🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Que onda vatos. Pues este fin de año regresé al rancho para las fiestas y a huevo que ya vi al vato que les he contado, fue algo rápido pero estuvo chingon así que ahí les va.

Como ya es costumbre llegué a casa de mis jefes el mero día 31 de diciembre y ya con la pinche cosquilla de ver a este cabrón jaja.

Ya en la tarde le mandé un mensaje saludándolo y diciéndole que ya andaba aquí. Me contestó como a las 9 diciendo que se estaba metiendo a bañar, qué pasaría fin de año en casa de sus suegros y ya luego veíamos si se podía armar algo.

Yo le contesté que no había pedo que no había prisa y ya en la semana nos organizamos pa chingarnos una cheve. Un – Arre! fue lo que recibí por respuesta y seguí en mis pedos acá en la casa.

Un rato después de las 12, del clásico abrazo y demás, estaba platicando con un primo y chingándome un tequila cuando recibo un mensaje al WhatsApp que decía: “Salga pues pa darle su abrazo…”

Era este cabrón y nomás sentí como el pito me revoloteó en el pantalón de pensarlo, aunque no le creí mucho. Me asomé por la ventana y nomás prendió y apagó las luces de la camioneta pa que lo viera así que salí, se bajó y se dejó venir.

Ya más o menos lo ubican; guapo el cabrón, de sombrero como siempre y barbón. Me dió un abrazo y pinche olor rico del puto. Me apretó bien apretado y lo invité a pasar. Dijo que no tenía mucho tiempo, nomás que quiso venir de rápido a darme un abrazo.

Mientras me preguntaba cómo estaba, que tal el viaje etc. empezamos a caminar hacia la esquina donde prendió un cigarro y nos quedamos parados ahí platicando cuando de repente me dice: 

-Deje me voy primero y acá lo espero.

Me sacó de pedo y nomás veo que se cruza la calle donde hay una bodega de chile y al costado de ésta el camino hacia el canal de riego por lo que al no haber casas está todo oscuro así que luego de esperarme un rato me lanzo sin ver ni madres pero con la adrenalina a tope.

En cuanto entró al callejón veo a unos dos metros una pequeña luz roja del cigarro que de repente se intensifica, típica de cuando le das la jalada, llegó hasta donde está, le da una última fumada al cigarro y lo tira mientras me dice: 

-Que pedo – me toma del cuello y nos empezamos a besar bien cabron, con hambre hijo dela chingada, yo nomás metí una de mis manos dentro de su chamarra porque pinche frío que hacía y con la otra empecé a manosearle el pinche paquete que ya traía hinchado.

 -Irelo, no pierde tiempo – me dijo a la vez que se desabrochaba el cinturón y pantalón para dejarme agarrar bien el pedazo gordo que se carga.

En cuanto lo sacó me agaché a olerlo primero, ese olor a verga que me encanta, se notaba que recién se había bañado pero el olor a verga ahí seguía y me prende con madres.

Le doy sus buenas olidas a los pelos y ahora sí a mamar como si fuera la última. El vato susurraba despacito cosas que me prendían más y más

-Que rico cabrón, la traía atrasada, ni gestos le hace… 

Yo seguía en lo mío pero también traía ganas así que mientras le daba sus chupones yo ya había sacado a la morena que estaba a llore y llore y tiesa la cabrona. Luego el wey me levanta, me da un beso y se baja a los chescos también. 

Algo que me encanta de este wey es ver su pinche cara de cabrón barbón mamando riata aparte de que siempre trae el hocico hirviendo y se la come entera sin quejarse, 

-Que rico mama compa, le gusta? – Nomás movía la cabeza porque traía la boca llena pero lo hacía tan rico que se notaba que si.

El vato seguía mamando y yo disfrutando hasta que en un momento no aguanté y le avisé “Ya me voy a venir”.

Intenté levantarlo para seguir con el ritual de siempre de venimos mientras nos fajoneamos pero no quiso y nomás me dijo: “Échamelos cabrón”.

Escuchar esa voz ruda susurrar pidiendo mecos me calentó machín así que le dije – Ya, ya!! Y sopas que se los dejo ir en la boquita.

Ustedes han visto que cuando ando bien caliente saco un buen chorro así que le completé la cena de fin de año jajaja. Resoplé un rato satisfecho hasta que ahora sí lo levantó, le planto un beso con sabor a meco, que no es por nada pero descubrí que me saben ricos (debió ser por la ensalada de manzana).

Luego lo ayudé a jalarse la verga, apenas iba a bajarme a regresarle el favor cuando me aprieta a su pecho y bufa aventando los chorros de leche caliente en mi mano.

Así como estábamos nos quedamos unos minutos descansando hasta que le doy un beso y empezamos a limpiarnos la mequeada y a arreglarnos la ropa.

Después de asegurarnos que no hubiera nadie cerca salimos como entramos cada uno por su lado. Nos despedimos en la esquina quedando en buscar el modo de vernos en la semana y me escribió hace rato, si se arma la machaca ya saben que por aquí les cuento…

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