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El día que me aproveché de amigo «heterosexual»

Hola, mi nombre es Enrique y les voy a comentar como termine en la cama con un amigo heterosexual. Es mi primera historia escrita, así que pido disculpas por los detalles faltantes.

Comienzo describiéndome: mido 1.77, blanco, cabello negro liso, cuerpo definido, bastante atractivo (lo sé porque tengo chicos y chicas detrás de mí). Ahora describo a Daniel, quien es mi acompañante en esta historia: mide 1,82, bronceado, es bastante atlético ya que juega béisbol, aunque sinceramente lo que me más me gusta de él son esas piernas y esas nalgas. En serio me vuelven loco.

Daniel y yo fuimos buenos amigos desde que teníamos 15 años de edad aproximadamente, siempre junto con los otros chicos de la urbanización nos reuníamos diariamente para jugar fútbol, béisbol o cualquier actividad en grupo.

A mi me atraían los chicos desde pequeño, pero no aceptaba mi condición; incluso tenía las mejores chicas de la zona. Como a la edad de 17 ya casi 18, noté que mi gusto hacia los hombres incrementaba.

Cada vez que nos reuníamos, en una típica conversación de jóvenes (con las hormonas a mil) terminábamos hablando de sexo. Realmente no podía dejar de ver sus bultos cada vez que hablaban de cómo se lo hacían a sus novias; esto lo hacía disimuladamente, claro está.

Daniel especialmente, siempre marcaba un bulto de campeón y esos shores blancos de fútbol que siempre cargaba dejaba ver más aún su virilidad.

Un día mi mamá se fue a quedar a casa de su novio con el que tenía algún tiempo de relación y de costumbre los fines se iba a su casa. Me dijo que cerrara bien las puertas que ella regresaba al siguiente día (el domingo) en la tarde. Le dije que estaba bien. 

Esa noche había una reunión en la casa de uno de mis amigos. A eso de las 9 me comencé alistar para irme, otro de los muchachos paso por mi como a las 10.

Llegamos al lugar; eso estaba repleto de personas, las miradas como casi siempre cayeron sobre mi, pues realmente andaba atractivo. Cuando caigo en cuenta, a los lejos veo a Daniel y una mujer (jamás la había visto) también estaban con algunos conocidos; me acerco para saludar y Daniel echando broma me dice: «te presento a mi novia».

La tomé de mi mano, la salude y me fui saliendo a resto de las personas hasta irme a sentar. Estuvimos ahí aproximadamente 4-5 horas, hablando y bebiendo. Todas las personas comenzaron a irse y yo estaba por hacer lo mismo, cuando sin querer, escuche que la «novia» de Daniel se tenía que ir.

No le preste mucha atención hasta que Daniel se me sentó al lado, me estuvo comentado algunas cosas sobre la chica (que estaba casada, que era mayor, que se la quería pegar pero no ha podido aún) y yo aconsejandolo como todo un Don Juan. 

Ya al poco tiempo veo la hora y le digo que me tengo que ir, él al ver su reloj pone una cara de impresión, le pregunto qué paso… Y me dice que ya era tarde, que su mamá no lo dejaría entrar y sus llaves se habían quedado en su otro pantalón.

Sin ningún tipo de interés le dije que mi mamá no estaría en casa que se puede quedar conmigo, lo pensó un poco y dijo que estaba bien. Nos despedimos de las pocas personas que aún estaban en la fiesta y llegamos a la casa.

Le dije: «Oye, pero yo antes me voy a duchar, agarra un short del clóset y póntelo». Así hizo. Me duché y cuando llegué a la habitación se había puesto uno de mis shores de deporte, el más corto por lo que sus grandes piernas y su paquete se marcaban como nunca antes. En ese preciso momento fue que mi mente se comenzó a llenar de pensamientos perversos. 

Me saqué el agua delante de él, me puse un bóxer blanco bastante ajustado con el cual dormiría y me tiré en la cama, a su lado.

Mientras hablábamos me decía que Ángela (su novia) lo había dejado con ganas (aveces se agarraba el pene para acomodárselo). Yo estaba como bobo viendo todo lo que hacia.

Después de un rato me dijo que ya tenía sueño; apagamos las luces y aunque la cama era matrimonial me acosté relativamente cerca de él. Pasaron unos minutos, como 15 calculo, y con mucho nervio fui poniendo la mano en su muslo.

Mis manos temblaban, mi corazón se aceleró, mi miedo se incrementó de una manera increíble pues lo tenía tan cerca y no sabía como podría reaccionar.

Pero mi excitación fue aún más grande y me atreví a dar el primer paso. Ya escuchaba su respiración profunda por lo que deduje que ya estaba dormido, paso continuo mi mano ya estaba totalmente en su muslo, era duro y estaba tibio. mi erección era inmensa, tanto que se salía mi bóxer. 

Estaba muy nervioso; fui subiendo mi mano hasta su bulto, las luces estaban apagadas así que no podía ver casi nada. Seguí… Seguí hasta comencé a sentir lo que tanto deseaba, estaba extasiado de lo caliente, me tenía a mil.

Sólo con tocar esa parte de su cuerpo podía sentir que me venía. Mi sorpresa mayor fue qué cuando coloque mi mano en su miembro ya estaba totalmente erecto.

Él según seguía «dormido». Toqué y seguía haciendolo a través del short, pero ante semejante delicia no me aguanté, lo baje un poco y a media luz (de la calle) vi su gran miembro, se veía riquísimo, prensando, venoso, y unos vellos recortados a su alrededor.

Comencé a jugar con su cabeza y mi dedo índice; hacia círculos en su ingle y un líquido preseminal salía, ese mismo dedo lo llevaba a mi boca y probaba su sabor. Estaba loco por ese hombre.

Tenía ganas de meter su gran miembro en mi boca (temiendo a que fuese despertar) pero, cuando miré para arriba vi que estaba con los ojos abiertos, disfrutando lo que hacia; me dio mucha pena, pero ahí supe que tenía carta abierta.

Poco a poco baje y comencé a lamer toda su cabeza ¡Qué rico sabor!, terminé de bajar su short, metí mi cabeza entre sus piernas y con empujones suaves metía todo su pene en mi boca; sentía como me llegaba hasta la garganta, me preguntaba si lo hacía bien, pero al mirar hacia arriba y ver como cerraba sus ojos y mordía sus labios de macho, sabía que hacia lo correcto.

De repente su nivel de excitación comenzó a subir, tomó mi nuca y comenzó a cogerme por la boca, yo estaba rojo y me salían lágrimas; pero realmente me fascinaba. En una de esas me dice: 

DA: Voltéate que te lo quiero meter. 
YO: Está bien, pero ve con calma que nunca lo que hecho. 
DA: ¡Cállate! Esto es lo que querías, sabes que eres tremendo maricón (mientras me apretaba las nalgas sobre mi bóxer). Mira vale… siempre sabía que tenías unas nalgas duras, no te dabas cuenta que cuando jugamos fútbol siempre aprovechaba para tocártelas.

YO: No, uhmmmm, uhmmmm. 
DA: ¡Eso es! Gime como lo que eres: una perra. 

Eso realmente me volvió loco.. Bajó mi bóxer y poniéndome en 4 tomó un poco de saliva, la pasó por mi hueco rosado y lampiño e intentó meterme un dedo. 

DA: Ufffff vale, si esto está cerradito… 
YO: te dije que nunca me han cogido, uhmmmmm. 
DA: Hasta hoy, porque hoy te lo meto… 

Diciendo esto volvió a escupir su pene erecto y duro, lo puso en la puerta de mi culo y de una me lo enterró hasta el fondo, sentí que me iba a morir del dolor. Daniel se quedó quieto por un instante, esperando a que se calmara mi dolor mientras me decía:

DA: tienes ese culo apretadito, uffff te voy a coger como una perra. 

Comenzó a bombearme, y el dolor había pasado, ya era placer. Me encantaba ver a ese macho detrás de mi, con su miembro completo dentro de mi. Como me estaba clavando en 4 tenía chance de estirar unas de mis manos y apretar sus nalgas duras.

Estaba demasiado excitado, tanto que mis manos no dudieron para más, baje y el quedo arriba de mi, me dio y me dio.. Hasta qué ya se venía. Se levantó de la cama y se puso frente a mi. 

DA: abre la boca, que viene lo tuyo. 

Sólo por el placer de seguir disfrutando a mi hombre lo hice. 

Abrí la boca y grandes chorros de leche corrían directamente a mi garganta. Mientras me masturbaba y sin mucho esfuerzo me vine. Su cara mientras sé venía dentro de mi boca era un sueño. Se veía que lo disfrutaba. 

Luego me fui a duchar, él ya estaba durmiendo. Al siguiente día se levantó, medio cruzó unas palabras y se fue. Estuvo un poco distante las primeras semanas y luego ya era lo mismo. Espero les haya gustado mi historia. Dejen sus comentarios.

Luego les contaré que paso con Daniel y su hermano menor. Hasta pronto.

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