🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Subí a la buseta en el paradero frente al ÉXITO de Belén y me senté en la primera fila, junto a la ventanilla; al ratico subió un señor, como de mi edad, muy lindo, de guayabera, pantalón de lino y sandalias con medias; se sentó a mi lado y como casi se cae, se apoyó en mi pierna, me miró como apenado, le dije

– No se preocupe, ¿está bien?
– Sí, gracias, disculpe… creo que lo distingo… sí, el vecino de doña Mariela que le gusta el aguardientico…
– El mismo, y aquí llevo mi dosis.

No hablamos más hasta que

– Estoy llegando a mi parada
– Espere, lo invito a mi casa, un poco más adelante
– Pero es que…
– Nada, usté es un señor muy atento y quiero atenderlo.

El caso es que llegamos a La Piscina, paradero de la buseta.

– Aquí es, en esa casa. – Me la señaló. Entramos y estaba muy ordenada y limpia.
– Su esposa es muy juiciosa – dije.
– Vivo solo, como usté
– ¿Y qué quería mostrarme?
– Esto. – Se dio vuelta y tenía zipote verga parada en la mano
– Vaya, estás bien armado
– ¿Te gusta? ¿Quieres probarla? – No lo dudé y se la cogí
– Uy papo, qué rica herramienta tienes – salivé al decirlo.
– Pruébala, es gratis.

Reímos y me agaché y probarla. Sabía a macho, de esos que me gustan que me den duro por el culo

– Rica tu verga, papi, como para que haga que mi ombligo salte pafuera.- Me bajé los pantalones y le puse el culo. Me la puso en el ojete y comenzó a jugar sobándome el glande circularmente. – Métemela ya
– Ahí voy pero no te quejes. – y me lo zampó de un envión
– Ayjueputa papi… qué rico, dame verga a lata. – y sí, lo hizo y me echó tremendo polvo el culo

Yo no había terminado y seguía haciéndome la paja, pero el man estaba exhausto y se recostó. Seguí dándome manivela, me descargué frente a él y caí a su lado

– Qué polvo más rico. El próximo en mi casa

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