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Sorpresa en cuarto oscuro

De la nada sentí una nalgada, seguido de mi gemido y luego sentí una cosa enorme atrás de mi, era él entrando por mi culo con su verga; primero me metió un dedo, respingué del dolor y solo lo escuché decir “eres mi perita y nos vamos a divertir hoy”, y dicho esto, empujó con ganas.

Recogiendo desamparados

Obvio me asusté, pero la verdad es que si hay algo de lo que disfruto, no es tanto en el tamaño de la verga, si no en lo tiesa que pueda ponerse y ese chico estaba durísimo por lo que me prendió cañón.

Tres jóvenes hermosos solo para mi

Eran más altos que yo, rondando el metro ochenta, y los tres vestían con bermudas, algo bastante común en aquella época del año en La Paz (Mendoza). Uno de ellos abrió el maletero y sacó una gran toalla que extendió en el suelo, pidiéndome que me acercase para comenzar con el juego.

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.