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Ultima hora en el gimnasio Y esté relato, comienza precisamente así… recuerdo esa tarde, no por ser especial, o por alguna razón en particular, sino por algo tan simple, como cumplir con lo que has prometido. Y en este caso, soy yo quien no pudo cumplir, pues había quedado con un amigo para ir al gimnasio.

Y como he dicho, era un día como cualquier otro, día de semana que no recuerdo con exactitud, si era lunes o jueves, pero sí que ese gimnasio era al que, iba él y no yo. Pero, aun así, esté me consiguió un pase de invitado para poder asistir, gimnasio que quería ver y probar, pues deseaba cambiar. Pero lo acontecido esa tarde, me hizo que recordara esa tarde, pero bueno, mejor sigamos…

Comenzare por justificarme, pues no me había dado cuenta de la hora, ya que estaba enfrascado con unos números en la biblioteca de la facultad, dándome por salir a toda ‘leche’ al ver la hora, saliendo de la biblioteca de la facultad.

Y dirigirme a toda carrera hacia ese gimnasio, instalación que precisamente no está a la vuelta de la esquina. Y digo esto, pues cuando llegue, mi amigo como es natural, ya se había marchado, obviamente no me iba esperar toda la eternidad.

Y aunque dude en entrar o no, pues pensé que no era plan el entrar sin él, pero, por otro lado, pensé que, ya que estaba allí, porque no entrar y de paso descargar tensiones, pues llevaba una semana de estrés, bastante cargado de ‘iones’.

Y acabar por entrar, entregándole mi pase de invitado a ese personal de seguridad, segurata que estaba con la chica de recepción, y que mientras la chica me hacía entrar, ese segurata, me marcaba la hora, presionando su dedo sobre su reloj. O sea, dándome a entender la hora, y que no tendría mucho tiempo para ejercitarme, viendo que quizás no tendría mucho más de una hora (joder, como si no lo supiera).

Y tras pasar los tornos, le hice ver que ‘vale’ con mi brazo levantado y con la mano agitándola, como si fuéramos ‘colegas’ de toda la vida, y me encaminé hacia los vestuarios, fijándome en los letreros informativos.

Y mientras caminaba, me fui fijando las pocas personas que había, también era obvio dada la hora peor, dándome cuenta que las clases de fitness habían terminado, una de las cosas que más me atraía. Y el ver que habían acabado, no era por otra cosa que, al ver la sala vacía, y con las luces apagadas, no quedándome otra que aprovecharme de lo poco que hubiera.

Y volví a mirar el reloj, fijándome que debía de darme prisa si quería al menos tocar alguna de las maquinas, acabando por entrar en los vestuarios. Buscando alguna taquilla que hubiera vacía, encontrando una y cambiarme con rapidez, y sin tiempo ni para colocar mi ropa bien, acabe por tirarlas al fondo de la taquilla, acabando por colocar mi candado.

Y con la misma rapidez que entre, y me cambié, acabé por salir, dirigiéndome primero directamente hacia la zona de estiramiento, donde me encontré al menos a alguien. Encontrándome a cuatro personas, tres mujeres y un hombre, donde dos de ellas en especial, digo especial por que demostraban que eran amigas.

Fijándome que debían de ser habituales, mujeres que las eche entre los treinta y muchos y los cuarenta y pocos. Y que, por la forma de comportarse y hablar con el monitor, me dio la sensación que debían de ser habituales. Luego estaba aquella otra, un ‘pibón’ de chica cuyo vestuario hizo que se me fuera los ojos, para aclararos, la muy cabrona llevaba una combinación de top y bikini, prendas más para ir a la piscina que realizar ejercicios.

Pero bueno, sigo… Y, por último, se encontraba un hombre mayor, persona que, tras darle las buenas tardes, e intentar presentarme, prácticamente me ignoro en todo. Demostrándome que ni le interesaba, y menos deseaba que hubiera dialogo entre nosotros, demostrando que era muy reservado. Hombre que ignoro si era habitual o no, pero por los ejercicios que practicaba, debía de ser habitual, pues para nada demostraba que estaba cansado.

Persona que podría decir que, por el color de sus cabellos y fisionomía, lo encuadre entre los cincuenta y los cincuenta y pocos años. Pero ojo, puedo deciros que para nada se le veía que los años le pesaran, sino todo lo contrario, estaba delgado, no digo que necesitara un plato de ‘puchero’, pero me entendéis. Persona fibrosa y cachas, no era puro musculo, pero se le notaba que era una persona de realizar muchos ejercicios, o de llevarse mucho tiempo en el gimnasio.

Pero bueno, basta de recrearnos en esta persona, y continuare… Y que eso, tras finalizar mi tanda de estiramiento, llevándome al menos unos veinte minutos, quizás cerca de media hora, me encamine hacia la sala de máquinas. Lugar que me volví a encontrar a ese monumento de mujer, chica de veinte pocos años de edad, delgada y cuyo cuerpo no había pizca de grasas, cuyos ojos como cabellos eran negros azabaches.

Y que la recuerdo bastante bien, pues la muy puta no dejaba de colocarse delante de mí, ocupando una máquina de abductores sentada, trabajando caderas y piernas. Máquina que para que no lo sepáis, cogía la muy guarra sabiendo que no dejo de mirarla siempre que puedo, y con disimulo, cosa que no me ha servido de mucho.

Pues esta se sentada sonriente, y comenzaba a ser sus series de ejercicios, sentada y comenzar a estirar y separar sus piernas, marcándose sobre todo su entrepierna… uuummm!!. Y joder, como me ponía al hacerlo, intentaba evitar mirar, pero era inevitable no hacerlo, pues se le apreciaba sus labios vaginales, dándome a entender la muy puta que no lleva ropa interior… uuuffff!!.

Y que no pude evitar calentarme, notándose cada vez más mi empalme, cuya prenda no me ocultaba demasiado mi bulto, mientras ella sonreía picarona. Sabiendo de sobra que lo que pretendía lo había conseguido, y embobado, acabé por llevarme un tremendo susto, cuando ese cincuentón le dio por acercarse. Y sin darme cuenta, ni intuirlo, cogió esté y le dio por advertirme, diciéndome…

– “Perdona, pero yo tú… tendrías cuidado, ignoro si lo sabes o no, y lo cierto es que me importa poco”. Dice, y sigue… • “Pero creo, que es mi deber de avisarte de que esa ‘calientapollas’, es la novia de uno de los monitores, te aviso por si te interesa”. Suelta, y acaba… “Así que, yo tú, no provocaba lo que tuvieras en mente, y menos con lo que esa tienda de campaña asoma”.

Y que, tras darle las gracias por el aviso, a esta persona, hombre que mirándome como desafiante (o digamos mejor, bravucón), vi como volvía a su ‘cuadrilátero’ a realizar sus ejercicios. Veía como levantaba esas pesas como si fueran papel de fumar, pesa entre otras máquinas.

Y girar la cabeza hacia aquella chica, provocadora que seguía a lo suyo, provocando y calentando al personal, o sea a mí, ya que ese otro la sabia ignorar… uuummm!!. Y que tras veinte minutos al menos castigándome, di por concluido el ‘castigo’ corporal, dándome por dirigirme hacia el vestuario, dejando allí a esa hermosa chica a la cual me despedí.

Y mientras caminaba encaminándome haca los vestuarios, puedo confesaros pues era obvio y evidente que, mente seguía en aquella chica y en sus ejercicios, cuyas prendas se le apreciaba todo… uuuffff!!. Y que, tras llegar a los vestuarios, puedo decir que me ‘acojone’ un poco, pues reinaba el silencio, era evidente por la ausencia de ruido de taquillas, golpes a bancos, o los mismos murmullos.

Y tras entrar, me dirigí hacia dónde está mi taquilla, llevándome la tremenda sorpresa al encontrarme allí a ese ‘cincuentón’. Persona que debía de llevar algunos minutos, digo esto pues ya se había despojado de sus prendas, estando el ‘nota’ desnudo. Dándome por ignorarme, como el mismo me lo había hecho a mí, pero, aun así, no deje de sentirme observado.

Y la verdad, pensé que debía de ir a lo mío, intentando no sentirme presionado, ni acojonado por esté hombre, dándome por desvestirme como es natural. Comenzando por quitarme mi calzado deportivo, continuando con los calcetines e introduciendo estos dentro del mismo calzado, todo esto al tiempo que me colocaba las chanclas. Continuando por quitarme la camiseta e introduciéndola en una bolsa, siguiendo por bajarme las calzonas, ¡y un sonido de satisfacción… mmmm!!.

Escuche en ese momento en que, me quede en mi prenda interior, pues está no es otra que mi habitual tanga, prenda que tras quitármela acabo junto al resto de la ropa sucia. Y que sintiéndome observado, como si sintiera los ojos de ese hombre clavado en mi nuca, me dio por mirar a ese ‘cincuentón’, persona que aún permanecía allí de pie junto a su taquilla.

Hombre que lo más seguro que, le debió de llamar la atención mi prenda interior, pues no podría decir que le llamara mi atención mi flácido miembro. Ya que delante de un macho no se me levanta, así como así, no haciendo falta ni que fuera un adonis, ni nada por el estilo.

Hombre que como os he dicho, no dejaba de mirarme con descaro, viendo que esa persona de cabellos blancos con barba del mismo color, hombre como anteriormente dije… delgado, físico fibroso y que carecía de vello alguno, tanto en pecho, espalda, axilas, o piernas. Y que, finalmente me quede mirándole, no precisamente era por su cuerpo fibrado, sino por estar aún inmóvil frente a mí, llamándome la atención sobre todo el tamaño de su miembro, pues el muy cabron estaba empalmado… uuuffff!!.

Y que este tras sonreírme, acabo por coger su toalla y el neceser, y se encamino hacia las duchas, acabando por meterse en las comunes, ya que las individuales estaban precintadas, leyéndose… ‘Limpias y Secándose’. Y darme por esperar unos minutos antes de entrar yo, pasado este tiempo, me dio por entrar, fijándome como este hombre estaba en un extremo, y darme a mí por colocarme a dos duchas de la suya.

Cosa que esté se tuvo que dar cuenta, pues volvió a mirarme con descaro, y sonreírme, volviendo a lo suyo, cosa que me pareció lo justo, y tras sacar mi pastilla de jabón de mi neceser (algo muy natural en mi). Comencé a enjabonarme, restregando la pastilla por cuello, axilas, pecho, vientre, genitales, piernas, y finalmente nalgas, cuya pastilla me introduzco entre mis glúteos.

Y volver a sentir esa sensación, esa de ser mirado y para ser exacto de forma punzante. Sensación que me hizo levantar la vista, darme la vuelta y darme por mirarlo, observado como este no dejaba de observarme, y que en esta ocasión, llegue a bajar la vista, llegando a ver, como este individuo tenía entre sus manos su erecto miembro… uuummm!!.

Y aparte la vista con rapidez, asustado y al mismo tiempo con cierto temor, y porque no admitirlo… excitado, quedándome de espalda a él, intentando no mirarlo para nada, y Dios sabe que lo hice.

Pero también es verdad que, este individuo no dejaba de provocar aquel encuentro de miradas, ya sea haciendo algún ruido sospechoso, o como soltar una palabra. Y que debió de funcionar por mi parte, pues cogió la indirecta que no me interesaba, acabando por salir de las duchas.

Y que yo me quedé, quedándome al menos cinco minutos, esperando que se secara, se vistiera y que acabar por marcharse, tiempo que di por hecho que se había marchado, pues llegue a escuchar el ruido del chirriar de una puerta, y acto seguido el portazo al cerrarse.

Y me dio por salir, encaminándome hacia mi taquilla, y me quede en blanco y petrificado al encontrarme a este individuo allí, y permanecía sentado en su banco desnudo. Hombre que estaba echado hacia atrás, cuyos brazos abiertos y estirados a lo largo del respaldar del banco, y sus piernas abiertas, separadas al máximo.

Y si eso no fuera suficiente, encima esté mostraba sin pudor alguno, aquella verga de al menos diecinueve centímetros, no muy gruesa por cierto, y que encima reposaba paralela a su pierna… uuuffff!!. Y escuchar decirme… •“!!No has tardado mucho en salir¡¡ No me digas que has aprovechado mi ausencia para hacerte una paja, no sé si sabrás las normas de las duchas, sobre que eso está prohibido, bueno eso y que es poco higiénico”.

Suelta, y por su culpa, acabe por tropezarme con el banco que había junto a mi taquilla, pues intente no mirarlo (Dios, sabe que es verdad). Mientras esté no dejaba de deleitarse a mi costa, no dejando de tocarse, pajeándosela (para entendernos, se la estaba pelando), dejando un aroma muy peculiar… uuummm!!.

Y tras soltarme aquello sobre la educación, diciéndome… • “Estas en la facultad… verdad, te pregunto eso, porque sabrás y abras aprendido de que, cuando una persona, no importando su edad o sexo te esté hablando, debes de mirarlo a la cara”.

Suelta, al tiempo que me giro, y me justifico, diciéndole aquello de… • “Lo sé, y tiene usted toda la razón, pero está usted desnudo, y encima todo empalmado, y la verdad me tiene todo nervioso”. Me justifico, acabando este por reírse, y le da por soltarme con cierto sarcasmo…

“Joder… claro que estoy desnudo, no me digas que tú no, acabamos de salir de las duchas, y es algo lógico”. Dice, y continua… • “Y lo de empalmado… aaahhh!!, vale… crees que esto es por ti, no me seas tan creído chaval, esto es por culpa de la zorra esa de adentro, o no es cierto que te paso también a ti”. Suelta, y tras volver a reír, acaba por soltar… “Niñata que seguro que, no me importaría que entrara ahora, y la obligaría a clavarse de rodillas, ¡obligándola a que me la comiera… eeehhh!!”.

Dice, mientras veo, como con su mano derecha no deja de deslizarla a lo largo de su tronco, cuyo capullo por el brillo se ve, comienza a emanar algo de precum… uuummm!!. Y sentirme qué este no deja de mirarme mordazmente, sensación que me hace ponerme mucho más nervioso, e incluso ponerse mi miembro un poco morcillón.

Acabando este individuo por preguntarme… “¿Qué pasa chaval, no me digas que no te gusta?”. Y darme por responderle, sin saber a ciencia cierta a que se refería, diciéndole. “No soy de esos”. Y esté responderme, siempre con doble sentido, irónico y con indirectas punzantes, diciéndome… “No jodas que no te van las chicas, no me dirás que no te llamaba la atención esa zorra, ni ese coñito que tanto se le marcaba, ¡pues hay dentro nadie lo diría… eeehhh!!”.

Y darme cuenta de su pregunta con trampa, no solo al recordar mi inocente respuesta, y darme cuenta que he caído en su juego, mientras no deja de reír y de jugar con su polla… uuummm!!. Dándome por humedecerme los labios, no por estar excitado, sino por sentir mis labios secos (una más de mis manías), y darme por retractarme en mi respuesta anterior, acusándole de cogerme en mis equívocos.

Y aunque me dio por soltarle algo así, como… • “¿Que dice usted?”. Replicándome esté individuo con rapidez, soltándome con descaro… • “No pasa nada, suelen quedarse mirándola todos, ya sea chicas como chicos, no creas que, no he notado como el tamaño les hace mirarla”.

Y darme por volver a insistirle que en mi caso se equivocaba, mientras veo, como le da por levantarse, y encaminarse hacia donde estaba yo. Al tiempo que me da por repetirme en mi contestación anterior, dándole a entender que no soy como el piensa, dándome por decirle… “Por favor, entiéndame usted, no me gusta que vayan acusándome, o de intentar cogerme en mis equívocos”.

Y darle a esté individuo, por volver a la carga, acabando por soltarme… • “Ya me gustaría… cogerte”. Dice, y prácticamente frente a mí, acaba por decirme… “Sabes una cosa… me encanta follarme a maricones como tú, de esos que dicen que no, mientras me gritan que se la metan por la boca y por el culo”.

Suelta, y con rapidez, veo como atrapa mi cabeza con ambas manos, gesto que me dejo inmóvil, pues sinceramente no lo esperaba, y mientras me oprime fuertemente al mismo tiempo me atrae hacia él. Viendo como el muy cabrón me acerca su polla a mi cara, y aunque intento soltarme, veo que me es imposible, pues su fuerza a pesar de la edad, me doblega.

Y siento su glande ya, como golpea mis labios, y aunque evito que me entre en la boca, siento que esté individuo, no solo no deja de oprimirme la sien, dolor que me hace finalmente abrir la boca, pues la verdad, quería gritar de dolor.

Y este error por mi parte, aunque por otro lado es normal, esté le da por aprovechar por introducirme rápido y veloz su polla en mi boca. Miembro que entra con dureza y empuje, comenzando esté a follarme la boca, sintiendo arcadas y hasta nauseas.

Y soltarme aquello de… • “Ostias… que boquita tienes, ¡como tengas todo tan estrecho y caliente… oooffff!!”. Dice, y bajando la vista, como si quisiera ver algo, cosa que pienso que es mi miembro. Le da por soltar… • “Joder, como me ponen los niñatos que, le cuesta que se le levante, porque estos, al fin y al cabo, son nenazas de mini pollas”.

Y aunque escuchamos ruidos lejanos, ruidos que a esté poco le importuno y aún menos le importo, como sabiendo perfectamente que nadie nos molestaría, continua con su acto con violencia. No dejando de soltarme…

“Relájate hombre, disfruta del momento, venga no me seas tan estricto, veras como te gusta”. Y yo, poco a poco me fui dejando hacer, sintiendo este mi ‘colaboración’, dejando de oprimirme con ambas manos, y dejar por caer una de ellas hasta mi hombro derecho, para finalmente darle por acariciar mi cuello… uuummm!!.

Y darle de nuevo por hablarme, dándome instrucciones, diciéndome que debía de hacerle y como. Diciéndome… “Bueno… si… si… chaval, así y ahora vas a disfrutar, cogiéndola con una de tus manos, y comenzar a masturbarme e imaginando que es la tuya, ¡pero obviamente el triple de grande… eeehhh!!”. Dice, y continua… “Ahora vas a sacártela de la boca, y vas a comenzar a lamer el capullo, pasando la lengua desde arriba e ir descendiendo hasta los huevos, ensalivando bien y darme bocaditos, ¡pero con cuidado… eeehhh!!”. Y se reitera… •

“No me vayas a morder, o rozar con tus dientes, no vaya a soltarte un par de ostias bien fuertes, ¡y sabes que las mías hacen daño… eeehhh!! marica”. Suelta, y me da por hacer exactamente lo que me dice, mostrándole lo buen alumno que soy, mientras este me rodea mi sien con una de sus manos, acariciándome mis cabellos, y estremeciéndose de gusto… ooohhh!!.

Sintiendo como tras sacarme su polla de mi boca, tomo su tronco por la base, y tras posar mis labios sobre su glande, comienzo a juguetear como si se tratara de un helado, ensalivando y descender hasta sus huevos, dándole un juego de lengua y bocaditos… aaahhh!!. Llegándome este a soltar… • “Ostia… puta, como la comes… joder, dime… ¿enserio, nunca te has comido una polla?”.

Y en un momento dado, me dio por introducirme aquella polla en su totalidad, cosa que, aunque me costó un poco, también debo decir que la limpieza que llevaba facilito la tarea. Pues no es lo mismo que sepa a precum y a orín, aunque la palma de su mano en mi nuca oprimiendo, debo decir que también ayudo… uuummm!!.

Y después de un buen rato, esté hombre que en ningún momento se me presento, me soltó aquello de… • “Bueno nene, vamos a hacer algo de mayores, vamos a estrenarte, ¡y vamos a aprovechar ese lavado que te has dado a conciencia… eeehhh!!”. Dice, y sin explicación alguna, no dándome explicaciones o instrucciones a seguir, coge y tomándome por los hombros me coloca de espalda a él, y tras inclinarme un poco, acaba por ponerme en cuatro… uuummm!!.

Adivinando de sobra sus intenciones, deseándolo muy dentro de mí, y sentir como posa una de sus manos en mi cadera, mientras siento como con la otra, restriega su glande entre mis glúteos… ooohhh!!. Acabando por detenerla, y sentir la presión de su glande en mi orificio anal, presión que aunque me duele un poco, este facilita la entrada al juguetear con ese poco de jabón que aún me había quedado, acabando por entrar… ooohhh!!. Soltando por mi parte un grito más de placer que de dolor, y esté individuo, soltarme… • “Calla… puta… calla, dime… ¿qué quieres que nos descubran?, o acaso, ¡quieres que se nos una alguien… eeehhh!!”. Decir, y soltar entre gemidos, y gritos de placer. Exclamándome… • “Uuuffff!!, eso lo podemos arreglar, conozco a un amigo que tiene un pedazo de pollón, como una ‘mancuerna’”.

Y aunque mi idea no era ni una cosa ni la otra, pero sí que quería expresar mi placer y gozo, mientras sentía como esa polla me estaba destrozando, sintiendo esa dureza y esas venas marcadas… ooohhh!!. Individuo que, entre síntomas de placer, ya sea estremeciéndose o de cualquier tipo gozo, le da por soltarme… • “Joder cabron, no puedo más, voy a preñarte como una buena zorra”. • “Si… si… ooohhh!!, te voy a dejar que no te vas a sentar en días, y cada vez que vengas, ¡vas a desear que te folle… eeehhh!!”. Dice, mientras siento ese juego de pelvis, como choca una vez tras otra sus genitales en mis nalgas, y envalentonado, llevado por el placer… uuummm!!. Coge y le da por meterme varios de sus dedos en mi boca, alternando con chuparme el cuello y mordérmelo, mientras pellizca mis doloridos pezones… ooohhh!!. Y comenzar a acelerar, comenzando por una serie de embestidas bestiales, penetraciones que eran tales que, sentía como su glande golpeaba mi próstata.

Y darle por decirme… • “Por tú bien, debes de darle gracias a Dios por sujetarme al respaldar de ese banco… uuummm!!. Respalda que chirria al compás de su penetración, y mientras siento como me destroza, dándole por soltar algún que otro alarido, y cuando más deseaba que me preñara. No solo siento como la saca de mi interior dolorido, sino como lanza esos chorros de cálida leche sobre mi espalda, entre gemidos e insultos… uuuffff!!. Y llegarme a decirme, mientras se recuperaba, soltándome… • “Uuuffff!!, no me digas que no has gozado, ha sido bestial, es increíble que haya sido tu primera vez, pero tranquilo que mañana disfrutaremos mucho más… eeehhh!!”. Me suelta, como si ya lo diera por echo, viendo cómo se levanta y se dirige de nuevo hacia el interior de las duchas, y darle por invitarme a seguirle. Diciéndome… • “Anda nene, entra conmigo, vente que necesito quien me refriegue la espalda, venga entra que te voy a poner contra los azulejos, ¡y te la voy a voy a volver a meter… eeehhh!!”. Y acaba por regresar a los pocos minutos, mientras me ayuda a levantarme, recomendándome que me diera un enjuagón, no solo porque huelo a sudor, sino también porque huelo a sexo. Y que pienso que no era mala idea, y que recuerdo que mientras me encaminaba hacia las duchas, me dio por decirle… • “Pues mañana no sé si voy a poder venir mañana, ya que este no es mi gimnasio, y yo he entrado con el pase de un compañero”.

Y recuerdo, cuando este cincuentón le da por pedirme el nombre de ese compañero, pues me sugiere que podría hablar él en mi favor en vez de mi compañero, asegurándome que él los convencería seguro.

Tras decirle el nombre de mi compañero (Álvaro), esté finalizo con el apellido, acabando por soltarme… • “Anda coño, sí ese es mi hijo”. Dice, y muy seguro de él, acaba por decirme… • “Pues sabes, creo que no vas a poder entrar más en este gimnasio, y para pena la mía, que creo que no vamos a repetirlo”.

Y bueno, creo que es hora de despedirse, no sin antes de pecar de pesado al hacer mención, hacia aquellos lectores que desean compartir conmigo sus críticas, que obviamente acepto todas, ya que me enseñan a ver mis defectos. Pero eso sí, no siendo mi intención entrar en un intercambio dialéctico al respecto, tampoco pido que nadie se crea mis vivencias, solo que me gusta compartirlas. Así que, aquellos que me leáis esto y no me crees, pienso que es tu problema, pero pienso que la vida es muy corta, y hay que y vivirla, como uno sepa mejor. Y lo dicho, agradecer a todos aquellos que me seguís y me leéis, deseando que os haya gustado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ Gmail . com (obviamente todo junto).

Era un fin de semana como cualquiera. La rutina indicaba que saldríamos a tomar con los amigos y en el lugar estaríamos morboseando con otros chicos, esto nos haría calentarnos mucho para al llegar a casa coger durísimo.

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