Este relato me pasó hace unos meses y hoy quiero compartirlo con ustedes. Mi nombre es Daniel.
Como de costumbre voy al trabajo en camión, así que tengo más o menos 45 minutos de viaje desde casa. Eran como las 6:30 de la mañana de un viernes y yo sentía el cansancio tanto del calor como de pensar que era el ultimo día de la semana, es así que esperé el bus y tomé el primero que venía para llegar temprano al trabajo.
Subiendo casi dormido, pagué el boleto y me senté en el fondo ya que los asientos son altos y aprovecharía para dormir algo. Fue entonces que me percato que al lado mío se encontraba un chico con una playera ceñida al cuerpo, cuerpo de gym, con sus pectorales y estomago bien definidos, sus brazos bien musculosos, algo de vello que se notaba a través de la playera.
El tipo estaba completamente dormido, con la boca abierta y la cabeza tirada hacia atrás, de modo que estaba bastante reclinado hacia atrás. Al seguirlo viendo me di cuenta que llevaba puesto un pantaloncito de fútbol blanco y del cual como era algo apretado se le notaba casi todo.
Yo no sé si sería por el calor o por mi calentura pero empecé a mirarlo con más detenimiento, sus piernas que eran algo velludas pero muy musculosas, y ese bulto… ese pantaloncito dejaba definir unas bolas inmensas y una verga bien gruesa que estaba de costado, del lado en que yo me encontraba.
El morro era castaño, muy lindo y estaba cruzado de brazos. La calentura era mucha así que mirando a todos lados me aseguré que nadie estuviera sentado cerca, estiré algo la mano y con dos dedos comencé a palpar suavemente ese bulto. Yo estaba muy temeroso que se despertase así que lo hice con suavidad, apretaba ligeramente la verga y mantenía la pequeña presión para que se pusiese dura.
Estaba muy nervioso, yo tragaba saliva y temblaba todo, pero como no se despertaba al suave tacto, comencé a recorrer esa pija que estaba poniéndose dura con toda la mano pero siempre suave, desde el tronco hasta la punta, sus pantaloncitos comenzaron a quedarles chicos, ese bulto creció y ocupaba mucho espacio.
Posé la mano sobre todo el bulto y sentí que iba a estallar, movía la mano suavemente, sintiendo ese enorme bulto en mis manos, cuando de pronto se mueve un poco, así que saqué la mano despacio y noté que en realidad seguía dormido y se había echado aún más para atrás… quizás soñaba que se echaba alguna tía.
Con la nueva posición que había tomado se notó de forma impresionante cómo su pija quería salir de ese pantaloncito, eso aunado a que con el movimiento abrió aún más las piernas, supongo que debía molestarle ese paquete tan grande con las piernas entrecerradas.
No lo niego, pensé que sería mi día para probar una nueva experiencia, así que comencé a frotar suavemente sobre la tela tirante de ese pantaloncito , le acaricié los enormes huevos bien redondos, hasta que me decidí, pues tenía que tenía que hacer algo más, estaba temblando aún y no podía controlarme.
Respiré hondo, exhalé suavemente y examinando que siguiera dormido, comencé con introducir los dedos por debajo del elástico de la cintura( sin un gramo de grasa) levanté un poco para ver y un encontré que tenía puestos unos slips marrones claros y esa verga bien cargada al costado, gruesa y que le cubría toda su pierna, el bulto de sus bolas dejaban notar que eran preciosas, así que…metí aún más la mano y comencé a tocarlo un poco más fuerte.
No se despertaba, jalé el elástico del slip y junto con el del pantaloncito y dejé en libertad ese paquete. Casi me muero de la emoción, era un mezcla de cosa prohibida y calentura, esa verga, clara, bien gruesa y suave al tacto, le metí la mano en las bolas y no me cabían.
Las acaricié con unas ganas extraordinarias, me decidí por probar esa pija que tendría 24 cm de largo y 6 de ancho, me agaché y comencé a dar pequeñas chupadas a esa cabeza que era grande, bien roja y casi húmeda, tuve que abrir la boca bien grande para que entrara, ni pensar en comérmela toda, era demasiado grande.
Le chupe la verga mientras le acariciaba los huevos, recorría con la lengua su estomago con músculos bien marcados y acariciaba sus vellos pubicos, él seguía dormido, con la boca abierta y la cabeza tirada hacia atrás y la verga bien dura, tanto que le llegaba algo más allá del ombligo.
Como ya acercaba mi punto de bajarme, probé dar pequeños y muy suaves mordiscos a esa cabeza inmensa, y al fin como ya estaba muy cerca de bajarme probé darle un fuerte mamada, succión, succión, succión…y tacto….le acomodé los slips con mucho esfuerzo ya que no lograba encerrar esa verga quedó medio afuera y el pantaloncito , estaba bien marcada la verga hacia arriba.
Le di la última caricia, esta más pronunciada, le apreté la cabeza y el tronco, me acerqué a la puerta y me bajé, por las ventanillas seguí donde estaba ese monumento y… ¡sorpresa!…me sonrió y me guiñó con sus ojos azules.
Días después tenía ganas de encontrarlo pero no lo vi más hasta ahora, eso sí, al llegar a mi trabajo fui directo al baño a hacerme una paja endemoniada.
TÚ TAMBIÉN PUEDES PUBLICAR TU RELATO
Escríbenos a redaccion@relaroticos.com o da clic aquí y llena nuestro formulario. Puede ser anónimo o con tus propios datos para que más personas te contacten.