técnico-cable-gay

Decidí cambiarme de compañía de internet, y el día que fueron a instalarme el nuevo servicio, además del módem me enchufaron algo más. Una tarde que estaba harto de mi servicio de internet, decidí mandarlo a la chingada y en ese mismo rato cambiarme de línea telefónica. Estaba en Isi y ahora me iría al cable Total P. El trámite fue bien sencillo, hasta me sorprendió.

Quedaron de mandar una cuadrilla a mi casa al día siguiente entre 08 y 16 horas. Como siempre, supuse que irían al final del día. Cual fue mi sorpresa que a las 08:00 en punto estaban ya tocando el timbre de mi depa. Como estamos en cuarentena, no me estoy levantando nada temprano, así que el sonido del timbre fue mi despertador.

Bajé en el short con el que duermo, que es bastante flojo y como no uso ropa interior, digamos que mi pene andaba paseándose. Solo me puse una playera blanca y bajé.

No tengo cuerpo de gimnasio, de hecho mi cuerpo es muy regular, soya perlado, 180, pelo negro, velludo tanto del pecho como las nalgas y las piernas. Como no había cogido en buen rato hasta mi pene estaba repleto de pelos gruesos y negros.

Abrí la puerta y eran tres tipos de la compañía. Un señor y dos chavos como de 20 y tantos, aunque uno se veía aún más chico. Les d acceso a mi casa y en lo que ellos revisaban todo, yo me metí a dar un baño rápido.

Cuando salí, nuevamente en short y secándome el cabello y el pecho, vi que solo estaba el chavo más pequeño.

— Ah, chinga. ¿Y tus compas?
— Este… se fueron, fueron a buscar un poste para hacer la conexión. — dijo como cohibido y sin dejar de ver mi pecho y mi entrepierna.

Uno sabe notar esas cosas, así que comencé a calentarme y como estaba solo y con ganas de coger desde hace mucho, pues decidí comenzar a jugar y a tantear el terreno, así que no me puse la playera y mejor me fui a sentar a la sala.

— ¿Y tardan mucho? — pregunté al chavo.
— Pues más o menos. Tienen que ubicar el poste y luego empezar a hacer la conexión y tirar la línea hasta acá, y luego subir el cable a su depa.
— No pos si está cabrón. ¿Y tú por qué no fuiste?
— Es que soy el nuevo — dijo como apenado — y a nosotros nos toca lo más aburrido jaja.
— O sea que quedarse a platicar conmigo es aburrido.

El pobre no sabía ni qué hacer, estaba todo nervioso y no sabía que responder. Entonces le di un poco de confianza, lo invité a que se sentara y le hice algunas preguntas sobre él. Supe que se llamaba Adrián, que tenía 21 años cumplidos, se había salido de la escuela y acababa de entrar a jalar ahí a Total Play.

Estábamos hablando de todo y de nada cuando empecé a cambiar mi posición en la que estaba sentado, abriendo más las piernas, y estirándome, así que mi pene comenzaba a asomarse por. el short.

Adrián lo notó, y según él disimuladamente comenzó a verlo. Claro que yo me di cuenta y en un momento de valentía de mi parte, subí la tela de mi short y lo dejé al aire. Mi verga aperlada y brillosa de la punta se alzó a los ojos de él.

— ¿Te gusta? — pregunté.
— No, no, señor cómo cree. Yo no le hago a eso.
— ¿Y por qué te le quedas viendo tanto? Yo tampoco le hago, pero pues estamos en confianza, ¿no?
— No pues si, pero…
— Pero nada…

Y dicho eso me pasé a su sillón y me senté a su lado. Tomé su mano y fui guiándola hasta mi verga, que estaba que estallaba. Tenía las manos ásperas, rasposas, y la forma en la que agarraba mi verga lejos de molestarme me tenía al mil. Con mi mano le marqué el ritmo, luego lo dejé solo.

Lo hacía muy rico, por lo que llevé mis manos tras mi cabeza y extendí las piernas para poderlo disfrutar más. Cuando cerré mis ojos me llevé una gran sorpresa, pues empecé a sentir sus labios. El muy cabrón solito se bajó a mamármela.

Entonces supe que mejor no le diría nada, es de esos gays que aún no saben que son gays. Terminé de bajarme el short y así desnudo seguí recibiendo esa mamada de buga.

La lengua la movía muy rico, haciendo círculos con ella en mi cabecita. Entonces decidí empezar a quitarle la playera a lo que no opuso resistencia, de hecho eso lo motivó a irse desabrochando el pantalón mientras me la seguía mamando.

Por la posición en la que estábamos yo no podía ver su verga, pero sí iba notando cómo se la estaba jalando mientras me la chupaba. Estaba súper prendido a seguir mamando mi verga, casi que me vengo de sus puras mamadas, pero no era lo que yo tenía en mente.

Así que lo moví y lo puse de pie frente a mi, fue ahí cuando pude ver su gran miembro. Una verga de esas grandes, de mucha carne que siempre se ven enormes aún sin estar erectas. Tan grande que se batalla para que se pare.

Mediría unos 21 centímetros, pero como el morro no era muy alto, eso hacía que se le notara más. Era morena, con una cabeza rosa brillante, uncut, y pelos depilados. Sus huevos eran pequeños, pero nunca he sido fan de ellos, así que mejor comencé a mamarle el trozo de carne que le colgaba entre las piernas.

Lo llené de baba, me lo metí todo hasta que me provocaba arcadas, él parecía quejarse, pero sinceramente no me importaba si él lo disfrutara, él estaba en mi casa y yo era el puto amo, así que me la seguía metiendo y llenando de baba con cada movimiento.

El pobre solo se iba temblando y comenzó a avisarme que se venía, por lo que cada que hacía eso me sacaba la verga de la boca y lo obligaba a que se agachara y me la chupara a mi.

Como tres veces hice eso, hasta que en la cuarta que me avisó que casi se venía, yo apuré la paja que me estaba haciendo con la mano derecha y empecé a apretarme más la verga para venirme al mismo tiempo que el chavito me aventaba la leche caliente en mi boca.

Traté de besarlo para compartir su semen, pero el muy cabrón me apartó diciendo que él no era puto.

Claro que lo era, si la mamaba súper rico. Entonces nos dimos cuenta que en la ventana de la sala que da al pasillo alguien nos había visto… era su compañero que se había aventado todo nuestro espectáculo…

Queda mucho por contar, así que si les gustó háganmelo saber y sigo contándoles lo que pasó con los técnicos del cable.

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