Un relato exclusivo de Relaróticos.com
Soy Ernesto, y les contaré mi relato; esto sucedió cuando tenía 20 años mientras estudiaba la universidad en ese entonces.
Recuerdo que iba a participar con otros compañeros, la mayoría éramos hombres, en una obra de teatro; ya casi era hora de presentarnos así que fuimos a los baños del auditorio a cambiarnos. En la escuela solamente había un baño con 4 WC y sus respectivas paredes.
Mauricio era el jefe de grupo y cerró la puerta principal del baño y dijo en tono de juego: «ya maricas, hay que cambiarse o qué… ¿quieren que les ponga su ropa?» y dicho lo anterior se empezó a quitar su ropa, todos los demás le siguieron y yo no podía creer lo que estaba viendo.
Bóxers, calzones y uno que otro suspensorio todos de diversos colores; en especial por Mau quien se veía genial con esos brazos ¡ufff! me estaba dando una erección.
Él volteó y me miró «Qué onda mi netito, ándale a cambiarse papá, o quieres que te ayude» me dijo Mauricio con tono burlón. Me excité aún más tras lo que me dijo así que rápidamente me metí a un WC donde esperé a que bajara mi erección y finalmente me cambié.
Salimos a escena e hicimos la obra con gran éxito, todo bien. Más tarde, ya en los camerinos de nuevo, Mauricio nos invitó a su casa a celebrar. Por alguna razón no se presentó nadie más que yo.
LO MÁS RECIENTE
Llegando a su casa me dice: «Qué onda, netito bebé, pasa rey siéntate… ya se me hacía que no venías».
El tipo me hablaba con tanta seguridad que yo estaba en shock. ¿»Bebé, rey»? Era obvio que empezó a celebrar solo y que ya estaba ebrio para cuando yo llegué, pero eso lógicamente me prendió aún más.
Se me paró por la situación y él de inmediato lo notó, y sin miramientos me dice «wooo pero qué tenemos aquí, mira nada más; el pequeño netito tiene un problemita, pero aquí está tu Mauri para ayudarte…» y tomándome totalmente por sorpresa me empezó a bajar el pantalón y los bóxer dejando al aire mi verga que estaba más erecta que nunca.
Contrario a lo que nunca me hubiera imaginado el tipo sexy y macho se hincó frente a mi y me chupó mis bolas, mi verga; estaba tan excitado que no me importo que estuviera borracho y que posiblemente al día siguiente el tipo negara todo. Yo iba a disfrutar esa noche pasase lo que pasase.
Me dijo «voltea esas nalgas» con una voz ronca y ebria y me di la media vuelta y empecé a sentir un líquido que bajaba por mi espalda, era cerveza fría; Mau me lamía el culito y tomaba su cerveza entre mis nalgas al mismo tiempo.
Uffff, cuando terminó me metió su rica verga en mi ya muy lubricado culo que guardaba restos de alcohol y su saliva, haciendo un lubricante extraño pero muy efectivo. Su trozo, que realmente no había visto bien antes de sentirlo en mi entrada, era como de unos 20 cm, delgado y curveado hacia arriba.
Apenas empezó a meterlo me dolía y me había gemir; «más despacio por favor» le decía.
«Despacio mis huevos… eres mio y te la comes» decía ya con voz de mando; había desaparecido el sumiso que momentos antes me la estaba chupando. Todo me tenía confundido, pero yo solo gemía y me retorcía de placer.
Hicimos varias poses: perrito, patitas al hombro, misionero y fue ahí donde más pude besarlo.
— Aaaaaaa me vengo, bebé — me gritó.
— Termina en mi culito, por favor. — le pedí.
— No, yo quiero que las comas — y dicho esto sacó su verga y puse mi cara para que me la llenara con tremendos chorros de leche caliente en mi boca.
Terminé de chupar su leche restante, con una sonrisa pícara lo mire y él me da unas cachetadas leves como niño bien portado. «Regálame un beso rey» lo bese aún con su leche aún en mi cara.
«Ahora tu netito… pégame en la cara con tu pito» y nuevamente se arrodilló y le restregaba mi verga, me chupaba mis bolas; abrió su boca y le terminé dando mi leche caliente…
Él se relamió todo, cuando entró su hermano Héctor tenía 18 años; nada feo; puso cara de sorprendido y al mismo tiempo sobando su verga, pero esa es otra historia.