Mi encuentro con el guardia del antro
Por su parte él se quito la camisa que llevaba y se desabrochó el pantalón, igual empecé a besar su cuello sus pezones peludos, besé su abdomen hasta llegar a su verga ya en erección. Era grande, 23 cm, la más grande que había visto, era hasta eso proporcional al tamaño de su dueño.