Hola, en mi caso, mi familia se componía de varones en su mayoría y vivíamos con la esposa de mi tío. A mi padre, que era viudo, muy poco lo veía porque era ayudante de camiones e iba lejos. 

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Mi tío tenía tres hijos y yo era el menor de todos. La verdad no me quejo, pero no imagino que hubiera sido distinto de cómo vivimos. Acá, en el norte de México, es uno de esos lugares donde hace bastante calor día y noche, por tal detalle en casa había poco pudor, es decir, andábamos con solo truza o boxer, sin playera y sin calcetines.

La casa es chica, tiene una cocina, un baño y tres cuartos. Yo desde muy niño compartía cama, ya sea con mi papá o con mis primos, eso no importaba casi pues nos dormíamos como queríamos y donde queríamos.

A medida que fuimos creciendo mis primos dieron el estirón y crecieron más de estatura y yo me estanqué pero me fue creciendo el culo demasiado al mismo tiempo que el deseo sexual pero como no había pudor en casa nos veíamos en canicas o desnudos así que fui creciendo entre bultos desde muy pequeño.

Me gustaba mucho vivir ahí, fue cómo aprender a agarrar una paleta y chuparla hasta que salga leche ya que desde muy morro lo hacíamos pero discreción. Recuerdo que mi tío me cargaba mucho en sus piernas para comer en la mesa y poder comer todos juntos, así, sin playera o con muy poca ropa. 

Éramos salvajes para algunas personas, pero la verdad así vive mucha gente que vive al día. Cuando fuimos creciendo se fueron intensificando los juegos, aún más en las noches. Recuerdo que una vez terminamos de jugar en una cama y ahí nos tapamos. Tendrían mis primos arriba de los 16 y yo andaba en los 9 años.

En ocasiones en los juegos se la chupaba por qué yo perdía o porque ellos me hacían perder. Pero en esa ocasión que les cuento sí me dormí en medio de mis dos primos; de lado izquierdo Marcos y derecho Carlos.

En la madrugada estaba boca abajo, con el culo al aire. Sin querer estaba en trusa y mi primo Carlos empezó a tocar mi trasero metiendo sus dedos por debajo de la truza. Mi corazón se aceleró y empecé a respirar profundamente.

Luego me moví al lado izquierdo pero mi otro primo me dio un recargón con su bulto erecto. Su mano la colocó en mi hombro; él era el mayor y tenía una verga de 18 CM que acomodaba en mi culo. Seguía con su paquete embarrándomelo con fuerza. Luego me dio otro medio giro para quedarme frente a él.

En esa posición veía su tórax, aunque seguían dormidos. Lo mismo ocurría con mi otro mi primo que me restregaba el paquete en medio de mi raya empezando él a hacer gemidos y fricciones más fuerte, tanto que me dejó húmedo.

Fue una sensación rica y húmeda y así se repitieron muchas noches que solo me fajaban o me daban tallones entre las nalgas. No recuerdo por qué se fue mi tía pero si se fue meses a la capital, creo había discutido con mi tío por qué llevaba maletas.

Pasó una semana y mi tío me empezó a ver diferente, ya me veía con la misma intención que mis primos y a pesar que yo buscaba usar shorts más holgados siempre terminaba resaltando mi trasero “de señora”, como decía mi tío.

Él siempre me decía muchas cosas y un viernes me dijo que me fuera a dormir a su cama, que porque ya no cabía con mis primos. Cuando llegué él apagó la luz y entre siluetas noté como se quitó la trusa. 

Era una persona muy varonil y velludo. Verlo me dio pena y me giré hacia la pared dándole la espalda. Él empezó hacer lo mismo que sus hijos, se acercó demasiado y empezó a darme fricción en mi shorts. Me dejó helado cuando me dijo “estás mejor que tu tía”. 

Sus exhalaciones llegaban a mí espalda, cómo hacía fricción con su miembro levantando mi culo haciendo mi espalda arqueada. Luego se levantó prendió la luz del cuarto, mi piel bronceada con el fundillo lampiño brillaba; él de 195 mts una verga que no le cabía en su mano.

Estaba demasiado nalgon así que le ayudé con mis dos manos a abrir mis nalgas y él con las dos manos y pulgares las abrió aún más para escupir y besarme; eso hizo que bajará un poco el calor y el deseo por poco tiempo. 

Nuevamente regreso ese deseo, notando la dilatación, mi tío al ver que abría y cerraba apretando su lengua dejándolo muy salivando, tomó su miembro y empezó a penetrarme continuamente . 

Pinche culo de poca madre; se tragó 24 CM. “Eres un tragón de a madre” dijo cuando se detuvo porque estaba su pelvis sobre mi trasero sobresalía a los costados de sus caderas acomodando sus manos en ese borde sobresaliente del trasero.

Sus pies los abrió poco para tener apoyo y reventarme cómo se debe con fuerza. Entonces empezó a sonar la cama y a escucharse los aplausos fuertes. 

Le pregunté que si así se escuchaba el sexo por qué nunca los había escuchado con mi tía y me dijo “es que ella no tiene culo como este y no le gustaba el ruido” y me agarró más fuerte de la cinturita que ya tenía movimiento propio pues rebotaba de lo salvaje que me cogía.

Fue una sensación chingona porque sentía que con mi culo lo detenía. Ese toro salvaje me cargó, me puso sobre su tocador y después de un rato dejó ir su leche espesa, aún pudo entrar y salir, otras veces más, haciendo espuma. Una inolvidable cogida.

Luego me limpio nos fuimos a dormir. El sábado a mediodía, en la mesa después de comer, se levantó y me empezó a dar masajes en la espalda. Estaban todos muy atentos a lo que hacía su papá. “Les daré una clase de sexo, está de más que les diga que es secreto y estamos entre hombres… no está mal hacerlo entre nosotros pero está mal si lo llevan más allá” les dijo a todos.

Me subió a la mesa dejándome en cuatro, él tras de mí. Luego jugó un poco con mi trasero; después bajó el boxer exponiendo mi ser. Sus hijos ninguna palabra decían, solo veían lo que hacía su padre.

Después de dilatar le dijo a Marcos “tú serás el que sigue; después tú y al último tú” y así fue. El que duró más fue Marcos, después mi tío me penetró de nuevo enfrente de ellos. “Mientras puedan, aprovechen este culo lo más que puedan, porque así de grandes y hermosos pocos” dijo en tono de lección.

Mi tío parecía recién casado, diario quería hacerlo junto con sus hijos. Fue una etapa chingona porque entre semana que llegábamos de la primaria, me cogía mi primo, después llegaba mi primo Marcos de la prepa y me bajaba el shorts y me cogía con un uniforme puesto donde me encontrará. 

Ya en la noche mi tío acababa mi día con otra cogida en la que sentía como sus huevos bombeaban toda la leche que había recibido durante el día de sus hijos para al final también él venirse dentro de mi.

Al crecer, mis primos hicieron su vida; se casaron, tuvieron hijos… pero yo aún vivo con mi tío y todavía le doy mi culo. No en cualquier lugar encuentro ese tamaño.

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