relato-maduros

Esta es la experiencia que tuve cuando tenía 17 años cuando de repente un día descubrí que el socio de mi padre era su socio y algo más.

Mi padre, albañil de profesión, tenía un socio con el que pasaba todo el día lo cual era lógico al trabajar juntos. Mi padre es de baja estatura y delgadito, es decir físicamente muy poca cosa, su socio en cambio es todo lo contrario es alto y grandullón con una gran barriga, calvo y con mucho pelo por el cuerpo.

En cuanto al carácter hay también una diferencia entre ellos debido a que mi padre apenas levanta la voz (en casa siempre ha llevado los pantalones la señorona de mi madre) y en cambio su socio habla prácticamente a voces.

Un día volví a casa de clase antes de lo previsto por lo que decidí pasarme por un local que tenía mi padre para guardar las herramientas, al llegar vi que estaba cerrado por la puerta de entrada a la oficina por lo que fui por la puerta trasera (la de vehículos) y al acercarme escuché gritos e insultos, entonces pensé que estaban discutiendo mi padre y su socio.

Entré con cierto sigilo, cuando de repente lo que vi a través de la ventana que daba a la pequeña oficina me dejó helada.

Mi padre estaba desnudo apoyado sobre la mesa boca abajo y su socio estaba detrás de él también desnudo y lo más espeluznante le estaba dando por culo.

Manuel, el socio de mi padre, estaba pegando empujones a mi padre por detrás que hacían que éste se aplastara prácticamente contra la mesa. Se le movía la barriga de un lado a otro mientras que un pene como nunca me podía haber imaginado que existiera entraba y salía del culo de mi padre.

Manuel gritaba: «Puta te voy a partir en dos. Cada día me gusta más este culo de zorra que tienes… Sé que te gusta tener mi pollón en tu culo y en tu boca pues tómale todo hasta la empuñadura… Esto es mejor que los cacharros esos que te metes por aquí, te gusta más la carne caliente que el plástico de los mangos. No sé como la puta de tu mujer no se da cuenta de que el culo de su marido parece un bebedero de patos…»

Todo eso le decía mientras mi padre se limitaba a gemir y quejarse, sin duda en parte por los tremendos vaivenes de su socio dentro de él y también porque, como pude observar, mi padre estaba totalmente con la verga parada y le daba la verga contra el borde de la mesa a cada empujón.

Mi padre balbuceaba como podía:

— Cabrón que me rompes. Ahhhhhhh. Ten cuidado que me rompes la verga contra la mesa, me va a estallar la verga.

De repente vi que Manuel agarraba la verga de mi padre y le empezaba a pajear, enseguida empezó a soltar leche mi padre y a correrse, sin duda estaba terriblemente excitado por la inmediatez de la corrida (años después supe por mi madre que esa eyaculación rápida era lo habitual en él siempre).

Manuel seguía aún aumentando el ritmo de la cogida mientras le daba nalgadas en el culo a mi padre dejándole la mano marcada. Manuel empezó a gruñir y sacando la verga del culo de mi padre empezó a echar borbotones de leche por toda la espalda de éste, las ultimas gotas fueron a parar a la boca ya que se dio rápido la vuelta para saborearlo y dejarle bien limpio el instrumento.

Luego se empezaron a besar y a tocarse mutuamente las pollas, sin duda eran pareja habitual y no había sido la primera vez que esto ocurría. Al verles a los dos juntos desnudos era terrible la comparación, además de la diferencia en el tamaño de los cuerpos, el tamaño de los penes era todavía más desigual. Junto al pollón de Manuel, mi padre tenía una pollita de apenas 11 cm y muy delgada.

Yo había visto hasta el momento la de algún novio del instituto (chicos de 14 ó 15 años) y ya eran bastante más grandes que ésta. Al ver que empezaban a vestirse salí sin hacer ruido de allí pensando lo que había descubierto y en cierta manera pensando en el instrumento de Manuel y en cuánto serían capaces de hacer para que no se enterara nadie de su secreto.

También comprendí por qué había oído a mi madre comentarle a mi tía que mi padre llegaba tan cansado de trabajar que el pobre no la tocaba por la noche nunca, ver como se escandalizaba mi tía cuando se enteró que hacía casi un año que mi padre no cumplía en la cama. Después de lo visto tenía su explicación: O era homosexual y por eso no le atraía lógicamente mi madre, me imagino que se casó porque en esa época casi les obligaba la sociedad para mantener las apariencias.

Y la otra opción era tan simple que era bisexual lo que ocurre es que venía tan cansado de hacérselo con su socio que no le quedaban fuerzas a su aparato para por la noche con mi madre.

Por cierto que ese día no me hizo mucha gracia la conversación ya que mi madre contó demasiadas cosas a su hermana que considero que eran una indiscreción, además de esta referente al apetito sexual de su esposo, estuvo quejándose del tamaño del pene de él (cosa que luego comprobé por mi misma que no exageraba en el pequeño tamaño) pero que no creo que se deban ir contando.

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