Hola, me llamo Eduardo tengo 21 años y vivo en Cuba. Hace como 1 año conocí a un muchacho en una fiesta, muy simpático, atractivo, tenía unos ojos preciosos, era moreno, de piel quemadita y media 1.78 más o menos, era más alto que yo, a mi me vuelven loco los hombres altos.

Pues esa noche empezamos a conversar y caimos en confianza y en el jiji y el jaja ya estábamos contentos con las copas. Fue entonces cuando él me invita a que vaya al baño con él, a lo cual yo accedí inmediatamente. Lo hice como por cortesía, no pensé que se animara a hacer nada.

Cual fue mi sorpresa que cuando llegamos al baño me tomó del brazo y me comenzó besar. Tenia un piercing en la lengua que a mi me volvía loco. El rush de estar en un lugar público y «prohibido» me ponía al mil, estaba completamente excitado y él estaba igual.

Enmedio de todo eso que pasaba mis manos intranquilas llegaron hasta su pack que estaba durísimo, por encima de la ropa aquellos se veía enorme y lo confirmé cuando me dijo «Ahora mámamela». Yo no podía creerlo.

Sin pensarlo dos veces baje y saqué aquella bestia enfurecida. Media 21 centímetros, era todo un salchichón gigante, morena, cabezona, llena de venas que se marcaban más a cada mamada, como queriendo explotar en mi mano; cuando comencé a mamársela aquello seguía creciendo más y más y yo me la llevaba hasta la garganta. Mi morbo era tanto que no me importaba sentir como se me hinchaba la garganta con tal de comerme completo aquél pedazo de carne que al día siguiente me provocaría dolor de garganta todo el día.

Cada que me la metía me llegaba un poco más al fondo y pese a que el control lo tenía él fue muy respetuoso en metérmela con cuidado y poner ciertos límites; fui yo el que en una de las chupadas me la metí toda, hasta el fondo, tocando con mis labios su pelvis lo que hizo que luego de unos segundos no pudiera respirar y él me la sacara llena de un baño de saliva mientras yo daba arcadas combinadas con tos. Se veía que era guarro pues todo eso lo tenían aún más excitado.

Sus gemidos me volvían loco y me excitaban mucho, yo seguía mamándosela con todas mis ganas. Me dijo «vamos a mi casa» pero justo en ese mismo momento me dijo: «pinga me voy a correr….» sin darme tiempo a sacármela de la boca pues se corrió dentro de mi boca.

Sus chorros de caliente semen sabían súper ricos, aunque no era tan abundante lo que ayudó a que pudiera tragármelo todo. Eso a él lo volvió loco y me dijo «Ahora si te vas conmigo».

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