela mamando me dijo que me inclinara frente a él. Yo sabía lo que iba a pasar pero me aterraba pensar que no me entraría su verga. Lubricó su pene con un poco de saliva y sentí su enorme verga en mi culo. Introdujo la cabeza y grité de dolor. Le dije que ya no quería nada, que me dolía demasiado pero él me dijo:

— Tranquilo nene, es normal, te prometo que pasará el dolor. Además lo haré despacio para que no te duela.

Mi excitación, podrán imaginar, era muchísima, por lo que accedí a volver a intentarlo. Sentí nuevamente su verga en mi culo y empezó a acariciar mis pezones. Fue algo que me gustó mucho y casi olvidé el dolor que producía la penetración.

Entró casi la mitad de su verga y comenzó a moverse suavemente y a susurrarme palabras al oído. Sus movimientos eran tan deliciosos y bien hechos que no me di cuenta en qué momento me introdujo toda la verga entera.

Lo que mas me prendió fue cuando dijo que mi culo era el culo más rico que había probado, que estaba apretadito. Seguro así le decía a todo mundo, pero en ese momento de cachondeo y sintiendo como sus bolas rebotaban en mis propias bolas por la acción del vaivén de su verga en mi culo, yo podría creer que él era Batman, si me lo decía.

Así siguió con tal fuerza el mete y saca que casi de inmediato se vino. Sentí un chorro enorme de leche caliente correr por mis intestinos al mismo tiempo que lanzó un gemido de satisfacción.

Fue algo maravilloso. Nos acomodamos nuevamente la ropa y nos dirigimos al bar a tomarnos los tragos prometidos. Yo al verlo volvía a recordar todo lo ocurrido y pensaba en si volvería a pasar. Ya estábamos algo tomados cuando le dije que nos marcháramos, pero al pasar por el mismo lugar de antes me pidió volver a repetirlo.

Yo no lo podía creer. Le dije que sí y comenzamos a revivir todo lo ocurrido. Fue algo muy excitante, hacerlo entre la naturaleza me calentaba aún más.

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