Robyn y su rica verga negra

Había muchos chicos esperando a tener su lugar y poder vaciar lo que su hombre le hubiera dejado en su culo. Querido, después de tu sugerencia no podía dejar de…

Calentón en los vestidores

Me llamo Ernesto, tengo 21 años y este es mi relato:Estos días a hecho calor y decidí comprarme unas playeras blancas; fui a una tienda en el centro. Una vez…

Ya muy noche en el gimnasio

Dice, mientras veo, como con su mano derecha no deja de deslizarla a lo largo de su tronco, cuyo capullo por el brillo se ve, comienza a emanar algo de precum… uuummm!!. Y sentirme qué este no deja de mirarme mordazmente, sensación que me hace ponerme mucho más nervioso, e incluso ponerse mi miembro un poco morcillón.

Mi compañerito de secundario

Le digo que se valla a bañar, las duchas eran de a dos o sea compartías ducha con el de al lado. Él entra y yo entro a la misma que el. Nos bañamos y se me cae el jabón, sí, como de película.

En los baños del gimnasio

Las miradas de ambos se cruzaron bajo el agua de las duchas. No sabía qué hacer, pero sentía que iba a estallar. Sin que el contacto visual desapareciese, lo vio atravesar la distancia que los separaba. El aire se negaba a abandonar los pulmones de Jaime.

Luis, mi instructor de gym

Al inclinarme, pude sentir cómo algo se endurecía, él se pegaba cada vez más a mí y sentía su miembro en toda su longitud. «Si yo tengo buen cuerpo, tú tienes buenas nalgas increíbles» dijo.

Mi entrenador personal

A penas llegué a donde el estaba, acercó sus labios a mi oído y me dijo jadeante «te voy a coger, sé que te gusto, me encantas y hoy serás todo mío». Él sabía que me moría por ser suyo, que solo deseaba su potencia sobre mí.

Mis dos instructores de gym

Al verlo noté como se estaba tocando mirándome, se acercó y me dijo «ya no aguanto más y quiero cogerte… esa pinché ropita que traes pide a gritos que te coma, cabrón»

Cruising at gym

Yo comienzo a descargar el agua acumulada cuando de pronto siento una mirada. ¡Si! Al otro lado estaba el chavo haciéndose un poco para atrás. En eso volteo, mis nervios a punta, y él voltea a verme y ya se me había parado. Volteo a verlo nuevamente y se hace un poco más para atrás, permitiéndome ver cómo se la está jalando.

Dejó sus dedos marcados en mis nalgas

Apenas llegué a donde el estaba, acercó sus labios a mi oído y me dijo jadeante «te voy a cojer, sé que te gusto, me encantas y hoy serás todo mío». Él sabía que me moría por ser suyo, que solo deseaba su potencia sobre mí.

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.