Quinta Ronda

Mi siguiente reto era el siguiente: Prueba el culo de todos los jugadores y elige tú favorito. 5 puntos más uno para el elegido. Mi excitación creció de gran manera, el beso negro es una de mis cosas favoritas durante el sexo.

Para facilitar las cosas, les pedí a todos que se recargaran contra la mesa, con sus culos al aire para pasar por sus lugares, sin embargo, Daniel me interrumpió

–No, yo soy solo activo, no vas a acercarte a mi culo- ¿Estás seguro de que te quieres perder la oportunidad de ganar un punto?- le contesté –Sí, muy seguro-respondió él –Bueno, tú te lo pierdes-dije, aunque la verdad yo estaba perdiendo, ya que era el que más ganas tenía de probar.

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Empecé por el de Miguel, quién se había quitado el bóxer para estar en igualdad de condiciones que los otros tres participantes, separé sus nalgas con mis manos, develando un hoyito rodeado de vellos, metí mi cara y saqué la lengua para probarlo.

Tenía el clásico sabor acidito y la piel de su ano se sentía suave al tacto, estuve chupando y dilatando con la lengua unos segundos, pero tenía otros tres que probar, así que me pasé con el hermano pequeño, al abrir sus nalgas, encontré un hoyito rosado, con apenas unos cuantos vellos rodeándolo.

Al acercarme a probarlo, noté un olor a sudor que me prendió bastante y además su sabor era más fuerte, pero era igual de suave y carnoso que el de su hermano.

El siguiente fue Leo, sus nalgas eran aún más grandes de cerca, al abrirlas, dejé al descubierto un ano muy peludo, que palpitaba incluso antes de empezar. Me costó meter mi cabeza entre ellas, sentía como me apretaban los pómulos pero al probarlo, quedé maravillado, prácticamente no se sentía el sabor ácido y el olor que percibía era espectacular, igual a sudor, pero uno embriagante, me costó bastante separarme de ese culo.

Finalmente fue el turno de Rodri, sus nalgas duras protegían un ano completamente libre de vello, que se veía bastante cerrado, al probarlo, pude sentir todavía un poco del sabor a saliva que había dejado Miguel al dedearlo. Al principio obtuve resistencia, pero cuando me separé de él, su ano ya palpitaba pidiendo más, y supe que tenía que hacerlo mío algún día.

Aunque todos habían estado muy sabrosos, decidí darle el punto a Leo, ya que definitivamente podría comerlo todo el día.

Fue el turno de Rodri. Estás haciendo un casting para porno, desnúdate y deja que los demás te vean y toquen durante un minuto, decía la tarjeta, por cuatro puntos. Él ya se encontraba desnudo, así que simplemente se puso de pie un poco alejado de la mesa y todos nos acercamos a tocarlo y admirarlo.

La verdad era que, aunque su pene era muy promedio, sin duda habría podido modelar ropa interior con ese cuerpo tan trabajado que tenía, yo me enfoqué en sus abdominales y su pecho, que era lo que más me llamaba la atención, pero vi otras manos que se iban a sus nalgas e incluso unas que lo masturbaban y le agarraban las bolas.

El tiempo se agotó y todos regresamos a nuestros lugares, Rodri chorreando presemen abundante.

A Daniel le tocó una tarjeta que decía: Quédate en calzones el resto de la ronda, sólo valía un punto, pero igual se quitó el short y la playera que tenía puestos y tomó sus calzones para ponérselos el resto de la ronda. Para mi sorpresa, su pene no estaba del todo erecto, cuando hizo el cambio de ropa.

Por su parte, la tarjeta de Leo decía: Déjate dedear por el jugador de tu derecha por 10 segundos. 3 puntos. Le ofrecí a Rodrigo un poco de lubricante mientras Leo se ponía en posición y éste lo aceptó y se puso a trabajar, mientras los demás contábamos.

Le bastaron esos diez segundos para ya estar trabajando con dos dedos, mientras Leo gemía apoyado en la mesa, y la descomunal verga de Rodrigo parecía ansiosa de hacer de ese culo su hogar, pero el tiempo terminó y Rodrigo tomó su tarjeta, mientras Leo recogía sus calzones, playera y camisa del montón de ropa y se reacomodaba en su sitio.

La tarjeta decía: Deja que el jugador de tu izquierda juegue con tus pezones durante 20 segundos, sin hacer gestos o ruidos. –Fácil, a mí no me va el juego con pezones-dijo Rodrigo. Y efectivamente, Leo intentó todo lo que pudo durante esos 20 segundos; los pellizcó y retorció con sus manos, los lamió y chupó, e incluso le dio unos mordiscos no muy fuertes, pero éste no se inmutó.

Era el turno de Miguel. Realiza satisfactoriamente un helicóptero sin manos, si lo logras, serán dos puntos. Lamentablemente, Miguel no pudo cumplir con el reto, ya que la señora erección que tenía le impidió que se moviera lo suficiente para llevarlo a cabo, así que se tuvo que quedar en su sitio.

Era hora de destapar casillas, los primeros fueron Rodrigo y Daniel, que estaban juntos en la misma casilla, ésta decía: Todos los jugadores sin prendas, recuperan una del banco, así que ambos Rodrigos fueron y buscaron sus calzones entre el montón para recuperarlos.

El siguiente fue Leo, que destapó su casilla y ésta le indicaba que intercambiara lugar con el jugador delante de él, ese era yo, así que le volvió a tocar a él abrir la casilla, mientras yo me retrasaba un lugar. La casilla decía: El primer lugar pierde todas sus prendas, Rodri se tuvo que quitar el bóxer que acababa de recuperar.

Fue su turno de abrir la casilla y ésta leía: Dale una prenda al siguiente jugador en el camino y alcánzalo, sin embargo él iba en primer lugar y de todas formas, se encontraba completamente desnudo, así que tendría que jugar por prendas el próximo turno.

Para empezar la siguiente ronda, los hermanos y yo nos desprendimos de nuestros calzones, que era lo último que teníamos, mientras que a Daniel le permitimos simplemente quedarse con los suyos, ya que de todas formas se quedaría con el short, pero se había cambiado anteriormente como parte de su reto. Leo, con nuevos bríos, se quitó la camisa, para volver a quedar en playera de tirantes y esos bikini que lo hacían ver tan sexy.

Sexta Ronda

Era nuevamente mi turno, así que tomé otra tarjeta de reto, que leía: Ensaliva un dedo, mételo en tu culo y chúpalo de nuevo, por un punto. Me puse en cuclillas e hice justo lo que decía la tarjeta, acababa de comerme cuatro culos, así que eso no fue nada.

Para el turno de Rodri, su tarjeta decía: Deja que el jugador de tu derecha te meta la cabeza de la verga en el culo, por cuatro puntos. Rodri volteó a ver a Daniel y éste le dijo

–Si estás seguro de esto, yo también, aunque va a ser un siguiente paso en nuestra amistad.
–Sí, estoy seguro, hazlo-le respondió.

Rodri se acomodó otra vez inclinado sobre la mesa y Daniel tomó el lubricante que yo había dejado en la mesa y empezó a dilatar el ano de su amigo mientras se bajaba su bóxer y comenzaba a pajearse para alcanzar una erección completa.

Después de unos segundos, embarró en su glande lo que le quedaba de lubricante en los dedos y acercó su verga, de considerable tamaño, a la entrada de Rodri, y comenzó a empujar. Sólo le tomó unos momentos traspasar el umbral, la cara de Rodri reflejaba algo de dolor, mientras que a Daniel se le veía bastante satisfecho

–Uff, estás apretadito-le decía. Ambos se separaron, ya que habían cumplido con el reto, y Rodri fue a buscar su ropa para recuperar todo salvo los tenis.

Mientras tanto, Daniel tomaba su siguiente tarjeta, ésta decía: Deja que el jugador de tu derecha se siente en tu cara por 10 segundos. 3 puntos. Daniel se acostó en el piso y le hizo señas a Leo para que lo siguiese, éste se arrodilló, rodeando los hombros y brazos de Daniel con sus piernas, de forma que su culo quedara justo sobre la cara del mismo y se sentó.

Por lo que veíamos los demás, parecía que Daniel le comía el culo, ya que Leo empezó a hacer muecas, sin embargo, tan pronto como comenzó, terminó, ya que sólo eran 10 segundos. Ambos regresaron a sus lugares y era el turno de Leo.

Su tarjeta leía: Dale un beso de lengua al jugador de tu derecha. 1 punto. A lo que Rodrigo, ni tardo ni perezoso, se acercó para morrearse un rato.

Fue el turno de Rodrigo, su tarjeta decía: Olfatea los pies de todos los participantes y elige tu favorito. 5 puntos más unos para el elegido. Rodrigo hizo lo propio, pasando con cada uno de nosotros, pegando su cara al piso y olfateando nuestros pies, al final eligió a Rodri como su favorito.

A Miguel le tocó una tarjeta que decía: Sé el esclavo del jugador de tu derecha por lo que resta de la ronda (no puedes cumplir retos por él). 4 puntos. -Qué suertudo!-le dije-ya se acabó la ronda y tienes cuatro puntos gratis. Miguel rio y avanzó su tótem los cuatro lugares correspondientes.

Leo y Rodrigo abrieron la casilla en la que se encontraban y ésta les permitió recuperar una prenda del banco, así que Leo recogió su camisa nuevamente y Rodrigo su bóxer. La única otra casilla por destapar era la de Rodri, que estaba a la cabeza, ésta decía: Avanza dos casillas; así lo hizo y destapó esa nueva casilla “El último lugar pierde todas sus prendas”, decía, pero Miguel ya se encontraba desnudo.

El final ya se sentía cerca, Rodri se encontraba a uno o dos turnos de llegar a la casilla de reto final y estaba vestido casi por completo. Mis posibilidades de ganar casi se habían esfumado, ya que no tenía ropa y tendría que jugar para recuperar algunas, Miguel se encontraba en la misma situación, mientras que Rodrigo y Daniel se deshicieron de su última prenda, quedando desnudo éste por primera vez en el juego.

Leo se deshizo de su camisa por enésima ocasión y Rodri se quitó la playera, sólo para alardear un poco que estaba próximo a ganar.

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